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El PSOE, en las antípodas de su votante

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibió ayer a la Selección Femenina de fútbol Sub-17 en La Moncloa
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibió ayer a la Selección Femenina de fútbol Sub-17 en La Moncloalarazon

Los grandes guardianes de la Constitución son PSOE y PP. Sus votantes, junto con los de Cs, son los más comprometidos con la Carta Magna. El CIS de enero nos desvela que el 85,1% de los electores del PSOE se sienten tan españoles, o más, o como de su región, o únicamente españoles. Este porcentaje es superior a la media nacional de todos los partidos que es del 77%.

Pero si el patriotismo del electorado del PSOE aún estuviese en duda el barómetro demuestra que solo el 1,9% está a favor de la independencia de las autonomías. Cuando la media nacional es del 9,4%. Estos dos datos colocan al votante del PSOE en las antípodas del Gobierno. Pero esto viene de lejos. Desde el 35 Congreso del PSOE de 2000 todo ha sido un cúmulo de errores, por carecer de proyecto de España y por no encontrar el camino para conjugar constitucionalismo y táctica política de partido para reconquistar el centro político que llevó a Aznar a la victoria en 1996 y a la mayoría absoluta en 2000.

El PSOE no tuvo tiempo de madurar un proyecto alternativo a la derecha, en el gobierno desde 1996, pero logró la presidencia de forma sorpresiva en 2004. La hemeroteca de la época que pronosticaba una nueva mayoría absoluta del PP en las elecciones de 2004. Pero el 11-M y su gestión, hizo que se cambiase la orientación del voto. El PSOE se vio de repente en el Gobierno, Ferraz se vació de expertos y Moncloa tomó el mando. El proyecto de crear uno nacional quedó aparcado. La bonanza económica ya se encargaba de impulsar a la España gobernada por Zapatero, aplazando decisiones estratégicas para el PSOE del siglo XXI, y éstas se sustituyeron por «ocurrencias» electoralistas, o con decisiones tan irresponsables o más que la del actual «relator». La frase pronunciada en público por Zapatero en 2003 fue la que inició el «procés»: «Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán». El PSOE cerró su periodo de gobierno 2004-2011 de forma frustrante para su electorado: pasó de los 11 millones de votos de 2004 a los 7 millones en 2011. Cuatro millones perdidos, de los cuales 700.000 fueron a IU y 3,3 millones a la abstención. Salía del Gobierno dejando el centro de nuevo al PP, con 10,9 millones de votos.

En este periodo tampoco ha retomado el programa nacional y se ha limitado a ver como no solo el PP seguía nutriéndose de voto centrista, sino que en 2015 llegaba Cs a competir por el centro. El PSOE se ha visto desplazado del centro y ha optado por el camino fácil, aliarse con lo que hay fuera de la Constitución. ERC, PDeCAT, PNV y EH Bildu sumaron el 4,4% del voto en las últimas elecciones. La socialdemocracia debe elaborar un programa para volver al Gobierno, para garantizar la igualdad y la libertad de los españoles. Acabar con privilegios medievales de algunas regiones. Que la inversión pública per cápita en gasto social e infraestructuras sea la misma. Repoblar el interior. Promover la natalidad. Asumir los símbolos constitucionales –bandera, himno– y guardar la bandera republicana en el museo de glorias pasadas.