El desafío independentista
El plan de Mas recibirá el rechazo de los diputados catalanes: 25 contra 22
La mayoría de los parlamentarios escogidos en Cataluña (47)se sumarán a la oposición contra el soberanismo
«Alea jacta est», dijo Julio César cuando atravesó el Rubicón y se lanzó a la conquista del poder en Roma. Hoy, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, también pasa su Rubicón particular aunque, a diferencia de César, el adalid del derecho a decidir no va en la vanguardia de los suyos. Se queda a buen recaudo, en retaguardia. Con su ausencia, Mas ha quedado en evidencia. Los soberanistas catalanes han querido privar a su líder del revolcón. No asumirá el revés en primera persona. Lo verá por televisión. Nunca sabremos si por miedo escénico no estará en su primera gran batalla.
La derrota será sonrojante, y no sólo por la amplísima mayoría del Congreso (302 de los 350, el 86 por ciento) que rechazará la propuesta de CiU, ERC e ICV para ceder a la Generalitat la competencia sobre referendos. La mayoría también será visible entre los diputados del Congreso escogidos en la comunidad de Cataluña, un total de 47. La mayoría del no (un total de 25 diputados) está compuesta por 14 diputados socialistas y 11 populares. El sí (22) lo representan los 16 de Convergència i Unió, los 3 diputados republicanos, 3 de Iniciativa per Catalunya-Verds. Tantos meses representando a la mayoría del pueblo catalán, de ser la viva imagen de la democracia para acabar asumiendo que los diputados catalanes elegidos democráticamente dicen no a una consulta, hoy por hoy, ilegal.
Primeras espadas sin Mas
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba intervendrán para contestar a Marta Rovira (ERC), Jordi Turull (CiU) y Joan Herrera (ICV), los tres diputados del Parlament de Cataluña que defenderán la solicitud de competencias en materia de referendos. También intervendrá el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, en nombre de los nacionalistas catalanes.
Mas calculó mal. No quiso dar la cara como hizo el lehendakari Ibarreche, que asumió en primera persona los riesgos de su propuesta y también su derrota. «Si el presidente de Cataluña va allí y sale con la cola entre las piernas, derrotado, para ellos es una victoria y yo creo que esta victoria no se la tengo que dar», afirmó recientemente el titular de la Generalitat. Mas asumió que sus adversarios «persiguen, sobre todo, la imagen que tuvieron con el lendakari Ibarreche», en alusión a la derrota que el dirigente del PNV sufrió en en febrero de 2005 por 313 votos en contra cuando defendió su plan soberanista. En aquella ocasión, Ibarreche abandonó el Congreso sin esperar a la votación entre una nube de cámaras.
Mas, en cambio, optará por seguir la sesión a través de la televisión, aunque dijo que a él le hubiera gustado ir este martes al Congreso. Sin embargo, el inevitable descalabro le ha disuadido. En todo caso, el presidente de la Generalitat subrayó que el proceso soberanista no se acabará en Madrid esta semana. «Se puede decir no a una ley –la que pide el traspaso de la competencia sobre referendos–, pero no se puede parar la voluntad del pueblo de Cataluña», advirtió, convencido de que una ola popular reclama en Cataluña una consulta de autodeterminación.
Con este panorama, los soberanistas afrontan el debate como un mero trámite. Saben lo que les dirán. Incluidos los diputados catalanes presentes en el hemiciclo. Quieren que les digan que no. Es la excusa para justificar su nuevo paso adelante, envueltos en el manto de la voluntad de la mayoría. Su único interés, en todo caso, es lograr que diputados del PSC rompan la disciplina de voto para que la familia socialista continúe desangrándose. En principio no tendrán esta victoria y el socialismo no romperá filas.
Los soberanistas se presentarán como una opción transversal que llega a todas las clases sociales y sobrepasa a los orígenes. La pasada semana Mas y Pujol insistieron. Contestando a Rajoy cuando afirmó que «el pueblo catalán y el resto de los españoles están mezclados, tienen la misma sangre», Mas dijo que «la mezcla de sangre no nos hace iguales».
El ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol fue más allá: la independencia es mayoritaria porque la apoyan los «chonis», un despectivo calificativo racial hacia los descendientes de los españoles, y los Fernández.
Las encuestas lo desmienten. Según la última publicada por «El Periódico»–analizada por el diario digital crónica global–, la amplia mayoría es más difusa. Los chonis no están por la labor. Los Fernández tampoco. Los catalanoparlantes partidarios de la independencia suman un 68,8 por ciento, los bilingües apenas un 36 por ciento y los castellanoparlantes sólo un 15,4 por ciento. Los castellanoparlantes contrarios a la independencia son un 58 por ciento. Si se atiende al lugar de nacimiento de los padres, si los dos son catalanes los partidarios de la separación son un 54 por ciento contra un 18,4 por ciento. Si los padres no son catalanes el porcentaje varía sustancialmente. Un 75 por ciento es contrario y sólo un 12,3 por ciento es favorable. Si uno de los padres es catalán el 22,4 por ciento es independentista, un 53,7 por ciento no. Los catalanes de nacimiento son independentistas en un 54 por ciento, un 24 por cientorechaza la separación. Por su parte, los catalanes de adopción se muestran mayoritariamente contrarios, un 57,5 por ciento, y sólo un 14,6 a favor. Lo dicho, ni los «chonis» ni los Fernández apoyan lo que los soberanistas llaman «la causa», una suerte de Cruzada.
✕
Accede a tu cuenta para comentar