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El padre de Younes: «Queremos enterrar a mis hijos en Marruecos»
El cónsul de Rabat en Gerona ofrece «todo el apoyo» al progenitor de dos de los terroristas para la repatriación
El cónsul de Rabat en Gerona ofrece «todo el apoyo» al progenitor de dos de los terroristas para la repatriación.
El padre de Younes Abouyaaqoub pidió ayer ayuda al cónsul de Marruecos en Gerona para repatriar los cuerpos de sus hijos, Younes (22 años) y Houssaine (20), abatidos ambos por los Mossos de Esquadra en Subirats, después de cuatro días de huida, y Cambrils, respectivamente. Lo hizo en una reunión de la comunidad musulmana celebrada en el centro social de Ripoll, donde se concentraron ayer sobre las 16:00 horas con el cónsul de Marruecos en la provincia, la vicecónsul y el secretario de la institución. Las autoridades explicaron que, por supuesto, no habría problemas en ese sentido y que todos tendrían todo el apoyo del consulado.
El encuentro, celebrado en árabe, se produjo menos de 24 horas después de que Younes fuera finalmente abatido entre unos viñedos tras cuatro días en paradero desconocido. A un lado estaban sentados los hombres y, al otro, las mujeres con algunos niños pequeños. La reunión también sirvió para que todos se vieran después de que ocurrieran los hechos. Muchos se acercaron a los padres de los terroristas para mostrar sus condolencias por la muerte de la mayoría de ellos. Bastante afectado se encontraba el padre de los hermanos Aalla: de Said, fallecido en Cambrils; Yousef, probablemente uno de los cuerpos de Alcanar aunque en teoría sigue desaparecido, y de Mohamed, propietario del Audi con el que llegaron a Cambrils y que ayer pasó a disposición judicial ya en la Audiencia Nacional.
También se encontraban en la reunión de la comunidad musulmana de Ripoll (680 vecinos, un 6%) el padre de Younes y Houssaine, que no levantaba la cabeza escondiéndola entre sus manos y el hermano mayor de éstos, Hicham, de unos 28 años y bastante entero. «No se puede hacer nada», dijo a la salida antes de montarse en su coche. El padre, por su parte, dijo estar muy preocupado por su mujer, «algo mejor» que el día anterior (cuando Younes murió abatido) pero aún en cama.
Uno de los momentos más tensos de la reunión fue cuando muchos recriminaron a los responsables de la mezquita, también presentes, el no haber «controlado de alguna manera» al imán, al que ayer todos culpaban de que sus hijos, hermanos, primos y vecinos hubieran cometido esa barbarie. «¿Qué íbamos a hacer? ¿Pedir antecedentes penales a todos? ¿A ti te los piden en tu trabajo?», se excusó uno de los responsables del templo nuevo donde supuestamente el imán, Abdelbaki es Satty (muerto en la explosión de Alcanar), habría comenzado a captar a estos chicos.
Algunos vecinos musulmanes que hablaron con este diario atribuían este cambio de mezquita a que el imán no quería «entregar papeles a los Mossos» acerca de quienes frecuentaban el templo ni dar demasiadas explicaciones sobre el pasado de cada uno. Quizás se sintió presionado por sus antecedentes penales y por eso decidió abrir una nueva mezquita. «No nos pueden mandar a alguien así, tenéis que hacer más controles», espetó un familiar de los Oukabir.
«No debemos enfrentarnos entre nosotros, da igual que unos sean rifeños y otros no, somos todos musulmanes y tenemos que mostrarnos más unidos que nunca. Y sobre todo no tenemos que buscar culpables entre nosotros», dijo una de las mujeres que estos días está haciendo de portavoz de la comunidad musulmana, Wafa Marsi. «Esos chicos eran nuestros hijos, hermanos... Nos podía haber pasado a cualquiera. Ahora están muertos y ni siquiera podemos llorar su muerte a gusto. Han decidido morir matando ¿qué nos ha pasado? ¿cuándo nos hemos despistado?», expresó entre lágrimas.
Los educadores y miembros de la concejalía de Asuntos Sociales de Ripoll no han querido hacer declaraciones por estar «muy afectados» con la noticia, según la responsable de prensa municipal.
En otro momento del encuentro, la mujer de Salah El Karib, también detenido y a disposición judicial por ser el propietario del locutorio desde donde se vendieron los billetes de avión de alguno de los implicados, expresó al cónsul su malestar por el «mal trato» recibido por los Mossos de Escuadra cuando entraron en sus casas. «Me han quitado el móvil, el de mi madre... nos miraban mal, no nos decían qué pasaba ni por qué se llevaban a marido», se quejó.
El encuentro entre musulmanes terminó de forma precipitada tras un mareo y ataque de ansiedad de una de las mujeres, probablemente familiar de algún terrorista. La mujer se cayó al suelo y trataron de calmar su llanto incontrolado.
Tras la reunión los hombres se dirigieron al ayuntamiento. Al parecer quieren preparar a los chicos antes de que empiece el colegio para evitar brotes de racismo o exclusión. Y es que por la mañana también hubo un altercado entre ellos (se han creado dos facciones enfrentadas entre los musulmanes) frente al bar Esperanza, donde se juntan ellos, y hasta tuvo que intervenir la Guardia Civil.
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