Política

Lucha contra ETA

El terrorista siniestro que dio la orden de la masacre de Hipercor

Fotografía de archivo tomada el 19 de junio de 1987, en la que se ve al traslado de una de las víctimas del atentado perpetrado por ETA en el supermercado Hipercor de Barcelona
Fotografía de archivo tomada el 19 de junio de 1987, en la que se ve al traslado de una de las víctimas del atentado perpetrado por ETA en el supermercado Hipercor de Barcelonalarazon

Santiago Arróspide Sarasola, «Santi Potros», que llegó a ser jefe de «comandos» de ETA, es un individuo siniestro que ordenó atentados tan sanguinarios como el de Hipercor en Barcelona, con el resultado de 21 personas muertas. Ha pasado a la historia de ETA como algo parecido al «tonto marxista de la película», hasta el punto de que llegó a ser formalmente expulsado de la organización criminal, aunque no del «Colectivo de Presos». Era de esos cabecillas al que su marxismo recalcitrante y la consiguiente práctica del centralismo democrático le llevaban a acumular en su poder todos los datos de las células que de él dependían. Desde el punto de vista personal le satisfacía mucho pero para una estrategia de clandestinidad suponía un auténtico desastre, como quedó demostrado cuando fue detenido en Anglet el 1 de octubre de 1987. Llevaba encima detalles de casi un centenar de pistoleros etarras que, lógicamente, fueron arrestados a continuación. Y no sólo eso, ya que fueron desmanteladas muchas de las infraestructuras clandestinas en Francia. ¿En qué consistía el «trabajo» de «Potros». Repasemos las declaraciones de dos peligrosos asesinos que dependieron de él. Domingo Troitiño Arranz, uno de los autores del atentado de Hipercor, contó a la Policía que conoció a Arróspide en diciembre de 1986 y que le comunicó que iba a formar parte del «comando Barcelona», junto con Rafael Caride Simón. De momento, les entregó 40 kilos de explosivo amonal, además de una pistola, temporizadores y algunos detonadores. Con este material pasaron a España y comenzaron a cometer atentados. Que «Potros» no «era una lumbrera» quedó demostrado cuando dijo a Troitiño que tenían que atentar contra los almacenes Hipercor porque eran de capital francés. No era así pero lo importante era causar alarma social, miedo entre la población, destrucción y dolor para lograr los objetivos de «independencia y socialismo» del País Vasco. José Antonio López Ruiz, «Kubati», un peligroso pistolero que se encuentra en libertad gracias a la derogación de la «doctrina Parot», manifestó a la Guardia Civil que, en febrero de 1985, «Potros» le mandó a España para cometer atentados, junto con otros etarras. Les dio tres pistolas, tres metralletas, dos granadas de mano y munición. En esta «campaña» el «comando Gohierri», que así se llamaba, asesinó a varios agentes de las Fuerzas de Seguridad; a María Dolores González, «Yoyes», que había sido cabecilla de ETA pero que había decidido abandonar la organización criminal, algo que los otros jefes no le perdonaron y tomaron como mal ejemplo y traición; y al general Garrido, gobernador militar de Guipúzcoa, a su esposa, a uno de sus hijos y a una transeunte que pasaba por allí. El papel de «Potros» era fundamental para que la banda cumpliera su siniestro papel, ya que era él quien despedía a los «comandos» antes de su paso a España y les daba las últimas instrucciones, así como material.