El Rey abdica
El Rey traspasará su agenda internacional al Príncipe
La frase hecha de «el Rey es el único Jefe de Estado al que cualquier mandatario del mundo le coge el teléfono» puede parecer un exceso, pero es cuestión de lógica. El Rey no está sujeto a los vaivenes de los cambios de Gobierno, ha desarrollado su Jefatura de Estado durante 39 años y esto le proporciona la imagen de estabilidad del que «nunca se ha movido» muy apreciada en el exterior.
La reciente abdicación de Don Juan Carlos ha generado la incógnita de qué derroteros seguirá nuestra proyección internacional. Según informan fuentes cercanas al Rey, la codiciada agenda telefónica del Monarca pasará a manos de su hijo, y el hecho de que ya no ocupe la primera línea no significará que no contribuya a los primeros pasos del Príncipe como Felipe VI ni que abandone los asuntos de Estado.
Además de las «rentas» del papel que jugó durante la Transición y del nuevo modelo de Estado que impulsó, los contactos que Don Juan Carlos ha establecido fuera de nuestras fronteras dada su característica personalidad y olfato para las relaciones bilaterales son un valor que se tiene muy presente. No en vano, fue el primer Jefe de Estado europeo que visitó a Obama en la Casablanca desde su nombramiento en 2009 y una todopoderosa Ángela Merkel ha destacado de Don Juan Carlos, tras hablar con él al conocer su renuncia al trono, su «increíble contribución a las relaciones con Alemania».
Aunque el papel del Príncipe de Asturias no esta regulado en la Constitución, Don Felipe ha ido asumiendo cada vez más competencias y Don Juan Carlos se ha preocupado de que haya ido creando un tejido de contactos alrededor del mundo. Algo que ni se «cose» en un día ni se termina, sino que el Monarca se ha dedicado a él ininterrumpidamente. La relación con los países iberoamericanos ha sido desde siempre el punto de mira del Rey –fue idea suya celebrar las Cumbres Iberoamericanas–, por lo que ha facilitado que el Príncipe se posicione en ese punto del mapa global: desde 1996, el heredero asiste a las tomas de posesión de todos los líderes iberoamericanos. Precisamente, a la del recién elegido presidente de El Salvador llegó el pasado lunes por la mañana para estar junto al Rey en un día histórico.
Otro de los focos prioritarios para Don Juan Carlos es el mundo árabe. La estrecha relación del Monarca con estos países ha cosechado una relación comercial y empresarial muy jugosa para nuestro país, más aún en esta etapa de recesión tan dura para España y que ha provocado que las principales compañías del país hayan salido a buscar su sitio en el exterior. Su reciente gira por el Golfo Pérsico ha ayudado a sellar contratos millonarios: en Arabia Saudí, principalmente, los ministros no hubieran podido reunirse con sus homólogos de no ser por su intermediación ya que pertenecen a la Familia Real saudí. Según informan fuentes cercanas, Don Juan Carlos tampoco deja huérfano a Don Felipe en Oriente Medio, sino que le ha introducido en sus relaciones con los Príncipes herederos de la zona.
Don Felipe es, junto a la Reina, el miembro mejor valorado de la Familia Real dentro de España. Con un estilo muy diferente al de su padre, ahora «le toca» encajar su pieza en el puzle internacional. Según contaron los vecinos de Yuste a este periódico cuando el Príncipe presidió allí la entrega del Premio Carlos V a Durao Barroso, en más de una ocasión el Rey, coloquialmente, ha asegurado querer retirarse en su monasterio. Así lo hizo el Emperador, y allí acudía su hijo Felipe II para la expansión de España en América. Sirva el paralelismo.
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