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El «pequeño Nicolás», desde su refugio: «De momento soy presunto y nadie me ha denunciado»

El «pequeño Nicolás», desde su refugio: «De momento soy presunto y nadie me ha denunciado»
El «pequeño Nicolás», desde su refugio: «De momento soy presunto y nadie me ha denunciado»larazon

LA RAZÓN habla en exclusiva con el entorno más cercano de la persona más buscada del país.

Es el hombre más buscado de nuestro país. Francisco Nicolás Gómez Iglesias (20 años) no ha dejado a nadie indiferente desde que su historia saltó a los medios de comunicación tras su detención el pasado 14 de octubre. Pícaro, impostor, estafador, todos estos adjetivos han servido para referirse a él, pero, según ha podido saber LA RAZÓN, el bautizado como «pequeño Nicolás» no se siente como tal. «De momento soy presunto y nadie me ha denunciado», ha comentado el joven a su círculo más cercano. La realidad es que sus allegados no se refieren a él como Nicolás. El joven prefiere que le llamen Fran. Así que de aquí en adelante hablaremos de él como sus personas de confianza nos indican.

El joven accedió el pasado 19 de junio al besamanos de los nuevos Reyes de España y colecciona fotografías con grandes empresarios y algunos de los políticos más importantes del país. Sin embargo, no se considera ningún «cazafotos», según explicó su entorno más próximo en declaraciones exclusivas a este diario. «Sigo teniendo muchísimo apoyo de mis amigos, tanto políticos como empresarios», aseguró el «pequeño Nicolás» a sus familiares. El chaval «no echa de menos que los políticos y los empresarios con los que tiene amistad le respalden en público, porque muchos de ellos le han mostrado su apoyo a través de mensajes o llamadas. Es normal que no lo defiendan públicamente ahora mismo con la que está cayendo», indicó su círculo más próximo.

LA RAZÓN ha podido conocer de primera mano cómo es el día a día de Francisco Nicolás en su refugio, alejado del foco mediático. Está tranquilo, según sus familiares. Además, cuenta con el apoyo incondicional de todos ellos. Para ocultarse, su entorno ha tomado todas las medidas necesarias. «Ni siquiera sus amigos saben dónde se encuentra, sólo habla con ellos a través de mensajes de WhatsApp», apuntan.

Sin fecha de regreso

Pese al chaparrón al que está teniendo que hacer frente, el joven sigue manteniendo el sentido del humor. «Se toma a risa todo lo que cuentan, porque casi todo lo que aparece en los medios es mentira», indican. Respecto a su vuelta a su actividad diaria, nadie de sus allegados tiene claro cuándo podrá salir de su escondite. Los abogados del «pequeño Nicolás» le han recomendado no hablar con la Prensa; por eso, ha denegado las ofertas de seis cifras de dos cadenas de televisión. Por si fuera poco, el tirón mediático del joven es tal, que «incluso le han ofrecido escribir un libro autobiográfico», pese a su corta edad.

Diversas informaciones han apuntado la vinculación del joven madrileño con el CNI. Sin embargo, él niega su pertenencia al servicio de inteligencia. No obstante, «sí que ha colaborado con ellos en lo que le han pedido», dijo un familiar, que apostilló: «Él siempre ha dicho que ‘‘cualquier persona o institución podrá contar conmigo para ayudar a los intereses de España’’». Y es que el joven, según los que le conocen, está muy interesado en defender la unidad de nuestro país. Pese a la noticia de que el servicio de inteligencia quisiera contar con sus servicios, el joven nunca titubeó ni se vio sorprendido por sus llamadas.

Orgulloso de sus padres

Fran ha sido catalogado como un chico de clase media-baja con ínfulas de millonario. De hecho, sus vecinos del barrio madrileño de Prosperidad le apodaron el «Marqués de Prosperidad». El joven vivía con su abuela en la calle Maudes –cercana a la rotonda de Cuatro Caminos–, en el distrito de Chamartín hasta que decidiera desaparecer del mapa. Algunos de los vecinos del edificio de su abuela aseguraban que se avergonzaba de su familia. No obstante, él niega la mayor. «Siempre ha estado muy orgulloso de sus padres. Además, su padre nunca ha sido repartidor ni su madre una trabajadora de atención al cliente, como se ha publicado», explican fuentes de la familia.

«A día de hoy no tengo ni una denuncia», le ha dicho el joven a los suyos para tranquilizarlos en estos duros momentos, como ellos mismos relatan a este diario. «Hay una sola declaración de un empresario supuestamente estafado pero que ha reconocido no sentirse como tal», señalaron. Asimismo, añadió: «Intentaron obligar al empresario a que denunciara y no quiso». Sus allegados ven la detención de Fran como un hecho «muy extraño». «Le detuvo asuntos internos en lugar de la Policía. Por si fuera poco, no tenían ninguna denuncia en firme. Eso es muy raro», indicaron. «Cuando me detuvieron no sentí nada en especial, simplemente alucinaba», afirman que les dijo el joven, que sólo fue esposado en el momento de su detención. Así, sólo tomó leche y galletas en el tiempo que pasó en el calabozo.

Fran espera en su retiro la decisión judicial sin ponerse nervioso. «No le molesta que le digan estafador porque la Justicia lo aclarará y la mejor manera de responder a las acusaciones es esperar la sentencia. Él confía totalmente en la Justicia», explicó su círculo más próximo. Sus familiares están seguros de que Fran no ha engañado a nadie y cierran filas en torno a él.

«Nunca me he colado en ningún sitio. Siempre he acudido con invitación personal. Lo de impostor es mentira, pero lo de estafador aún más», explicó el «pequeño Nicolás».

Así, espera retomar pronto sus estudios de Derecho en el Colegio Universitario de Estudios Financieros (Cunef) para no perder el año entero.

Fran ha optado por tomarse las informaciones que se publican sobre él con filosofía, al menos hasta el momento. De hecho, hasta su mote «pequeño Nicolás», le hace gracia, no le molesta, porque «a todo se acostumbra uno», dicen sus familiares. «Las tonterías se las toma más a cachondeo que con enfado», añaden. «Nunca se ha gastado ni 1.000 ni 2.000 euros en una fiesta. Ni mucho menos 20.000 euros en una sola noche. Es verdad que cuando sale de discotecas suele optar por reservados, como todos sus amigos, pero las botellas valen 100 euros y las pagan entre todos los amigos o a veces invita él, pero eso no quiere decir que vaya por la vida despilfarrando el dinero», aclaró un familiar.

Con respecto al chalé de El Viso en Madrid, que estaba alquilado por 5.000 euros al mes por una constructora a la que Fran ofreció importantes clientes, el joven ha dicho a su entorno que nunca organizó ninguna fiesta allí, «sólo iba a tomar alguna copa de vez en cuando con sus amigos», aclararon.

Además, el joven mantiene que «siempre lo he utilizado de forma lícita», según relata su entorno a LA RAZÓN. Por otro lado, aclaran que el «pequeño Nicolás» también tenía acceso a otro chalé en la zona de El Viso. Pero desde pequeño ha sido el protagonista de varias fiestas, siempre celebradas en casas de lujo de la capital. De hecho, una de sus amigas de la infancia explicó que, cuando tenían 16 años, disfrutaron de algunas fiestas en una casa de la zona residencial de Puerta de Hierro, al norte de Madrid.