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Felipe VI ya trabaja en el borrador de su primer discurso de Navidad, que comenzó a fraguarse tras la Cumbre de Veracruz

El primer discurso de Navidad que pronunciará Felipe VI en Nochebuena comenzó a fraguarse después del regreso de la cumbre Iberoamericana. Para su redacción, la Casa del Rey está siguiendo el mismo esquema que en el discurso de proclamación del nuevo soberano. En este caso, la única diferencia es que los dos equipos creados entonces se han reducido a uno solo, integrado por Jaime Alfonsín, Jefe de la Casa; Domingo Martínez Palomo, Secretario General; y el propio Don Felipe. Como entonces, ha sido Alfonsín el encargado de redactar el primer borrador con las ideas que le aportaba su equipo, a las que también se han sumado las ideas de Jordi Gutiérrez, director de Relaciones con los Medios de Comunicación.

El método de trabajo ha sido por tanto más sencillo, aunque se han repasado las grabaciones de los últimos discursos navideños de Don Juan Carlos y las referencias que hizo a algunos temas como las víctimas del terrorismo, las Fuerzas Armadas o la crisis económica. Con todas estas ideas, el Rey ya dispone de un borrador que también –según su manera de proceder– ha sido anotado, tachado, y corregido. Nadie duda de que Doña Letizia ha conocido el texto y que algunas de las incorporaciones proceden también de ella.

Don Felipe incluye temas, a veces desarrollados por él y otras no, aunque deja claro en las incorporaciones que sugiere a veces, de manera expresa, que no falten. La primera de estas ideas hacía referencia a la brevedad: Don Felipe no quería un discurso largo. Los últimos discursos de Don Juan Carlos habían ganado en agilidad, tanto técnica –distintas cámaras para variar las tomas y recortar los silencios entre párrafos del discurso–, como en términos temporales. De los primeros discursos de casi media hora, a los quince minutos de los más recientes.

También quería el Rey que su primer discurso no tuviera referencias infinitas a las distintas cuestiones que afectan a la vida nacional. Pero sí destacó tres ideas que no podían faltar. La primera hacía referencia a un tema repetido en las últimas semanas por el propio soberano: la idea de que juntos podemos hacer mejor las cosas y enfrentarnos con más garantías al futuro. El segundo incluirá referencias a la corrupción, en línea con las decisiones que sobre transparencia él ha tomado para su Casa y su Familia y que ha impulsado el Gobierno desde el Parlamento. Y la tercera alude a mirar al futuro con optimismo, no tanto en lo que se refiere a la situación económica como a enfrentarnos como país a los retos venideros. Y aunque habrá referencias al paro y a los parados más jóvenes, el mensaje será positivo e ilusionante de cara al futuro.

Don Felipe también quiere dedicar un párrafo largo y destacado a los años de prosperidad que, bajo el reinado de sus padres, se ha producido en nuestro país. Será un homenaje también personal a sus figuras y al papel que han tenido en todos estos años. Además, el homenaje a Don Juan Carlos y Doña Sofía no solo será verbal sino también visual, con alguna imagen que recuerde a sus padres en algún momento de su reinado. Esta parte del mensaje está aún por decidir, como otros aspectos de la decoración. Don Felipe sabe que los objetos: el Belén, el árbol de Navidad, fotografías... hasta su ropa serán analizados de una manera especial. Y serán comparados con los que utilizó su padre. También ha habido quien ha pensado que esta primera vez podría ser una ocasión para que apareciera toda la familia de Don Felipe en un lugar cercano al discurso. La experiencia de otros discursos reales en Europa no lo aconseja, pero Don Juan Carlos, como otros reyes, ha aparecido en algunos discursos navideños con su familia. La cuestión no está decidida.

Hasta la próxima semana el texto no será enviado al Gobierno para que haga las sugerencias pertinentes que, como suele ser habitual, se incluirán en el discurso. Hay tiempo. La ventaja respecto al discurso de su proclamación, es que esta vez no se le escaparán los gallos que de vez en cuando –sobre todo cuando está nervioso– le acompañan, pues podrán ser corregidos y eliminados. Tampoco nadie duda que la Reina Letizia estará presente cuando se graben las imágenes. Profesión obliga.

Por eso, los que saben de todo esto no dan aún por cerrado el discurso y recuerdan al respecto que Don Juan Carlos incluyó varias veces, en el último momento, algunos párrafos o referencias que el mismo aclaró y explicó después. Don Felipe es parecido. Recordemos que, con motivo de su proclamación, se dijo días antes que los Reyes irían en un coche cubierto. Finalmente no sólo no fue así, sino que el nuevo soberano permaneció de pie durante todo el recorrido que hizo el cortejo por las calles de Madrid. Y no fue improvisación. En aquel caso la seguridad hizo sus recomendaciones, pero él terminó haciendo lo que quería. Pues bien, tengo la impresión, por las cosas que me van llegando, de que los discursos de Navidad de Don Felipe van a ser diferentes. Éste al menos, por ser el primero, va a quedar en la retina de toda una generación. Veremos si la audiencia, que había ido a menos en los últimos años, vuelve a subir con el nuevo Rey.