Operación Lezo

El PSOE busca cercar a Rajoy por la corrupción

El PSOE quiere forzar que sea el primero en comparecer, pero la falta de acuerdo sobre las presidencias pone en riesgo su constitución.

Mariano Rajoy y Rafael Hernando, ayer en el Congreso
Mariano Rajoy y Rafael Hernando, ayer en el Congresolarazon

El PSOE quiere forzar que sea el primero en comparecer, pero la falta de acuerdo sobre las presidencias pone en riesgo su constitución.

El PSOE necesita quitarse el sambenito de la abstención, que todavía colea debido al proceso de primarias del partido, y ha hecho de la corrupción del PP la cortina de humo perfecta. Además, esta repentina beligerancia contra el Gobierno le sirve para resituarse en el tablero político como principal partido de la oposición, después de meses desdibujado, que habían dejado vía libre a Unidos Podemos en el espectro de la izquierda. Esta nueva actitud se visibiliza en el Congreso de los Diputados, donde ayer los socialistas volvieron a marcar el pulso de la sesión de control con una batería de preguntas enfocadas en la corrupción y donde hoy se constituye la comisión de investigación sobre la financiación del Partido Popular. Los socialistas han puesto especial énfasis en impulsar este foro, adelantando su constitución tras los últimos escándalos y después de desligarse de la iniciativa de Podemos y Compromís para impulsar un pleno monográfico en el que Mariano Rajoy diera explicaciones en el Congreso. El PSOE prioriza que el presidente del Gobierno comparezca en la comisión de investigación, porque tiene obligación de decir verdad, y pedirá que sea el primero en hacerlo.

A esta petición podrían sumarse también otros partidos como Ciudadanos que, aunque quería que lo hiciera en último lugar para mantener el desgaste, sostiene que el nivel de casos actuales no es sostenible, informa T. Bolaño. Por otra parte, fuentes de Podemos informaron a este diario de que «aún no han valorado» si apoyarán la iniciativa de que Rajoy sea el primero en declarar en la comisión de investigación. A pesar de que todavía no haya sido tomada una decisión al respecto, no causaría sorpresa que la formación morada se subiera al carro de la propuesta, habida cuenta de que en el pasado siempre han secundado cualquier esfuerzo encaminado a engordar la factura a pagar por el PP por los recientes escándalos de corrupción en los que se han visto involucrados ex cargos populares, informa A. Rojo.

En este ambiente, la constitución en el Congreso de las comisiones sobre la financiación del PP y el funcionamiento de las cajas arranca hoy con la tensión que ha acompañado al reparto de las presidencias. La pugna entre PSOE y Unidos Podemos podría poner en riesgo incluso su constitución. En la tarde de ayer saltó por los aires el preacuerdo por el que el portavoz adjunto del PDeCAT, Jordi Xuclá, se perfilaba para dirigir la relativa a la financiación del PP y la diputada de Coalición Canaria (CC), Ana Oramas, se mantenía como la favorita para ocuparse de la de las cajas. El nombre del independentista Xuclá no gustaba a nadie, entre otras razones por ser el rostro de un partido, la antigua Convergència, devastado política y electoralmente por la corrupción. Pero PP y PSOE parecían estar dispuestos a aceptarle como mal menor. La tradición parlamentaria deja la presidencia de las comisiones de investigación en manos de las minorías. PNV ya ocupó la que investigó al ex ministro Jorge Fernández. Y en este caso, la alternativa era Bildu. Pero bajo la presión de Cs, el PSOE acabó por posicionarse también en contra del diputado catalán. Y a media tarde en las filas populares se barruntaban un acuerdo entre Cs y Podemos para repartirse las presidencias. Los de Rivera siempre han aspirado a ostentar la de la comisión sobre las cajas y los de Iglesias quieren presidir la de la financiación del PP para erigirse como principal partido de la oposición, algo que el PSOE rechaza. En caso de que no exista acuerdo, los partidos presentarán sus propuestas para presidir las comisiones y se procederá a someterlas a votación.

Como prólogo de lo que hoy se vivirá en el Congreso la sesión de control al Gobierno quedó ayer convertida en una dura embestida de la oposición contra el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, bajo la pancarta de la corrupción. El PP es consciente de que éste sigue siendo su punto débil y la oposición, también. PSOE, Ciudadanos y Podemos comparten el objetivo de convertir este asunto en la principal arma de erosión del Gobierno. De hecho, en las filas populares ya se han encendido algunas señales y hay demanda de más acción política y de que no se incurra en los errores del pasado, en la inacción política y en aferrarse sólo al discurso económico por buenos que sean las cifras.

Con el ruido de fondo de la crisis entre Fiscalía e Interior a cuenta de la «operación Lezo» y las supuestas maniobras del ex presidente madrileño Ignacio González para entorpecer la investigación, el PSOE alteró su estrategia parlamentaria y «bombardeóa Rajoy con la corrupción, para tapar de paso la «guerra civil» con las que los socialistas afrontan sus primarias. El portavoz parlamentario del PSOE, Antonio Hernando, ejecutó la ofensiva y le espetó a Rajoy que está «acorralado» y que es visto «como un cómplice» de la corrupción. «No es creíble su frase de que “quien la hace la paga” porque sólo actúan cuando les pillan», insistió. En un corrosivo cuerpo a cuerpo, el portavoz socialista también reclamó la dimisión del ministro de Justicia, del fiscal general del Estado y del secretario de Estado de Seguridad.

Fue una sesión de control en la que PSOE y Podemos rivalizaron en el combate contra Rajoy, en lo que fue la antesala de lo que condicionará en buena medida la acción parlamentaria durante los próximos meses. Rajoy, visiblemente molesto, respondió a las duras palabras de Hernando justificándolas en la crisis del PSOE y recordando las decisiones que ya ha tomado su Gobierno para mejorar la eficacia contra la corrupción y emplazó al PSOE a construir y a apoyar los Presupuestos y las nuevas medidas impulsadas por su Gobierno para fortalecer la Fiscalía y combatir la corrupción. En parecido clima libró su rifirrafe con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, sobre el funcionamiento de la Fiscalía Anticorrupción. Rajoy defendió al fiscal anticorrupción, Manuel Moix, mientras que Iglesias aprovechó para defender la moción de censura que ha anunciado.