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Entrevista a Casado de cara al 26-M: “El reto es ganar al PSOE en votos y en concejales”

A una semana de las elecciones, el líder del PP defiende que su partido está «unido», desvincula su futuro de que su formación mantenga el Gobierno de Madrid y sentencia que Feijóo ya ha dicho que seguirá en Galicia hasta 2020.

Casado es una apasionado del motor. Es capaz de adivinar la marca de un coche sólo con verle la parte trasera, delantera o el retrovisor. / Foto: Alberto R. Roldán
Casado es una apasionado del motor. Es capaz de adivinar la marca de un coche sólo con verle la parte trasera, delantera o el retrovisor. / Foto: Alberto R. Roldánlarazon

A una semana de las elecciones, el líder del PP defiende que su partido está «unido», desvincula su futuro de que su formación mantenga el Gobierno de Madrid y sentencia que Feijóo ya ha dicho que seguirá en Galicia hasta 2020.

Esta semana se celebra una sesión constitutiva de la Cortes Generales inédita por la presencia de los políticos independentistas que están siendo juzgados por el Tribunal Supremo. ¿Qué es lo que más le preocupa de esta situación?

Considero un escarnio que los políticos presos del 1-O recojan el acta de parlamentarios mañana. ¿Se imagina que hubiera pasado si los golpistas Antonio Tejero o Alfonso Armada hubiera hecho lo mismo tras el 23-F? Vamos a exigir que al prestar juramento o promesa se cumpla con la legalidad y no se admitan fórmulas que atenten contra ella, faltando al respeto al Jefe del Estado, la bandera y la Constitución. Se debe tener en cuenta que para adquirir la condición plena de parlamentario se tiene que jurar o prometer por la Constitución y por el Rey de España, –que va a seguir siéndolo– mal que le pese a Puigdemont, a Junqueras o a Sánchez

¿Con quién cuenta usted para la Mesa del Congreso y del Senado?

Ya hemos propuesto a Ana Pastor como presidenta del Congreso, y vamos a presentar a Pío García Escudero como vicepresidente del Senado. Son dos personas con experiencia y altura de Estado. Ana ha sido una de las mejores presidentas que ha tenido el Congreso y Pío, el presidente del Senado que aplicó el 155. Saben lo que es estar al frente de dos principales instituciones del Estado. Y es eso lo que necesitamos ahora que Podemos va a ocupar las Vicepresidencias de las Cortes Generales. Esto es una clara prueba de que ellos y los independentistas son los que mandan. En cuanto se cierren las urnas el próximo domingo, negociarán un Gobierno y si Sánchez es investido y logra poder territorial va a tener carta blanca para regalar ministerios, vicepresidencias, concejalías y consejerías a Podemos. La moderación del secretario general del PSOE es un disfraz.

En el PP hay quien dice que «Ternera» ha entrado «sospechosamente» en campaña después de tantos años sin que Gobiernos del PP ni del PSOE le encontraran. ¿Usted también lo cree?

Quiero pensar que no tiene nada que ver con la campaña electoral, aunque el PSOE ha instrumentalizado todos los resortes del poder de manera lamentable para ganar votos. Dicho esto, a mí me preocupa la influencia de Bildu y del entorno de Batasuna en el Gobierno de Sánchez. Otegui ya ha dicho que serán «imprescindibles» en esta Legislatura.

Para que no dependan de Bildu, el PP puede prestarle los escaños que la faltan a Sánchez para ser investido. Abstenerse, como hizo el PSOE en su día, para facilitar el Gobierno de Rajoy.

No vamos a facilitar la investidura de Sánchez ni por acción ni por omisión. La situación en 2016 era distinta porque se trataba de evitar unas terceras elecciones generales, y Rajoy había planteado unas políticas claras de recuperación económica y de fortalecimiento territorial. Esto mismo le ofrecí yo el pasado mes de agosto a Pedro Sánchez y él lo rechazó. Nosotros no compartimos la política socialista en estas dos cuestiones fundamentales y, además, el PSOE suma con Ciudadanos y ya pactaron en 2015. A día de hoy, Ciudadanos todavía no ha dicho que no llegará a acuerdos de gobierno con los socialistas en ayuntamientos y comunidades autónomas. En ciudades como Málaga ya han confirmado el pacto, por ejemplo.

Pero la reunión que mantuvieron Sánchez y usted en La Moncloa, después de las elecciones, dejó la puerta abierta a acuerdos y futuros entendimientos. No pareció que siguieran estando tan en desacuerdo en todo.

