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El otoño caliente independentista: «El 1-O volveremos al lugar del crimen»

El secesionimo anuncia que «la haremos gorda» en la Diada y «no habrá marcha atrás»

Decenas de independentistas bloquearon la estación de tren de Sants durante la huelga general del pasado 8 de noviembre / Efe
Decenas de independentistas bloquearon la estación de tren de Sants durante la huelga general del pasado 8 de noviembre / Efelarazon

El secesionimo anuncia que «la haremos gorda» en la Diada y «no habrá marcha atrás».

El independentismo prepara un nuevo otoño de alto voltaje, el segundo en apenas 12 meses después del desafío político y territorial más importante desde la Transición. Después de la tensión por elboicot al Rey y por la politización del primer aniversario del 17-A, los acontecimientos se precipitarán a la vuelta de vacaciones, con varias fechas marcadas en rojo en el calendario y con una ecuación difícil de resolver en Moncloa: el Gobierno de Pedro Sánchez depende en gran parte de los votos de Esquerra y el PDeCAT en el Congreso, un factor que Carles Puigdemont usará en su propio beneficio para presionar con un referéndum pactado a cambio de no dinamitar la legislatura.

Una hoja de ruta que la periodista Pilar Rahola y el abogado de Carles Puigdemont, Jaume Alonso Cuevillas, detallaron esta semana en un acto celebrado en Bellcaire d'Empordà. “¡Vamos a por todas! El11 de septiembre, deberemos reventar la Diagonal”, aseguró el letrado, que añadió: «El 1 de octubre tenemos que volver al lugar del crimen. Tenemos que volver a los colegios y alguna cosa pasará». Rahola, en un lenguaje beligerante, recordó a los suyos que “ir marcha atrás no sirve de nada”, por lo que aseveró: “Ya no haremos marcha atrás”. La periodista independentista anunció que “viene un otoño muy potente. Políticamente tenemos muy claro hacia donde vamos y que no conseguirán destruir nuestros derechos”. Rahola señaló también que con motivo del aniversario del 1-O las fuerzas independentistas deberían plantearse “parar el país”: “La debemos hacer gorda. Hirieron a nuestra gente”.

Y es que los “momentos” que prepara el independentismo, dispuesto a lograr cuotas de movilización social parecidas a las del año pasado, podrían resumirse en tres jornadas de las que dependerá gran parte de la estrategia política a seguir en Cataluña (y en el resto de España) durante los próximos meses. La parada inicial será en la Diada, la séptima desde que la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural organizaran en 2012 la primera gran manifestación independentista, que acabó con Artur Mas consumando su viraje soberanista.

Este año, las entidades independentistas se han propuesto llenar la avenida Diagonal de la capital catalana desde el palacio de Pedralbes hasta Glòries (prácticamente siete kilómetros) bajo el lema “Fem la República Catalana” (Hagamos la república catalana). Comoya es costumbre para esta fecha, la escenografía está pensada al detalle: las camisetas serán de color coral en homenaje a las bridas que sellaban las urnas del 1-O, habrá 38 tramos (en alusión a las comarcas catalanas) y a las 17.14 horas se producirá un “terremoto sonoro” querecorrerá la arteria barcelonesa. La coreografía será acompasada y servirá para exigir al presidente de la Generalitat, Quim Torra, que “haga efectivo el mandato del 1-O” y que “acabe el trabajo”. Un mensaje a tener en cuenta dado el carácter que ha adoptado la ANC en los últimos meses. La entidad se ha situado a la izquierda del Govern de Quim Torra y al lado de los Comités de Defensa de la República (CDR) a favor de la vía unilateral y de la presión constante en las calles.

Este 11-S, además, llegará precedido de la conferencia política que Quim Torra pronunciará a principios de septiembre para marcar las pautas a seguir a partir de ahora. El president esbozará así una nueva hoja de ruta independentista, que tendrá los presos y “la implantación de la república” como ejes principales. También está previsto que Carles Puigdemont active desde Bruselas el Consejo para la República, un altavoz internacional desde donde seguir promocionando el proceso soberanista catalán en el extranjero.

El segundo y gran “momentum” que prepara el independentismollegará el próximo 1 de octubre, fecha señalada para reactivar la escalada de tensión a propósito del aniversario del referéndum ilegal del otoño pasado. Justo entonces, Carles Puigdemont aprovechará para convertir la Crida Nacional per la República en un nuevo partido político con el que pretende absorber primero al PDeCAT y luego a Esquerra -los republicanos se han negado- con el objetivo de presentarse a las urnas como fuerza unitaria del soberanismo. Apenas un día después se celebrará en el Parlament el debate de política general, previsto en plena efervescencia política y con la cuestión de los diputados suspendidos como granprueba de fuego para medir las relaciones entre Junts per Catalunya y Esquerra.

El debate de fondo entre ambas formaciones es, a su vez, el gran dilema independentista: ¿provocar elecciones tras orquestar un nuevo otoño caliente o alargar la legislatura para ensanchar la base de apoyo soberanista? El entorno de Puigdemont, con Torra a la cabeza, se inclina por la primera opción frente al plan a largo plazo de Esquerra. Eso sí, cabe tener en cuenta que la potestad para disolver el Parlament y llamar a los catalanes a las urnas la podrá ejercer en exclusiva el president de la Generalitat a partir del 27 de octubre, la tercera fecha marcada

en rojo en el calendario catalán.

Entre medias está previsto que se celebre la segunda reunión entre Quim Torra y Pedro Sánchez, que debe producirse en la plaza Sant Jaume. El Govern tiene previsto tensar la cuerda al máximo y poner el referéndum encima de la mesa, una propuesta que el PSOE no está dispuesto a aceptar de ninguna manera. Entonces, la partida se trasladará también al Congreso de los Diputados, con Puigdemont controlando “de facto” el grupo parlamentario del PDeCAT, liderado ahora por la dirigente Miriam Nogueras, de su máxima confianza.

La verdadera batalla se librará coincidiendo con el juicio a los dirigentes independentistas presos. “No aceptaremos sentencias de escarmiento”, señalan desde el Govern. Torra incluso va más allá y coquetea con la desobediencia: “No aceptaremos ninguna sentencia que no sea el archivo de una causa injusta”. La estrategia de fondo del círculo de Puigdemont es aprovechar el juicio para provocar elecciones y conseguir una holgada mayoría, ya sea en otoño o en primavera del año que viene coincidiendo con los comicios municipales.