Política
El PP no negociará el relevo de Rajoy a cambio del Gobierno
Desde el «respeto» a su programa, abre la puerta a un debate sobre la reforma de la Constitución, la ley electoral o la financiación
Mariano Rajoy presidió ayer la reunión del Comité de Dirección del Partido Popular (PP). Y al finalizar esta reunión, una especie de «maitines» que celebran todos los lunes desde las autonómicas y municipales, y en la que la cúpula popular discute la estrategia y la agenda semanal, el portavoz del partido, Pablo Casado, cerró con un rotundo portazo la discusión sobre si una negociación para asegurarse el futuro Gobierno podría incluir el relevo de Mariano Rajoy como candidato a la presidencia con el objetivo de facilitar la articulación de un gran acuerdo nacional con el PSOE y con Ciudadanos.
Desde la dirección popular, y en un mensaje concertado con Rajoy, advierten de que a la política nacional no le conviene copiar el «mercadeo» en el que han convertido «el tablero catalán los independentistas». El Partido Popular señala que ante una hipotética negociación con los socialistas y con Ciudadanos para articular un Gobierno constitucionalista, «su única línea roja» es el respeto a los ejes principales de su programa electoral y a lo que representan sus siglas. En ese sentido, Rajoy está por ejemplo dándole vueltas al debate sobre la reforma constitucional y, como confirmó ayer Casado, sí está dispuesto a estudiar propuestas que redunden en un perfeccionamiento institucional, dentro del consenso. Entre ellas, la reforma electoral, la actualización del reglamento del Congreso o del Senado, la modificación de la financiación autonómica... Es previsible, de hecho, que Rajoy haga algún guiño a este debate en su sesión de investidura, pero no planteará ninguna modificación que obligue a ir a Cortes Constituyentes.
Ahora bien, si es cierto que por un lado sí está revisando su posición en esta materia, por contra el PP rechaza categóricamente colocar en la mesa de negociación la «cabeza» de Rajoy para facilitar el supuesto acercamiento al PSOE o a Ciudadanos. Él será su candidato a la sesión de investidura, que podría celebrarse a finales de mes. En la dirección popular dan por hecho que pese a la presión del desafío independentista, el PSOE no se moverá antes de ese primer examen de Mariano Rajoy. Y que el presidente en funciones no conseguirá la mayoría absoluta en primera votación y perderá también la segunda votación al no abstenerse los socialistas y no conseguir la mayoría simple sólo con Ciudadanos. A partir de ahí empezará una nueva etapa, en la que en el cálculo popular no descartan que en última instancia Sánchez sí pueda llegar a abstenerse para evitar nuevas elecciones, por la presión interna de los «barones» y por la presión del debate público si el nuevo Gobierno independentista entra al galope en la agenda para la «desconexión».
El PP dice que entiende que para facilitar el acuerdo «todos tenemos que hacer cesiones», también ellos. Pero blindan la figura de Rajoy con el argumento de que fue el candidato más votado en la elecciones del 20 de diciembre, y que los ciudadanos lo que quieren es que los partidos se pongan de acuerdo en un programa que atienda a sus intereses, y no que se pierdan en discusiones personalistas y en el «quítate tú para ponerme yo».
Pese a la revisión interna y la autocrítica que se hace en determinados sectores de la organización, de este cierre de filas con Rajoy no se moverán salvo que se quede fuera del Gobierno por el pacto de izquierdas o se resuelvan unas nuevas elecciones. A no ser que él, por decisión personal, modifique esta hoja de ruta.
Desde Moncloa y desde la dirección popular insistirán en público y en privado en la presión al Partido Socialista bajo el mensaje de la unidad de España y de la necesidad de activar un Gobierno constitucionalista que dé seguridad en lugar de prolongar un periodo de incertidumbre y de ineficacia política en Madrid. Pero sin que Rajoy rompa su compromiso de mantener sólo como interlocutor al secretario general del PSOE, aunque en su partido haya voces como la de la presidenta andaluza, Susana Díaz, más dispuestas a escucharle.
Fases
Una vez que mañana se resuelva la constitución de las Cortes Generales, en Moncloa se volcarán en preparar el discurso de investidura. Y una vez pasado ese trámite, creen que se abrirá una nueva etapa de la negociación. «El ritmo que se marque en Cataluña influirá en la presión en Madrid y en el PSOE. Por el bien del país sería bueno que cuanto antes aclaremos si vamos a buscar el acuerdo o si hay que ir a elecciones», defienden desde la dirección del PP.
Ayer, Pablo Casado insistió en la disposición de su partido a negociar para evitar que los españoles tengan que someterse a un nuevo proceso electoral. «Los programas electorales no son fines, sino que son los medios. Y la gente quiere que nos entendamos en propuestas que sirvan para mejorar sus vidas», concluyó en una comparecencia en la sede nacional del partido.