Gobierno de España
El Rey, en el centro del campo de juego
Don Felipe encabeza una insólita investidura: desde 1979 su padre nunca tuvo que escoger un candidato sin posibilidad de gobernar
Esta semana, Felipe VI ha asumido la agenda más determinante desde su proclamación. Así lo llegó a manifestar el pasado jueves, en boca del líder de Compromís, Joan Baldoví, cuando tras la reunión en La Zarzuela aseguró haber comentado con el Jefe de Estado «lo difícil» de la situación a la que se enfrenta. Una situación insólita en la historia de la democracia de España. Desde 1979, la mayor inestabilidad política que vivió su padre, Don Juan Carlos, tras unas elecciones fue que el candidato a nombrar hubiera obtenido 156 escaños. Don Felipe ha tenido que encabezar una segunda transición apenas un año después de su proclamación, en la que todos los focos han estado puestos sobre él, y sabe que el futuro de su reinado dependerá de las negociaciones de los partidos.
Según la Carta Magna, Don Felipe debe ser garante de la unidad de España y árbitro de las instituciones, un papel tan ambiguo como difícil, por lo que desde que conoció el resultado de las elecciones puso en marcha la maquinaria para conocer la opinión de todos los sectores: como publicó este periódico, el Rey ha estado reuniéndose de forma privada con el IBEX 35, ha recibido mensajes desde la Casa Blanca y de la UE respecto a la necesidad de formar un gobierno estable.
La impresión del Monarca tras la ronda de consultas que ha mantenido con los líderes de las principales fuerzas políticas la hemos conocido a través de las declaraciones posteriores de los políticos en el Congreso de los Diputados, desde las de los representantes de Nueva Canarias, Foro Asturias o Coalición Canaria, quienes dijeron haberse despedido de Don Felipe con la posibilidad de verse en un «futuro inmediato», hasta las de Baldoví, quien soltó la «primicia» con la decisión del Rey de nombrar candidato a Rajoy, el cual incluso llegó a afirmar que el Monarca le había puesto sobre la mesa sus dificultades para formar gobierno. Fuentes del entorno del Rey en conversación con este periódico manifestaron que hasta que no terminara la ronda de consultas el nombre del candidato a formar gobierno era «pura especulación», como así ha sido: el jueves Rajoy fue tajante a la hora de afirmar que se presentaría a la investidura, y al final, no ha sido así.
Si la semana pasada Don Felipe pulsó las posturas de los líderes políticos y su hoja de ruta de cara a futuros pactos, el escenario ahora es aún más incierto: el Monarca se verá en la tesitura de no nombrar candidato, si considera que ninguno alcanzará los apoyos suficientes como para formar gobierno –ayer conocíamos que Pedro Sánchez no negociará con Podemos , su principal valedor hasta ahora, «bajo chantaje»–, nombrarlo si las principales fuerzas políticas son capaces de llegar a un acuerdo para gobernar, o incluso decantarse por una persona externa de prestigio, que considere la idónea para lograr consenso. Los tiempos de los que dispondrán los candidatos para negociar estarán supeditados a la lista que le entregue Patxi López para que Don Felipe inicie nuevamente la ronda de consultas: puede volver a estar compuesta por las mismas 15 fuerzas políticas, o únicamente a las que sean determinantes para la formación de un nuevo gobierno y que hayan variado su estrategia política. Después de estos encuentros, no existe ninguna normativa que regule el límite de tiempo del que dispone Don Felipe para escoger al siguiente candidato.
Zarzuela resolvió rápido tras la última entrevista el viernes con Rajoy dentro de la ronda de consultas: citó al presidente del Congreso, Patxi López, le informó de que había propuesto a Rajoy y de su renuncia a ser investido en una primera sesión de investidura, y publicó un comunicado. A las cinco de la tarde del lunes, el Jefe de Estado se reunirá con López en La Zarzuela para que le presente la nueva lista de candidatos. Vuelta a la «semana más difícil».
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