El desafío independentista

El president hará un plebiscito si Rajoy no acepta la consulta en 2014

Artur Mas, durante su intervención en el debate de política general en el Parlamento catalán
Artur Mas, durante su intervención en el debate de política general en el Parlamento catalánlarazon

El presidente catalán, Artur Mas afirmó que antes de acabar 2013 dará a conocer la pregunta y la fecha de la consulta pero que si el Estado no se lo permite se verá abocado a convocar elecciones

Ni un paso atrás. Quienes esperaban que Artur Mas modulara su desafío soberanista tras las peticiones de Josep Antoni Duran Lleida para dar cabida a más proyectos que la independencia se equivocaban. El presidente de la Generalitat abrió ayer el debate de política general en Cataluña y lo hizo sosteniendo su rumbo hacia el Estado propio punto por punto. Su idea continúa siendo la de convocar en 2014 una consulta «acordada con el Estado o, como mínimo, en un marco de tolerancia». ¿Y si no hay acuerdo? «Estoy dispuesto a utilizar, como presidente de la Generalitat, todos los instrumentos democráticos legales a mi alcance con el fin de facilitar que el pueblo de Cataluña pueda decidir libremente su futuro como país, incluida la convocatoria de elecciones», advirtió el líder nacionalista.

El aviso de Mas clarifica el calendario del viaje soberanista. Por una parte, el presidente catalán se da un año para llegar a un acuerdo con el Gobierno y se compromete a «aprovechar cualquier rendija para el diálogo con las instituciones del Estado» y, por otra parte, anuncia la convocatoria de un plebiscito electoral en el caso de que las conversaciones fracasen. Estas elecciones se celebrarían, muy probablemente, en 2015, ya que ERC no sostendría hasta 2016 a un gobierno al que apoya, básicamente, con un objetivo, el de posibilitar una votación para la autodeterminación de Cataluña.

Mas dedicó la primera parte de su intervención en el Parlament a explicar su argumentario soberanista. Comenzó arremetiendo contra los poderes del Estado por recortar el Estatut y por no conceder a Cataluña un pacto fiscal en la línea del concierto económico del País Vasco. «Cataluña siente afecto por España, la quiere, pero ya no confía en el Estado español», dijo apropiándose del sentir de todos los catalanes.

Y no acabó aquí su embestida, ya que también trajo a colación las últimas manifestaciones soberanistas que se han producido en Cataluña para lanzar otro aviso dirigido al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy: «Esta vez, incluso el Estado, normalmente altivo y disciplente con las cuestiones nacionales catalanas, casi siempre tan perdonavidas como ignorante, no tiene más remedio que constatar que tiene un problema. Y muy grande».

Ese problema consiste en que Mas piensa propulsar la ola soberanista en Cataluña hasta tratar de convertirla en un tsunami. El líder nacionalista fue claro en este sentido: «Las minorías no pueden ni deben obstaculizar el camino que las mayorías han decidido tomar, siempre que este camino se exprese de forma democrática y pacífica». De esta manera quiso ahuyentar a PP y a Ciutadans de toda idea de resistirse al derecho a decidir, ya que, subrayó Mas, cuenta con el apoyo de 107 de los 135 diputados catalanes. En todo caso, el líder nacionalista prometió hacer las cosas de tal manera «que no se sientan expulsadas del proyecto común».

El presidente retomó el discurso soberanista en el tramo final de su intervención, seguido atentamente desde la tribuna de invitados por los brazos civiles del independentismo –Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural–, cuyas máximas dirigentes, Carme Forcadell y Muriel Casals, quisieron comprobar en primera persona que Mas no se desvía del camino hacia la independencia.

«Cuando en un país se plantean las situaciones históricas que vivimos en Cataluña, sólo hay una solución: votar. Confío en que votaremos el año que viene, en una consulta específica. Y a partir de aquí, a construir juntos. Los que ganen la consulta y los que no la ganen», pidió el líder de CiU.

Contrario a la colisión con el Gobierno, el líder de Unió Democràtica, Josep Antoni Duran Lleida, que ayer fue distinguido con la Cruz del Comendador de la orden al Mérito de la República de Polonia, pidió diálogo en este acto celebrado en la embajada de Polonia. «Nuestra lengua no es el polaco, detrás de la lengua hay una voluntad de ser, todo un conjunto muy complejo de circunstancias que quisiéramos que fuesen reconocidas», dijo.