Casa Real

El Rey reclama la «huella esencial» española en EE UU

Don Felipe, en unas emocionadas palabras, se sale del discurso oficial en San Agustín y asegura sus habitantes: «Es un placer hablarles en español».

Los Reyes, ayer, saludan desde el balcón de la Casa de Gobierno de San Agustín, donde terminan su visita
Los Reyes, ayer, saludan desde el balcón de la Casa de Gobierno de San Agustín, donde terminan su visitalarazon

Don Felipe, en unas emocionadas palabras, se sale del discurso oficial en San Agustín y asegura sus habitantes: «Es un placer hablarles en español».

En la ciudad de San Agustín no hacen falta palabras, se siente el legado español. Y no porque toda esta ciudad del condado de Florida esté repleta de banderas españolas en sus farolas y balcones para recibir a los Reyes en el 450 aniversario de su fundación, que es gentileza del ayuntamiento. Se percibe en detalles que guardan rincones como la pequeña cafetería de María, que tiene para almacenar cartones de tabaco una caja antigua en lo alto del mostrador en la que pone en mayúsculas: Corona de Aragón. En este lugar de 13.000 habitantes terminaron Don Felipe y Doña Letizia su primera visita a Estados Unidos como Reyes de España, la más antigua de origen europeo fundada por el español y asturiano Pedro Menéndez de Avilés.

Su primera parada fue el castillo de San Marcos, fuerte que fue construido por el mismo ingeniero que, dirigido por Hernán Cortés, construyó el de San Juan de Ulúa en la ciudad mexicana de Veracruz. La diferencia es que si allí hasta la tumba del conquistador extremeño está «escondida» en una Iglesia de México D.F. por el rechazo que produce su memoria, aquí el recuerdo del paso español es positivo. «Quien diga que hubo aquí genocidio contra los nativos no sabe de qué habla», aseguraba un lugareño en conversación con este medio mientras se esperaba a la llegada de los Reyes hacia la Casa del Gobierno.

Desde allí,Felipe VI, acompañado por Doña Letizia, subió al balcón para saludar y dirigir unas palabras a los residentes, el mismo balcón desde el que habló el Rey Don Juan Carlos el pasado 2001 cuando visitó la ciudad. Predecido por un maestro de ceremonias disfrazado de Menéndez de Avilés, el Rey, visiblemente contento y emocionado por la gran acogida, les transmitió su conmoción por el «afecto» recibido. Don Felipe se salió dos veces del guión que marcaba su discurso. A la hora de pasar del inglés a nuestro idioma, hizo un parón y les confió que «es un placer hablarles en español».

El Monarca hizo partícipe a la Reina cuando se refirió al asturiano para conmemorar la llegada de Avilés, para resaltar que «debemos estar orgullosos» para avanzar hacia un «prometedor futuro», y, dirigiéndose a ella, recordó que por Doña Letizia corre la misma sangre asturiana, lo que fue recibido con aplausos, que motivaron al Rey a exclamar: «¡Viva San Agustín!».

Los Reyes se dirigieron después a la basílica de San Agustín –pasando antes por el monumento a la Constitución española–, en la que realizaron una breve oración de bendición a la Corona española. A la salida, Don Felipe accionó un mando para hacer sonar las campanas.

La alcaldesa de San Agustín ofreció a sus regios invitados un almuerzo en la universidad Flagler College, edificio de estilo renacentista del siglo XIX que en su día tuvo la misión de ser el hotel Ponce de León, la primera estructura importante construida de hormigón de EE UU. Don Felipe hizo los honores del brindis en un discurso final de viaje en el que definió nuestra «huella» como «esencial» para explicar el devenir de los Estados Unidos, concretamente en los que responden al nombre de California, Texas o Florida. Transmisión de una cultura que, en palabras del Jefe de Estado, «permea toda la realidad estadounidense y que reverdece día a día», obra de los cincuenta millones de hispanos que marcan el futuro de la nación.

Al cierre de esta edición, los Reyes tenían programado asistir al acto inaugural del XX Foro España-Estados Unidos, que tiene como objetivo fomentar las relaciones culturales y económicas entre ambos países. Tras la cena organizada en el mismo centro universitario, el A-310 de la Fuerza Aérea española despegó según lo previsto a las 22:30 –hora americana– para que Don Felipe y Doña Letizia regresaran a Madrid y poner fin a la visita oficial. Un viaje de cuatro intensos días que ha tenido como objetivo situar a España en el mapa en sus dos etapas: en el pasado, a través de su legado histórico, y en el presente, a tavés de su indisolubilidad reconocida en el despacho oval por el presidente de la nación más poderosa del planeta, Barack Obama, que pidió una España «fuerte y unida».