Política

El PSOE, ante el dilema Rubalcaba

El líder trata de imponer el debate político al nominalista. El Consejo Territorial afrontará, dividido, la fecha de las primarias y las conferencias políticas

El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, durante una reunión celebrada en Ferraz
El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, durante una reunión celebrada en Ferrazlarazon

Algo se mueve en el PSOE, y no sólo por el cansino baile de aspirantes. No hace un año que Alfredo Pérez Rubalcaba ganó el congreso federal y no ha habido semana, día u hora en que un barón, un militante o una plataforma pidiera cambios. Y cambio en el socialismo español en estos tiempos se utiliza como sinónimo de primarias o congreso extraordinario. No se engañen. El debate interno no es si la oposición que hace el que fuera vicepresidente de Zapatero es dura o blanda, ni la debilidad ideológica del socialismo, ni siquiera el encaje del PSC en el PSOE... sino, lisa y llanamente, si el partido puede volver a ser alternativa de Gobierno con Rubalcaba.

Hay quien –como Carme Chacón o Tomás Gómez, pero también algún silente– no tiene duda de que «el problema se llama Rubal-caba». Es a él y a su «falta de iniciativa política» a quien hacen responsable de la sangría de votos y de la depresión en la que está sumida la socialdemocracia española. Le agradecen los servicios prestados, le reconocen su valía, pero le piden, sobre todo, paso. «Generosidad para decir adiós a la primera línea después de 30 años», le reclaman desde el entorno de la que fuera su rival en Sevilla. Hay también quien en el ámbito territorial sostiene que la culpa del estancamiento y de la mancha de las siglas la tiene la herencia recibida (o sea, Zapatero y sus políticas) y, aunque no creen tampoco que el futuro del PSOE pase por Rubalcaba, sí piden tiempo para que pueda revisar la organización y el proyecto político antes de ceder el testigo al que vaya a ser candidato a las generales. ¡Candidato! Aquí ya la palabra que evoca a primarias, las que sí o sí celebrará el PSOE porque se aprobó en su último congreso. El problema es el cómo y el cuándo. El cónclave de Sevilla acordó unas elecciones abiertas, pero no el reglamento ni la fecha. Y en esta pelea andan los críticos y los partidarios de que Rubalcaba agote su mandato. Los primeros quieren la elección ya, en 2013, unos en el primer trimestre y otros no más allá del segundo.

En el otro lado, en el de la dirección federal, sostienen que el ruido interno impide avanzar en la necesaria reforma político-orgánica; que quienes perdieron el congreso buscan la revancha sin haber jugado ni la primera mitad del partido y que les importa más el poder y la venganza que las siglas. Y en este afán, en el de convencer a los barones de las «espurias» intenciones de los que claman contra el «aparato», han estado dedicados en cuerpo y alma en Ferraz desde la debacle del 21-O. La tormenta amainaba hasta el punto de que quien más levantó la voz contra la dirección después de la sonora derrota de Galicia y País Vasco, el andaluz José Antonio Griñán, llegó a una entente cordial con Rubalcaba a cambio de que Andalucía tuviera mayor protagonismo en el debate territorial. A Griñán le inquieta, sobre todo, que el Estado de las Autonomías pueda derivar en una confederación de Cataluña, Euskadi y Galicia con el resto de España, porque supondría relegar a Andalucía política y económicamente. El caso es que ya estaban convencidos la mayoría de los barones de que ahora tocaba revisar a fondo el proyecto y bien entrado el 2014, las primarias... cuando de repente esta semana aparece un espontáneo desde Baleares. No se sabe muy bien, por ahora, si para pedir paso en el baile de candidatos, donde hasta ahora se movían los conocidos Chacón, Patxi López y Eduardo Madina; si para contribuir al ruido interno o si para ayudar en una maniobra de distracción perfectamente organizada.

Y esto, incluso para algunos de los convencidos por Rubalcaba –en una reciente comida de barones partidarios– vuelve a poner de manifiesto que el debate no está cerrado y que la dirección no tiene muro con el que contener el lío nominalista. Solución: poner fecha cuanto antes a la elección de candidato. El secretario general ha convocado para el próximo sábado el Consejo Territorial, órgano que reúne a la dirección federal y a todos los barones, y pretende de esa cita salir con un calendario consensuado que elevar al Comité Federal del próximo 12 de enero, que promete ruido. Su intención es priorizar durante 2013 la profunda revisión del programa político que precisa el PSOE, pero también la arquitectura institucional del país en una Conferencia Política que pondrá el colofón a no menos de tres «miniconferencias» de ideas.

¿Acallará a los críticos el «aparato» con la ambiciosa reforma constitucional que prepara? ¿Impondrá Rubalcaba el debate político al nominalista? La semana que acaba empezó complicada para el líder del PSOE con el controvertido homenaje a Peces Barba en el que Chacón llamó a «levantar de una puñetera vez el partido» y Gómez a «repintar» los colores del socialismo. La que empieza marcará las pautas, sin duda, del Comité Federal de enero que reunirá al máximo órgano del partido entre congresos y en el que algunos ya avanzan que volverán a la carga.