Política

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El riesgo de los fichajes estrella (dos)

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Los partidos buscan su notoriedad y carisma, pero tienen que lidiar con la falta de experiencia pública

Los fichajes estrella se han convertido en una práctica habitual en política en los últimos tiempos. Los expertos apuntan que se trata de un mecanismo que busca avanzar en la apertura de los partidos, intentando vencer el descrédito que despiertan en algunos sectores de la sociedad. De este modo, exportando el talento y la notoriedad de otras esferas consiguen, además, ahorrarse la campaña de publicidad que requiere dar a conocer a un candidato. No obstante, también tiene inconvenientes, pues la traslación de que un profesional de referencia en su ámbito será también un político exitoso no es exacta y el caso de Pepu Hernández es el último de una larga lista que lo demuestra.

La falta de desenvoltura en el plano público también ha quedado patente en los casos de Pedro Duque o Ruth Beitia. El astronauta llegó al Gobierno con un alto grado de aceptación ciudadana pero ha quedado diluido por una inexperiencia que en Moncloa ya advierten que se debe corregir. Sus explicaciones cuando se descubrió la sociedad patrimonial a través de la que compró un chalé en Jávea resultaron espontáneas, pero insuficientes, y dejaron entrever el problema de comunicación que arrastra el ministro. El caso de la saltadora olímpica es aún más traumático, ya que tras unas declaraciones muy desafortunadas en las que equiparaba la violencia de género con el maltrato animal, las tensiones internas de su partido la forzaron a dimitir. «Un político experimentado no hubiera cometido estos errores», apuntan los expertos consultados por LA RAZÓN.

Además de que para ser candidato se necesitan unos atributos que no son los mismos que los del campo de referencia del que los fichajes estrella proceden, la política se torna en ocasiones una profesión de riesgo. «Cuando bajas a la arena política, las reglas del juego cambian», asegura el politólogo Pablo Simón, que apunta –en conversación con este diario– que quienes dan el paso «no son del todo conscientes de que en España la política es especialmente dura». En este sentido, la consultora política Verónica Fumanal advierte de las «constricciones» a las que se somete a estos perfiles. «No nos importa que un deportista o un astronauta tenga una sociedad para pagar menos impuestos, pero sí que la tenga un político», destaca. Este excesivo escrutinio a nuestros representantes públicos puede hacer que «una carrera de prestigio quede contaminada por las connotaciones negativas de la política». En todo caso, Fumanal se muestra convencida de que Pepu va a «sobrevivir» políticamente, porque aunque el PSOE fijó un elevado listón moral en el caso de Máxim Huerta, por una sociedad idéntica, este tipo de situaciones «se normalizaron con Pedro Duque y Nadia Calviño». Por tanto, aunque el candidato no cuente con «un expediente limpio, la polémica no será determinante» en el resultado final que obtenga Pepu. Coinciden también Pablo Simón: «Es difícil que no gane las primarias» y el gerente de la Asociación de Comunicación Política (ACOP), Pedro Marfil, que señala que «la marca Pepu es potente a pesar del escándalo».

Candidato vs. siglas

Marfil entiende que «el PSM tiene poco que perder en Madrid, poco perfil de mejora», por lo que tendrán que hacer un «balance de riesgos» de hasta qué punto su candidato resta más que suma. El gerente de ACOP destaca que en el ámbito local, «pesa más el candidato que las siglas, aunque vayan de la mano. La marca Pepu es más fuerte que la marca PSOE». Simón por su parte, considera que existe una «fusión» entre el candidato y las siglas, porque el cabeza de cartel «no lo es todo». «El PSOE juega defensivamente, la campaña será clave para ver cómo se desenvuelve», destaca el politólogo.

El perfil de Pepu es «interesante» para Marfil porque al tratarse de un entrenador «sabe aguantar y gestionar las críticas», además de tener capacidad –al igual que los deportistas de élite– para lidiar con situaciones de presión. Por su parte, Verónica Fumanal apunta que el aspirante a candidato del PSOE en Madrid no «podrá permitirse ciertas licencias» y tendrá que prepararse para no cometer los errores que llevaron a la dimisión de otros cargos. Se refiere a las versiones contradictorias o los desmentidos de hechos que finalmente se demuestran verídicos.

Otro punto en el que inciden los expertos es el fuerte capital político que Pedro Sánchez ha apostado, apadrinando personalmente una candidatura que ha resultado controvertida. Sobre la eventualidad de que Pepu no cuente con un respaldo solvente entre la militancia, menos del 50%, obligando a celebrar una segunda vuelta, Fumanal señala que una «candidatura orientada desde el establishment» suele tener menos predicamento entre las bases, no hay más que atenerse al caso del propio Sánchez, y dado que la militancia tiene un grado muy alto de exigencia se debería cuidar más la neutralidad del proceso. Pablo Simón también valora que la polémica de la sociedad y el hecho de que la candidatura sea pilotada por Ferraz puede generarle «un respaldo menor de los militantes». Pero dada la posición tan débil en la que se encuentra el PSM, entiende que al partido «no le queda otra que atarse al mástil de Pepu». Por su parte, Marfil no duda de las primarias lleguen a celebrarse en un partido que las tiene «tan interiorizadas» como es el PSOE, pero sí considera una buena opción recurrir a un independiente. «Sánchez ha optado por ir a ganar las elecciones –con Pepu–, en lugar de recompensar el trabajo de partido –con un perfil como el de Manolo de la Rocha–». El resultado de las urnas el 26-M dirá si los socialistas erraron o no el triple del fichaje de Pepu.