Elecciones generales

El plan que ocultó Sánchez: pactar con Rivera si no suma con Iglesias

Pese a negarlo, el 29-A mirará a Ciudadanos si la derecha no suma y si su mayoría con Podemos y el PNV necesita a los independentistas

Pedro Sánchez compartió ayer mitin con Rodríguez Ibarra, que respaldó la tesis de que el PSOE no ha pactado con los independentistas / Efe
Pedro Sánchez compartió ayer mitin con Rodríguez Ibarra, que respaldó la tesis de que el PSOE no ha pactado con los independentistas / Efelarazon

Pese a negarlo, el 29-A mirará a Ciudadanos si la derecha no suma y si su mayoría con Podemos y el PNV necesita a los independentistas.

«No está en mis planes pactar con quien me pone un cordón sanitario». Pedro Sánchez se vio forzado el martes –con esta frase en Atresmedia– a cegar la fuga de voto hacia Unidas Podemos que dejó abierta en el debate del lunes en RTVE. Pablo Iglesias rentabilizó en esta primera vuelta la ambigüedad del candidato socialista al respecto de las futuras alianzas con Albert Rivera, pues el eje de campaña del líder morado es identificarse como «garantía» de que esta entente no llegará a producirse, si su partido está fuerte. Iglesias obligó a Sánchez a retratarse sobre un asunto que no está ni mucho menos cerrado. Es más, en Ferraz se aferraban ayer a la literalidad de la frase
–sin nombrar a Ciudadanos– y haciendo hincapié en el «cordón sanitario» para descargar la responsabilidad de la falta de entendimiento en la formación de Rivera. Hasta el domingo la hoja de ruta es defender un gobierno en solitario, «el día 29, ya veremos las alianzas».

De hecho, en «los planes de Sánchez» sí está llegar a pactar con Rivera, aunque para ello deban darse una serie de condiciones previas. La principal: que las derechas no sumen. En el gabinete del presidente del Gobierno asumen que en caso de que PP, Ciudadanos y Vox logren una mayoría, la materializarán en forma de alianza. Solo si esto no se produce, entrará en juego un nuevo escenario que, no obstante, también tiene varias aristas. En concreto, el resultado del PSOE debe ser «incontestable» como fuerza más votada de manera que Rivera no pueda negar la «legitimidad» de un Sánchez, cuya mayoría bebe del voto directo de los españoles en una urna y no de una moción de censura. Esta mayoría socialista no sería, en todo caso, lo suficientemente solvente como para gobernar en solitario ni abarcar el «tercer espacio» que aspiran a abrir con Podemos y el PNV. La «bala» de Rivera permanecería en la recámara por si la calculadora obligara a recurrir a los independentistas.

En tal caso, se colocaría a Ciudadanos en la tesitura de facilitar un gobierno sin ataduras soberanistas o abocar al país de nuevo al bloqueo y la inestabilidad. La capacidad para cortar el cordón sanitario de Rivera va a depender del resultado que obtengan los naranjas en las elecciones y la fortaleza de su líder para negociar tras los comicios. Un buen resultado complicaría este escenario, mientras que si Cs ve amenazada su posición por Vox, intentaría evitar la expectativa de una repetición electoral ante el riesgo de verse «sorpassado» en unos futuros comicios.

En el PSOE celebran el resultado del debate y presentan a Sánchez como la «estabilidad» y la «certidumbre» frente a la imagen de las dos derechas «despedazándose» en televisión o en plena pugna por el fichaje de Ángel Garrido. «¿Cómo van a gobernar juntos PP y Ciudadanos?», se preguntan en el entorno del presidente. Una guerra abierta ante la que el PSOE deja hacer y se frota las manos por el desgaste y la división del voto que puede acarrear a sendos partidos. No obstante, mantienen viva la amenaza de que «la suma derechas puede llegar a darse», porque mientras Rivera es el «más tensionado», «Vox todavía no ha tocado techo» y sigue «su camino en solitario».

Los socialistas elevan sus críticas hacia Ciudadanos a quienes definen como «un partido de mercenarios» por los fichajes en todas direcciones y resuelven que, al menos en su caso –en el de la ex del PSOE Soraya Rodríguez que entró en la lista europea– no aceptarán su «devolución». En Ferraz sostienen que las encuestas sobredimensionan a los de Rivera, porque este partido ha «decepcionado» las expectativas que muchos votantes depositaron en ellos. «Han pasado de defender la regeneración democrática a encamarse con los involucionistas». Sánchez mira al centro y apura sus opciones de captar votantes de Ciudadanos.