Cataluña
«Examen final» de Rajoy
La dirección popular asume que lo que ocurra en Cataluña afecta a la estabilidad política, pero prevé que la crisis refuerce a su líder a nivel nacional. El presidente comparecerá hoy para sentenciar la victoria del Estado.
La dirección popular asume que lo que ocurra en Cataluña afecta a la estabilidad política, pero prevé que la crisis refuerce a su líder a nivel nacional. El presidente comparecerá hoy para sentenciar la victoria del Estado.
Pese a la cuidada imagen de serenidad, en el Gobierno y en el PP hay mucha preocupación por lo que pueda ocurrir en Cataluña a partir de mañana, pero no hay voces que discutan la gestión que Mariano Rajoy ha hecho de esta crisis de Estado. Nada que ver con lo que ocurrió con la crisis económica en la Legislatura de la mayoría absoluta, cuando el presidente del PP lidió con la recesión pero también con las dudas y las críticas de los suyos a sus decisiones. Esta vez no hay discusión sobre el plan con el que ha respondido al desafío independentista. Ni dentro de la dirección ni tampoco por parte de los barones territoriales. La presión para que aplicase antes del que llegase el día de hoy el artículo 155 de la Constitución la han sostenido otros satélites externos al PP, «algún medio de comunicación que no se da cuenta de que Rajoy ya ha demostrado que no cede a influencias externas», sentencian en su entorno.
Esta situación le da aire en el examen interno, pero en su partido saben que la crisis de Cataluña es una prueba de fuego en su trayectoria, y, de hecho, hay quien lo compara con el «examen final» de su carrera política. Hoy Rajoy podrá comparecer en público para sostener que el Estado de Derecho se ha impuesto sobre el referéndum ilegal, pero a partir de esta noche se abre en todo caso un camino incierto en el que el presidente del Gobierno puede que tenga que tomar decisiones políticas de trascendencia histórica sea cual sea el camino que elija el independentismo, tanto si intenta ganar tiempo y la negociación como si impone la declaración unilateral de independencia. «Hoy no acaba nada, sino que empieza una nueva etapa en el conflicto catalán pese a que la consulta no tenga ninguna validez jurídica», admiten fuentes de la dirección popular. Y en esta nueva etapa entrarán en juego previsiblemente factores políticos que hasta ahora han quedado ensordecidos por la unidad del bloque constitucionalista que ha impuesto la urgencia de la respuesta del Estado al órdago de la Generalitat.
Rajoy seguirá intentando preservar el consenso con PSOE y con Ciudadanos (Cs), pero la sombra de unas nuevas elecciones autonómicas influirá en los movimientos de Pedro Sánchez y de Albert Rivera para buscar su espacio político. Si el envite independentista opta por el camino sin retorno de la declaración de independencia, PSOE y Cs tendrán muy poco margen para desmarcarse de las decisiones iniciales que adopte el Gobierno, ya que no hay alternativa al 155 –que ofrece distintas posibilidades en respuesta a ese acto de secesión, desde la suspensión de la autonomía a la convocatoria de elecciones, por ejemplo.
Pero si el independentismo opta por otra salida, sin ceder en su batalla, Rajoy tendrá que mantener el pulso al soberanismo, al tiempo que deberá buscar su equilibrio dentro de los movimientos que acompañarán a la reubicación de todos los partidos en clave electoral. Hasta ahora el entendimiento de Rajoy con Rivera ha sido «completo» en lo que afecta estrictamente a las decisiones que ha tomado en relación a Cataluña . Y también ha mantenido un diálogo muy fluido con Pedro Sánchez, dentro del espacio que el PSOE necesita bajo la presión de Podemos. A partir de hoy se abre el interrogante sobre hasta dónde esta crisis institucional condicionará la estabilidad política y la continuidad de la Legislatura.
En la dirección popular son conscientes de lo que hay en juego para España y para Rajoy, y de las nuevas dificultades para conformar una mayoría parlamentaria que les permita sobrevivir sin hacer cesiones que obligarían a Rajoy a convocar elecciones. Pero a pesar de todo son optimistas sobre el resultado del «examen final» porque aunque el problema catalán, por sus derivadas sociales, no se puede resolver de un día para otro, también saben que en clave nacional la mayoría de los españoles están del lado de Rajoy. «En Cataluña tiene un coste nuestra posición, y lo sabemos. Pero fuera de Cataluña nadie entendería que actuásemos de otra manera, y eso también limita el margen de PSOE y de Cs para intentar aprovechar esta situación para desgastarnos políticamente», sostienen en la cúpula popular. Aunque se vaya a abrir de nuevo el ruido sobre la moción de censura, en el que ya vuelve a trabajar Podemos, sin embargo en el PP siguen sin incluir ese escenario entre las hipótesis de trabajo más factibles. No creen que pueda llegar a concretarse porque el derecho a decidir divide todavía más a los partidos necesarios para desalojar a Rajoy de La Moncloa; no ven elecciones anticipadas a corto plazo por el problema catalán; e incluso esperan reconducir la negociación de los Presupuestos con el PNV, aunque salga más cara. Todo depende de lo que suceda en los próximos días y de si se cumplen las previsiones de Moncloa de que el referéndum es un fracaso y la constatación de que el independentismo tampoco ha ganado en legitimidad social. En el camino se va a cruzar el debate sobre la reforma constitucional, que puede bloquear la Legislatura, aunque el PP tampoco prevé que le perjudique electoralmente. Así que hoy la línea del éxito o del fracaso para Rajoy está en impedir el referéndum sin «incidentes graves» en la calle, argumentan en Moncloa, y el plan para desactivarlo se ha ejecutado «según lo previsto», añaden las mismas fuentes. Si eso es así, aunque el independentismo intentase una salida negociada, Rajoy no se moverá de las medidas impulsadas hasta ahora.
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