Videos

España pedirá a la ONU una Corte Penal Internacional contra el yihadismo

Foto de familia de en Barcelona
Foto de familia de en Barcelonalarazon

La amenaza del terrorismo yihadista como crisis global que afecta a todos los países por igual, fue el eje principal sobre el que giró la reunión ministerial entre países de la Unión Europea y de la ribera del sur del Mediterráneo celebrada ayer en Barcelona.

La amenaza del terrorismo yihadista como crisis global que afecta a todos los países por igual, fue el eje principal sobre el que giró la reunión ministerial entre países de la Unión Europea y de la ribera del sur del Mediterráneo celebrada ayer en Barcelona. Para combatir tamaño enemigo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se conjuró a la «unidad internacional» como la mejor arma para frenarlo. «Algunos no se han enterado, pero el terrorismo yihadista es, sin duda, nuestra principal amenaza en la actualidad», señaló. En este sentido, el jefe del Ejecutivo advirtió que los terroristas «suponen un desafío para todos» porque golpean a los países sin hacer distinción ni reconocer las fronteras que los separan. «Que nadie caiga en el burdo engaño de identificar el terrorismo con el islam», recalcó renegando de la «falacia» que supone confundir la religión con el terror.

Haciendo de la fortaleza y la unidad su bandera y bajo el leitmotiv: «Juntos somos más fuertes», Rajoy reivindicó la cooperación internacional como el mejor método para coordinar la seguridad y la diplomacia preventiva, fomentar el diálogo y las actuaciones para evitar la radicalización, luchar contra el fenómeno de los combatientes extranjeros, controlar las fuentes de financiación y ayudar a los países azotados por el terror. «En ambas orillas hemos llorado juntos» por esta violencia, señaló al tiempo que tuvo un emotivo recuerdo para las víctimas. Unido a la memoria de quienes perdieron su vida de forma cruel a manos del terrorismo, Rajoy quiso reconocer la labor de aquellos que luchan a diario para erradicarlo y prevenirlo, homenajeando también a todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de España y de los países que lo combaten. Para ello, puso como ejemplo la operación policial en la que los Mossos d’Esquadra desarticularon la semana pasada en Cataluña una célula de captación de jóvenes para enviarlos a combatir a la yihad. «Mi reconocimiento más sincero», dijo. El presidente del Gobierno también animó a los asistentes a estar «alerta para prevenir este tipo de actos y perseguir sin descanso a sus responsables», al tiempo que defendió, una vez más, la coordinación contra la violencia, que considera un paso imprescindible para que los países puedan cooperar en cualquier otro objetivo y puedan ser estables. A esta cooperación también aludió la alta representante para Asuntos Exteriores y de Seguridad de la Unión Europea, Federica Mogherini, que advirtió de que mientras Europa sufre las consecuencias de la crisis económica y los países del sur se enfrentan a los conflictos armados, se está produciendo un llamamiento masivo del yihadismo, por lo que conviene no bajar la guardia. «Asistimos a un llamamiento del radicalismo ante nuestros jóvenes y cada vez son más numerosos los que siguen esa llamada», lamentó.El rápido avance del yihadismo fue el centro de todos los debates aunque en el orden del día también figuraban la inmigración y la energía. «Debemos esforzarnos en mantener estas reuniones con regularidad», dijo Rajoy después de que Mogherini hubiera recordado que desde 2008, en Marsella, no se celebraba una cumbre de tal calibre. A la de ayer en Barcelona acudieron 32 de los 38 representantes diplomáticos posibles. Entre ellos, y como anfitrión, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, que ejerció como maestro de ceremonias en los foros de debate sobre yihadismo.

El titular de Exteriores español apuntó algunas propuestas que serían imprescindibles para encarar la lucha contra este tipo de terrorismo, no recogido en parte de la legislación vigente, y evitar así la impunidad de algunas de sus acciones. Margallo expuso la necesidad de crear una Corte Penal Internacional contra el terrorismo yihadista, a la que puedan sumarse aquellos países que no pertenecen o no reconocen la legitimidad del Tribunal de la Haya (China o Israel, entre otros). El ministro reconoció que la idea «no es nueva», ya que surgió en 1934 -tras el asesinato de Alejandro I de Yugoslavia- aunque se abandonó tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial. La iniciativa supone recuperar una «definición y tipificación» concreta de los delitos de terrorismo y atribuir su jurisdicción a un órgano cuya legitimidad reconozcan todos los países. En la misma línea, recordó su propuesta -elevada a la ONU en nombre de España- de crear un enviado especial de Naciones Unidas para «poner orden y coordinar las iniciativas que pueden surgir para hacer frente a la amenaza yihadista». Estas iniciativas fueron aplaudidas por los asistentes a la ronda de debates. En los que participaron, junto a los Veintiocho comuntarios, ocho de los diez países que forman parte de la Política de Vecindad Sur de la UE: Marruecos, Argelia, Túnez, Mauritania, Egipto, Palestina, Jordania, Israel y Líbano. Los otros dos restantes -Siria y Libia- no acudieron debido a la situación de conflicto en la que se encuentran. Clausurada la cumbre Mediterránea los trabajos no cesan. El próximo viernes Margallo se reunirá en Bucarest (Rumanía) con representantes de los Países Bajos, Rumanía y la Unesco para formular y articular la propuesta de una Corte Penal Internacional específica para terrorismo yihadista. A largo plazo, ya en junio, el palacio de Pedralbes volverá a ser escenario de una conferencia de líderes religiosos para profundizar en el diálogo intercultural y religioso como herramienta para atajar de raíz esta nueva forma de terrorismo.

Las propuestas

- Más países en lucha contra el terrorismo.

La Corte Penal Internacional sumaría a los estados que no están en el Tribunal de La Haya (EE UU, China e Israel).

- Conferencia de líderes religiosos.

Se celebrará el próximo mes de junio en Barcelona para impulsar y fomentar el diálogo intercultural e interreligioso.