En Cataluña y en política económica no ha habido ningún acercamiento. Sánchez sigue cediendo con los independentistas, y prueba de ello es todo el lío del Senado y de Iceta. También estamos a años luz de una política económica que se pacta con Podemos y que es absolutamente ruinosa. ¿Mantenemos el pacto contra la violencia de género, por ejemplo? Pues sí, claro. Pero tanto hablar de pactos a derecha y a izquierda y Sánchez no ha informado al principal partido de la oposición de la última operación antiterrorista contra Josu «Ternera», ni de lo que está pasando en Venezuela y la decisión de no permitir que el opositor Leopoldo López pueda ejercer sus derechos políticos, ni de la retirada de la fragata Méndez Núñez de la misión con Estados Unidos.

¿Entonces ese clima “cordial” del que nos hablaron tras su última reunión?

No quise entrar en detalles por respeto al Rey, que es quien tiene que celebrar las primeras consultas. Mi discreción pudo interpretarse como condescendencia, pero sigo sin fiarme de Sánchez. Y habrá que ver si puede gobernar, y cómo, porque tiene los mismos escaños que a Rajoy le obligaron a repetir las elecciones. Cuando llegue al Gobierno, me temo que nos encontraremos un país devastado por las políticas de los socialistas y sus socios comunistas e independentistas.

¿Qué pensó en la noche electoral al constatar que su partido se quedaba con sólo 66 escaños? ¿Buscará la colaboración con Ciudadanos en la oposición para plantar cara a esas políticas socialistas «devastadoras», como dice?

Habrá que ver a qué aspira Rivera. Lleva 15 años liderando su partido, ha perdido las cuatro elecciones a las que se ha presentado y ya es la «vieja política», que en los pocos sitios en los que ha gobernado acumula casos de corrupción. Todas sus propuestas pasan por plagiar nuestro programa. Decían que el 155 era matar moscas a cañonazos, y ahora lo piden; en los sitios en los que han gobernado con nosotros pusieron obstáculos a las bajadas de impuestos y ahora las defienden; recurrieron la prisión permanente revisable al Constitucional y ahora dicen que les gusta; y no apoyaron la reforma para prohibir los indultos por rebelión y ahora lo plantean como una bandera suya.

Escuchándole es evidente que competirán más que colaborarán en la oposición con Ciudadanos. ¿Buscará entonces la acción concertada con Vox?

La oposición la lidera el partido más votado. Y nosotros tenemos una agenda completa con nuestro programa y con las propuestas que ya hemos presentamos en el Congreso. Vamos a crear un Gobierno en la sombra que marque a cada ministro y que además de hacer oposición, presente propuestas. .

Comentó antes que «cuando llegue al Gobierno»..., ¿tan respaldado se siente por su partido como para no dudar de que seguirá al frente del PP el tiempo necesario hasta ganar unas elecciones generales?

Claro que sí. Mi mandato nació en un Congreso por primarias, en el que recibí el apoyo de la militancia para los próximos cuatro años.

Esos mandatos son revisables si las cosas no funcionan, ¿no?

Todos somos conscientes de que el cambio en el liderazgo se ha producido en una situación muy complicada, tras una moción de censura injusta y después de llevar ocho años cayendo en apoyos electorales. Cuando llegamos a la dirección había encuestas que anticipaban un sorpasso claro de Ciudadanos, y que nos situaban incluso por detrás de Ciudadanos y de Podemos. Hemos conseguido reactivar al partido con un programa muy potente, una Convención Nacional profunda y formando un equipo en el que se ha respetado la experiencia de los que ya han gestionado y, además, se han incorporado a otras personas de la sociedad civil.

Sin embargo, dentro del partido hay quienes enmiendan la estrategia, critican la «derechización» y la vinculación al «aznarismo» de su equipo más directo.

En el Comité de Dirección hay tres ex ministros, dos ex alcaldes...

Se refieren a su gabinete y asesores.

El partido es el Comité de Dirección, el Comité Ejecutivo y su Junta Directiva. Y en mi equipo, como ya le he dicho, hay ex ministros y ex alcaldes. El secretario general era el «número uno» por Murcia y portavoz adjunto en el Congreso. Y Javier Maroto y Andrea Levy estaban ya conmigo en Génova en la etapa anterior. Tengo asesores que fueron personas de la máxima confianza de Rajoy y otros que lo fueron de Aznar. En cuanto a la ubicación ideológica, tampoco nos hemos movido. Estamos donde siempre, en el centro-derecha liberal, como dicen los Estatutos desde hace 30 años. No como otros, por cierto, que los han cambiado hace año y medio.

