Caso Nóos

El voluntariado de Urdangarín: "El guapete alto va a venir a mi hogar"

Será «uno más» en el Hogar Don Orione de personas con discapacidad. El director dice que «aportará dos manos».

El director del centro, Francisco Sánchez. Foto: Cipriano Pastrano
El director del centro, Francisco Sánchez. Foto: Cipriano Pastranolarazon

Será «uno más» en el Hogar Don Orione de personas con discapacidad. El director dice que «aportará dos manos».

Le esperan, saben quién es y algunos ya lo han pedido para que esté en su casa. «Que venga aquí y esté conmigo», reclamaba ayer una persona con discapacidad al director del Hogar Don Orione, Paco Sánchez. «El guapete alto va a venir a mi hogar», comentaba otro. Iñaki Urdangarín comienza hoy como «un voluntario más» del Hogar de Pozuelo de Alarcón que depende de la comunidad de Madrid y atiende, desde hace más de 50 años a personas con discapacidad «extrema». «Son discapacitados intelectuales pero saben quién es quién. Como hemos estado en la tele, han visto sobre todo a Paco, me han visto...»

Hogar amarillo, hogar sol, hogar ocre... el «Hogar» está dividido en ocho casas donde cada color es una referencia para los 114 residentes. «Estas personas necesitan una regularidad y por eso hemos insistido a los medios que respeten nuestra tranquilidad», destaca el director. Entre los chicos «hay quien le conoce, quien no...», pero no ha pasado desapercibido el diálogo con los trabajadores e incluso el comité de empresa pidió protección de la presión mediática.

Y es que cualquiera pude ir a prestar labores de voluntariado. Es común que acudan personas a cumplir condenas de los de servicios comunitarios, o colegios de alrededor que también prestan ayuda. «Yo iba con el colegio a dar de comer a los más mayores y les daba conversación», recuerda Andrés. También Guadalupe cuenta cómo los que optaban por la asignatura de religión tenían ese voluntariado y paseaba con los chicos del centro contándoles historias. Y es que una de las cosas que valoran los habitantes del Hogar es que les den conversación aunque ellos no puedan responder a veces más que con gestos o miradas. «Iñaki de por sí va a aportar dos manos y ya eso es mucho aquí», dice Sánchez.

¿Ve a Urdangarín de entrenador de un equipo como el de la película «Campeones»? «¿Aquí?», pregunta el director . «No... No tenemos el tipo de discapacidad de los de la película, tampoco los que están en silla de ruedas». Los de «Campeones» «son geniales en cuanto a sus capacidades cognitiva, los que viven aquí, son personas con una discapacidad extrema; los que ya no pueden hacer nada». Ése fue el desafío de la familia Orionista, hacer una labor especial de aquellos centros que se llamaban de educación especial. Fue una novedad hasta que pasó a depender de la Comunidad de Madrid, hace más de 20 años, recuerda el director.

El nuevo jefe de Urdangarín ya tiene en mente en qué puede colaborar, pero aún queda hablarlo con él. «Sabemos que es un deportista y tenemos un equipo en el centro de Don Orione, no los tenemos ociosos». ¿Qué equipo? El equipo de movilidad –psicomotricidad, piscina, fisioterapia– un equipo multidisciplinar con la dirección del médico que «se dedican a moverse con ellos». Además, tienen colaboraciones con un gimnasio del barrio en las llamadas «horas valle». «Es una ayuda muy valiosa ya que les permite integrarse en otro lugar más “normalizante”, y es lo que queremos, que hagan una vida lo más normal posible». Por ejemplo, les encanta ir en el metro ligero. También colaboran con la Fundación Real Madrid, la piscina... «Actividades que puedan desarrollarse con facilidad. Seguramente en ellas puede integrarse Iñaki». Porque para las personas con discapacidad tomar un chocolate con churros en el centro de Madrid en navidades es algo que esperan con gran ilusión.

Hay un deporte que a buen seguro podrá ayudar Urdangarín: un juego tradicional que emula a los bolos pero con personas con discapacidad. «Es antiquísimo», asegura el director, que lo llama «el juego de la bocha». «Tienen una especie de balancín, se mueve el ángulo de giro y dejan correr la bola». «Para lanzar la pelota, todos valen». Y recuerda que son personas que no tienen movilidad en las manos, psicomotriz.

El director del Hogar recibió la visita hace unos días de «gente del equipo, abogados» de Urdangarín, y le dijeron que venían de otros centros y que les habían indicado que también trataban a personas con discapacidad. Primero le preguntaron si se podía prestar voluntariado «y dije que sí». «La segunda pregunta era un poco más complicado», indica. «¿Y esta persona puede venir?», y dijo «sí». «Es verdad que la segunda pregunta era un poquito más comprometida», reconoce pero puso una condición: «Que si venía tenía que ser todo legal, no queríamos ningún lío».

Saben que lo máximo que le ha dado el juez son ocho horas dos veces por semana «desde que sale de la prisión». Viene en el auto del juez. Ayer por la mañana Sánchez esperaba que le llamaran de la cárcel. «Cuando nos diga el abogado o la prisión. Dice que la administración se pondrá en contacto con el centro y se acordarán días y horas». Lo que sí ha hecho es leerse el auto. «Forma parte de mi trabajo. Ahí estamos nosotros nombrados». Ha leído sobre todo lo que ha dicho la Fiscalía. ««Tenemos que estar informados en ese sentido. Como forma parte de algo de una persona que va a venir, tengo que tenerlo bien claro».

«Aquí en general todas las semanas son muy normales, hasta que te llaman para decirte que LA RAZÓN había puesto una noticia. Desde entonces nos están volviendo locos», cuenta con humor el director del Hogar, un ingeniero de telecomunicaciones al que un ERE en su empresa le cambió la vida, y decidió darse a los demás, desde hace tres años en este hogar. Lo único que ha pedido es ayuda al Ayuntamiento ante la posible avalancha mediática.

¿Y de Casa Real no le han llamado? «Nadie, se lo aseguro».