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El presidente hablará de corrupción el 27-N

Comparecerá en el Congreso de los Diputados para defender las medidas de regeneración del Gobierno

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante su intervención en la clausura hoy de las Jornadas sobre Estabilidad y Buen Gobierno
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante su intervención en la clausura hoy de las Jornadas sobre Estabilidad y Buen Gobiernolarazon

El presidente del Gobierno asumió ayer personalmente la lucha contra la corrupción como una cuestión de Estado, tan importante como la recuperación económica, dijo. Lo hizo en Cáceres durante la clausura de las jornadas de estabilidad y buen gobierno en comunidades autónomas y rodeado de todos sus barones. «Voy a tomar la iniciativa». Consciente de la preocupación de la gente dijo que éstas «quieren respuestas» y por ello, anunció que entre los objetivos finales de la legislatura se compromete a devolver a los españoles la confianza en la política. Porque para Rajoy la legislatura aún no ha terminado y seguirán trabajando en su claro compromiso con los españoles, ante la representación de la soberanía nacional.

Anunció que «van a profundizar en las reformas y poner diques a quien no viene a servir». Se refirió de manera directa a la corrupción que no es sólo un delito sino que además es mala en sí misma, mina la confianza entre los ciudadanos, deteriora el crédito de las instituciones, «extiende una mancha generalizada injusta sobre los que nos dedicamos a la vida pública». No quiso entrar en la guerra del o y tú más con respecto a las malas prácticas en política quién ni en lo evidente, de que no hay impunidad porque, subrayó para eso está la justicia que «hace lo que debe, detecta a los que lo hacen». El presidente del gobierno quiere profundizar en la lucha contra la corrupción para poner fin «a esto que algunos quieren fomentar».

Como ya hizo en el Parlamento, reconoció que se han cometido errores y que hay que mejorar las cosas, pero subrayó que España «no es un país corrupto, ni sus empresas, ni sus trabajadores ni sus políticos» y defendió la política como una profesión «dignísima», una «actividad noble» que no debe significar otra cosa que «vocación de servicio» y alejar a los que tengan tentaciones de otra cosa diferente a ese servicio público.

«Desde el primer minuto»

Defendió la actuación del Gobierno «desde el primer minuto», con medidas para la calidad democrática. Recordó las ya aprobadas por su Gobierno entre las que se encuentra la ley de transparencia, la tipificación de la simulación de las cuentas públicas como delito o la supresión de las cesantías de cargos públicos, entre otras, no son promesas vacías sino realidades, «cosas que están en vigor y cuyos efectos iremos comprobando poco a poco». Defendió qué el PP ha actuado con «contundencia pero con proporcionalidad». Rajoy dijo que «no podemos hacer demagogia» y recordó la dirección tomada por los populares, un camino de «exigencia que no tiene vuelta atrás». Y en aras de ese camino defendió el trabajo de los jueces y fiscales que lo hacen «con total libertad». «Habremos cometido errores, pero España es un estado de derecho con instituciones que funcionan».

En ese esfuerzo para luchar contra la corrupción anunció que, si lo aprueba la Junta de Portavoces, comparecerá el 27 de noviembre en Pleno para defender los dos proyectos de ley para mejorar la lucha contra la corrupción que ya aprobó el Gobierno. Control de los partidos y nuevo régimen de altos cargos. Esto supone que ningún partido podrá recibir donaciones de empresas y la cuota de los particulares estará limitada. Además, todos los parlamentarios tendrán que rendir cuentas ante las Cámaras y explicar sus ingresos antes y después de su paso por la política.

En esa línea trazada para combatir la corrupción anunció varias medidas como la aprobación de la reforma de la ley de enjuiciamiento criminal con el fin de agilizar los procedimientos penales que se eternizan, porque, «los ciudadanos no pueden esperar ni cuatro, ni seis ni doce años para que se castiguen a los culpables, pero tampoco los inocentes pueden esperar tanto tiempo a que se haga justicia y se reconozca su justicia».