Si no se han movido, ¿por qué después de las generales han escenificado una moderación y un giro al centro?

Ni antes ni ahora nos hemos movido. Después de haber analizado los resultados electorales, creo que hemos hecho lo correcto. Si cualquier analista de fuera de España se encontrara con unos datos que reflejan que hemos cedido 1,1 millón de votos a Ciudadanos, y 1,4 millón de votos a Vox, sostendría que lo lógico era haber hecho una campaña ambivalente. Y no haber cerrado la puerta a ninguno de estos votantes. El estudio del postelectoral demuestra que, además, hay otro millón más de votos de Vox de votantes que ya no apoyaron al PP en 2016, pero que sí lo hicieron en 2011. Es decir, un total de 2,5 millones de personas que en algún momento fueron votantes del PP. No parece descabellado en este escenario que nuestra posición haya sido la de reivindicar banderas que en un Gobierno en minoría nuestros socios nos hicieron muy difícil enarbolar. Hay 2,5 millones de votantes que querían un partido reconocible en los principios de siempre, y esto demuestra que es un error pensar que el problema ha sido que el PP perdió el centro. Ciudadanos sólo ha tenido un punto más de voto respecto a 2016, y Vox hasta 12 puntos más.

Le consta que sus «barones» sí piensan que el error del PP es alejarse del centro.

Hay que mirar hacia adelante. El PP ha estado siempre en el centro, y no he escuchado a ningún dirigente de mi partido quejarse en ese sentido. El pacto en Andalucía no fue renunciar al centro, y ahora serán ellos los que tendrán que pactar en comunidades, diputaciones o ayuntamientos.

¿Quiere decir que después de un análisis en profundidad, la estrategia de las generales fue la correcta y no tienen nada que cambiar?

Estas elecciones son distintas y estamos centrando nuestra estrategia en los candidatos, en sus equipos de gestión y en las preocupaciones reales de la gente. Sólo nosotros estamos hablando de dependencia, libertad educativa, revolución digital o sanidad. Y eso también lo hicimos en la campaña de las generales. Yo me centré en presentarme como alternativa de Sánchez, y de Vox y de Ciudadanos sólo hablé para ofrecerles un pacto que rechazaron en media hora.

Ofreció a Vox entrar en su Gobierno y luego les tachó de «ultraderecha». ¿Lo son o no?

Es un partido que está a la derecha del PP. Ellos se definen así. Y sus apoyos en Europa son los que son. Les felicita Le Pen y están en contra de la Política Agraria Común, y esto deben saberlos sus votantes del campo.

¿Dónde ubica a Ciudadanos?

Pues tendrán que decidir ellos si son socialdemócratas o liberales de verdad.

¿O el nuevo centro derecha?

Entonces tienen un problema. Hasta antes de ayer defendían que había que superar en España el centro derecha conservador. En cualquier caso, que cada uno se defina como quiera. Nosotros somos el contrapeso a las políticas ruinosas de Sánchez. En estas elecciones votar a Sánchez es decir adiós a la educación concertada y a la elección de médico y hospital, o apostar por un nuevo infierno fiscal.

¿Ha hablado con Aznar y Rajoy desde las generales?

Sí, he hablado con ellos para agradecerles su apoyo tanto antes como después de las elecciones

Después de lo ocurrido, ¿siente que le pesa demasiado la sombra de Aznar?

Ni la de Aznar ni la de Rajoy. He trabajado con los dos y estoy muy orgulloso de ello. Pero ahora estamos en una nueva etapa después de que voluntariamente decidieran dejar paso. Hay más debate periodístico que real en las polémicas que se alimentan.

Bueno, los periodistas no se inventan que en su partido creen que la imagen de que Aznar volvía a primera línea e influía en Génova no ha sido buena en estas generales.

Somos un partido unido que se siente orgulloso de lo que han hecho sus ex presidentes.

«Orgullosos», aunque a la gestión de Rajoy la responsabilizan de la fuga de votos por su gestión política, de la corrupción o en Cataluña.

Aznar creó cinco millones de empleos, y Rajoy, tres millones. Aznar frenó a Ibarretxe, y Rajoy a Puigdemont. Las razones de la pérdida de votos son muchas y vienen de muy atrás. Ellos no son responsables de los casos de corrupción que tanto daño nos han hecho.

¿Son herencia de sus etapas. Y responsables de su gestión?

Pero los responsables son quienes traicionaron al partido. Nosotros en el Congreso marcamos como línea roja la tolerancia cero contra la corrupción.

¿Que no hubo antes?

