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El president pide ayuda a Rajoy para evitar el colapso de Cataluña
Rajoy reivindica España ante Mas «como un gran equipo solidario». En una reunión discreta, abordan el techo del déficit y los presupuestos catalanes. El presidente de la Generalitat aparca el proceso soberanista por unas horas
Tras la última reunión entre Mariano Rajoy y Artur Mas en La Moncloa, que a petición del presidente de la Generalitat se celebró con tanta discreción que no hay ni una fotografía, el encuentro ayer entre los dos mandatarios en Barcelona, con motivo de la celebración del Salón del Automóvil, había despertado una enorme expectación.
Tras la última reunión entre Mariano Rajoy y Artur Mas en La Moncloa, que a petición del presidente de la Generalitat se celebró con tanta discreción que no hay ni una fotografía, el encuentro ayer entre los dos mandatarios en Barcelona, con motivo de la celebración del Salón del Automóvil, había despertado una enorme expectación. Sobre todo, después de una semana en la que Cataluña ha apretado el acelerador de la secesión. Sin embargo, Mas, asfixiado por la delicada situación financiera que atraviesa la Generalitat, obvió el debate identitario, más aún cuando el acuerdo para relajar el objetivo de déficit de Cataluña está a punto de caramelo. Sólo Rajoy, durante su discurso ante una cincuentena de empresarios del sector del automóvil, pasó de puntillas sobre las discrepancias que uno y otro tienen sobre el encaje de Cataluña en España. En un mensaje conciliador, el presidente del Gobierno reivindicó ante Mas el valor de «España como un gran equipo plural, abierto y solidario», que «cuanto más grande sea y más trabaje en común, más capaz será de aspirar a ser cada vez mejor».
Las palabras de Rajoy, «no podemos esperar a nada grande si no somos grandes», en el contexto político actual, se interpretaron como un llamamiento a Cataluña para que repiense su deriva soberanista.
Además, el presidente del Gobierno reconoció con destreza el papel que Cataluña ha jugado en la economía del conjunto del país. Y recordó a «las miles de personas que vinieron a buscarse un porvenir en la industria automovilística», que al margen de trabajo, «encontraron la cálida acogida de una sociedad abierta e inclusiva que conformaron la Cataluña de ahora, un punto de encuentro y de convivencia, espejo de la pluralidad de nuestro país».
Un encuentro de 20 minutos
Mas, en cambio, hábilmente esquivó el debate ideológico tanto en su discurso y como en el discreto encuentro que tuvo mano a mano con el presidente del Gobierno. Tras el almuerzo con empresarios del sector del automóvil, en el hotel Miramar, a la hora de los cafés, Mas y Rajoy abandonaron la mesa presidencial para charlar 20 minutos a solas. Según desveló luego el president de la Generalitat, retomaron la conversación de su última cita. Hablaron estrictamente de economía, sobre cómo relajar el objetivo de déficit para Cataluña sin que los barones del PP pongan el grito en el cielo. La cifra final del objetivo de déficit es crucial para Cataluña, que se ha negado a presentar unos presupuestos hasta conocer qué tanto por ciento se le otorga.
Aunque el Gobierno ha dado provisionalmente un objetivo de déficit del 1,2 por ciento a las comunidades autónomas, el Gobierno catalán reclama que les debería corresponder un tercio del déficit del conjunto de las administraciones del Estado, que suma un 6,3 por ciento del PIB, o sea, un techo del 2,1 por ciento.
Si en privado habló de déficit y de los presupuestos de la Generalitat, en público, ante los empresarios y a sabiendas de que todo lo que diría iba a ser seguido por los periodistas a través de un plasma, reconoció los esfuerzos de la industria automovilística para dejar atrás la crisis y reclamó para ya el corredor del Mediterráneo. «Confiamos en que este año se desbloquee el corredor», dijo, «lo necesitamos como el pan». Rajoy recogió el guante y le respondió que «así será».
Teniendo en cuenta que, tal y como explicó el presidente del Gobierno, nueve de cada diez vehículos que se fabrican en España se exportan, el corredor mediterráneo es crucial para la industria automovilísitica, que sólo en Cataluña concentra el 25 por ciento del sector. Además de dar salida a los coches fabricados por Nissan y Seat, en Cataluña, y por Ford, en Valencia, los vehículos que vienen de Asia se distribuirían a Europa en 24 horas a través de los puertos del Mediterráneo –ahora, tardan cinco días extra para llegar en barco a Reino Unido–.
Rajoy, que se topó con un escrache de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca antes de acceder al Salón del Automóvil, anunció inversiones extranjeras por 1.000 millones de euros para el sector. Y, con el optimismo por bandera, aplaudió la mejora de la balanza comercial y la vuelta de la inversión extranjera.
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