El desafío independentista
El «Varufakis español» que no quiere serlo
«De mayor quería ser capitán de barco», recuerda Raül Romeva (Madrid, 1971). Sí, el hombre que encabezará la lista de las entidades soberanistas, CDC y ERC es madrileño. Sus padres trabajaban allí como funcionarios, aunque de pequeño se trasladó a Barcelona. Además, de disfrutar con Astérix y Obélix, cuando era niño, era un gran aficionado a los reportajes de Jacques Cousteau y soñaba con navegar en el Calypso. Romeva, que tiene el título para hacer submarinismo, no convirtió en realidad el sueño de perseguir ballenas en el buque del ciéntífico francés. Pero esta semana, este doctor en relaciones internacionales y licenciado en Económicas por la Universidad de Barcelona, ha visto cumplir otra de sus aspiraciones: ser capitán de barco. Artur Mas le dejará llevar el timón del barco que navega hacia Ítaca (la independencia en el imaginario catalán), al menos, hasta el 27 de septiembre. Aunque tanto Mas como Romeva tienen el PER (el carné de conducir barcos), queda por ver si llegarán a buen puerto. «Los que estamos en este barco, tenemos una deuda con los ciudadanos, y no los podemos defraudar», decía Romeva en una entrevista hace dos años. Entonces, todavía era diputado del Parlamento Europeo con ICV, partido que dejó en marzo porque su defensa de la independencia de Cataluña no era compatible con las tesis que defendía en partido. «El hecho de estar navegando constantemente en la ambigüedad me hacía sentir incómodo», explica en una entrevista del digital de Sabadell, cuatro días antes de convertirse en capitán del independentismo catalán. En la misma entrevista, cerraba la puerta a sumarse el 27-S a ninguna lista electoral porque además de habérselo prometido a Joan Herrera, «no me parecía coherente seguir con mi discurso desde otras opciones» y alegaba que «hay más vida fuera de la política». Además de dar clases en la universidad, había asumido la coordinación de la campaña de la ANC y Òmnium para la Diada. Pero como publicó en el diario «Ara», Romeva elogia a los indecisos y a quienes se escudan en Sócrates y en su «sólo sé que no sé nada». Aunque va como independiente, sus diez años como eurodiputado de ICV, donde hizo buenas migas con Oriol Junqueras, ponen en duda su independencia. Mas y Junqueras lo han elegido para dar un barniz social a la lista y plantar cara a Podemos, rival que puede hacer naufragar el sueño de Ítaca. Romeva había dejado Bruselas para estar con su mujer, que tiene una librería infantil, y sus hijos Elda (12) y Noah (7), ahora tendrá menos tiempo. También para nadar. El 3 de octubre quería hacer la travesía de 25 kilómetros entre las islas Medes y las Formigues, un hito que solo han logrado 24 personas. Por su cuerpo de atleta y su calva se ha ganado el apodo de «varufakis español».
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