Insisto. Fue una etapa netamente positiva. Gobernar en minoría es mucho más difícil que hacerlo con mayorías absolutas y luego hay que entender que nosotros hemos tenido muy poco tiempo para dar la vuelta a todos los motivos de desgaste que han hecho que el PP lleve muchos años perdiendo apoyos.

¿Incorporará nueva gente a su equipo? Dicen que debería hacerlo y señalan nombres como el de García Egea o su director de Gabinete.

Estoy muy satisfecho con mi equipo, aunque creo que siempre hay que incorporar a gente nueva. Ahora tenemos que formar el Grupo Parlamentario, que también forman parte de mi equipo. En cualquier caso, creo que las elecciones del próximo domingo nos van a ir muy bien. Pero también digo que éste es un proyecto a medio plazo. Hemos recibido un mandato de cuatro años, y el 27 de mayo tiene que seguir el proyecto de reconstrucción del partido. No acaba nada.

Dice que las elecciones van a ir «muy bien». ¿Dónde señala el límite de su éxito o fracaso? En el PP creen que su futuro se juega en Madrid.

Ese debate lo alimentan los medios. Los candidatos autonómicos y municipales del partido están volcados en sus campañas y no en marcarme objetivos.

¿Pero usted dónde lo sitúa?

En mi partido todo el mundo es consciente de que llevamos muy poco tiempo en las tareas de dirección. El reto de estas elecciones es ganar al PSOE en votos y en concejales. Marcar una distancia sustancial con el PSOE. Lo de fijarse en unas instituciones puede dar mucho que hablar, pero siempre se ha hecho un mapa de votos y concejales.

¿Más votos que el PSOE, y muebles salvados para el PP?

Creo que vamos a recuperar poder territorial y mantener el que tenemos. Pero hay que esperar a ver cómo evolucionan los pactos. Ahora mismo todo el mundo está a lo que tiene que estar, dentro de un trabajo conjunto para intentar sacar el mejor resultado.

¿Qué poder pueden recuperar? ¿Mantendrán Madrid?

En 2015 perdimos Cantabria, Aragón, Baleares, Valencia, Extremadura y Castilla-La Mancha. Y los ayuntamientos de Madrid, Valencia, Zaragoza, Palma, Valladolid, Vitoria, Cádiz, y Sevilla, entre otros. A la una de la madrugada recuperamos la Comunidad de Madrid por un escaño. Y nadie pidió responsabilidades porque era un escenario inédito por la irrupción de Podemos. Ahora la fragmentación se produce en la derecha, pero también puede haber un movimiento de votante de izquierda a Ciudadanos. Todo está muy abierto y es muy difícil marcar gobiernos concretos porque no sabemos ni lo que va a hacer Ciudadanos.

¿De quién escucha consejos?

De casi todo el mundo. Me gusta escuchar y preguntar en qué se puede mejorar. ¡Para decirme lo que hago bien ya está mi madre! Han sido días de críticas muy duras, siempre respetuosas en lo personal, también tengo que decirlo. Pero de verdad creo que hemos hecho lo que teníamos que hacer. Esto es un partido nacional y la estrategia la marca la dirección. Y ahora veremos el resultado de todos. A mí no se me ocurrirá decir que en una comunidad se ha hablado demasiado de educación y poco de impuestos, por ejemplo. Mi apoyo a los líderes provinciales y autonómicos es pleno, porque todos están haciendo lo mejor que pueden en unas circunstancias muy difíciles.

¿También escucha los consejos de Feijóo?

Mi relación con Alberto es estupenda. Las políticas de la Xunta son una referencia y hacen de contrapeso a las políticas socialistas. Siempre aporta intercambiar impresiones con quienes ocupan responsabilidades de gobierno autonómico.

¿El tren de Feijóo hacia la política nacional ya pasó? ¿O aún está a tiempo?

Aquí estamos todos en el mismo tren. Todos a una.

Pero cree que todavía puede tener algo que decir en la política nacional. ¿Ser la solución si vienen muy malas?

Él ya ha dicho que quiere estar en Galicia.

Nada es eterno ni inmutable, ¿no?

Él ha ratificado su compromiso hasta 2020. Los gallegos están muy orgullosos de la entrega de Feijóo. Hemos demostrado que somos serios y responsables en el gobierno. Y en Extremadura echan de menos a Monago, y en Castilla y León están muy agradecidos a Herrera, que ahora le pasa el testigo a Mañueco.

¿Usted no ve al presidente gallego como su alternativa?

No, por supuesto que no. Todos estamos en el mismo barco. Y yo acabo de salir de un Congreso ejemplar.