Armada
El «Príncipe de Asturias» culmina su última travesía
El portaaviones llega a Ferrol, donde se completará su desactivación antes de su baja definitiva
Punto y final a la última travesía del "Príncipe de Asturias". Después de 48 horas de viaje, el portaaviones símbolo de la Armada llegó finalmente ayer a su último destino, la Escuela Naval de La Graña, cerca de Ferrol, en donde quedará inmovilizada hasta su baja definitiva. Han sido las últimas 700 millas que ha recorrido el buque desde la Base Naval de Rota, donde su Alteza Real el Príncipe Don Felipe presidió su despedida y relaizó el último despegue desde su cubierta.
Sobre las 9:00 horas de la mañana este aeropuerto flotante, que ha estado en servicio casi 25 años, llegaba frente a la costa de La Coruña, donde se cruzó con la fragata "Blas de Lezo", la cual le ha rendido honores justo antes de entrar en la ría de Ferrol, el último tramo que ha recorrido. Allí, entre montañas, varios veleros con alumnos de la escuela naval y dos goletas han hecho lo propio y, a su paso, también le han mostrado su respeto. En el puente de mando del buque, el comandante, capitán de navío Alfredo Rodríguez Fariñas, controlaba todos los movimientos sin descanso, tratando de controlar sus emociones en un día muy triste tanto para él como para el resto de la dotación, que ven como la que ha sido su casa durante muchos años dirá adiós a causa de la crisis y los recortes que sufren las Fuerzas Armadas, que imposibilitan su modernización.
Durante estos dos días, esa sensación de tristeza ha sido la nota predominante entre la tripulación, que se redujo hasta los 220 efectivos, a los cuales les costaba asumir esta situación. Junto a todos ellos se encontraba también el primero de los comandantes del "Príncipe de Asturias", almirante Alfonso de León García, quien no quiso perderse esta última travesía y a quien también se le veía afectado por este adiós. Desde primera hora no perdió detalle de lo que ocurría en el puente de mando, donde la música de las gaitas inundaba todos los rincones del enorme portaaviones, lo que se tradujo en lágrimas de más de un tripulante.
Ahora, con el buque amarrado, no sólo queda conocer cuál será su final (desguace, venta, museo, blanco para pruebas...) sino también cuál será el destino de muchos de sus tripulantes, pues no a todos les ha sido asignado uno y, hasta que llegue, notarán un recorte en su nómina.
De momento, los 220 efectivos se quedarán en Ferrol concluyendo la segunda fase de su desactivación hasta el 7 de marzo, cuando sólo se mantendrá un grupo de unos 15 marinos encargados, entre otras tareas, de la seguridad del buque.
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