
Consecuencias
El fango socialista "salpica" a Sumar
Yolanda Díaz se queda sola para blindar el Gobierno, mientras Podemos eleva el tono. «Es una albacea del sanchismo», ataca el PP

Dos escaños consecutivos vacíos. Los dos de quienes mayor poder tienen en el Gobierno, que, oportunamente, tenían agenda oficial en Europa con la que escapar de una sesión de control que se aventuraba agria para los socialistas. El presidente del Gobierno tenía una reunión con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, asistiría doce horas después de la sesión a un partido de futbol en Polonia.
La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, fue la que «pagó los platos rotos». Es decir, la que tuvo que dar la cara frente a la oposición ante la cascada de audios que apuntan al fango socialista. Y cumplió con el papel de «salvaguarda» de la coalición como ella misma se define frente a lo que vio como un intento del PP de «dividir» al Gobierno. Sin embargo, fue la única del espectro de la izquierda que interpretó una estrategia por parte del PP en este sentido. Solo ella se mantuvo de perfil frente al caso de la «fontanera» del PSOE y sus maniobras para desactivar a la UCO. Otros socios, como Podemos, IU o Compromís, rompen filas con Sánchez y exigen explicaciones.
De este modo, Díaz tuvo que hacer frente en solitario a los ataques del PP. «Se está comiendo la corrupción con patatas», le espetó el diputado Elías Bendodo. «Su silencio a cambio del coche oficial, la escolta y mucha moqueta. Es usted tan culpable como Sánchez de las cloacas en las que está sumido el Gobierno y el PSOE», advirtió el portavoz del PP, Miguel Tellado. «Para esto han quedado usted y Sumar. De albacea del sanchismo», le reprochó la secretaria general del PP, Cuca Gamarra. El PP buscó apelar al resto de socios ante la convicción de que Díaz es el «mejor fuerte» de Sánchez.
Díaz no entró en ninguno de los ataques y esto evidenció sus propias contradicciones. Y es que el cerco de corrupción que rodea al PSOE afecta de lleno a la línea de flotación sobre la que la izquierda alternativa se sustenta. Sumar prometió solo hace un año limitar los aforamientos tras surgir el «caso Koldo» y siempre ha empuñado la bandera de la «higiene democrática».
La máxima de los portavoces de Sumar era la de no emitir «valoraciones de noticias sobre conversaciones privadas». Una respuesta con la que el partido busca también blindar el Ejecutivo del que forma parte, consciente de su situación de debilidad. Fuentes de Sumar se escudaban en que dar altavoz en público a la polémica es dar «alas al ruido» que «perjudica a todos», pero que, sobre todo, daría munición al PP, que, según defienden, busca hurgar en la ruptura entre Sánchez y Díaz.
El apoyo de Díaz contrasta con el malestar evidente del resto de socios. Ninguna tolerancia mostró Podemos, que pidió explicaciones inmediatas al PSOE. El partido ve «anómalas» las reuniones de la «fontanera» y deslizan la posibilidad de que el PSOE haya ofrecido «favores» para «ocultar» que tengan algo que ver con las «cloacas». IU también se desmarcó del PSOE y de la propia Yolanda Díaz al reclamar medidas contra Leire Díez. «Me ha parecido un espectáculo de lo más obsceno, de lo más vulgar, y espero que tomen medidas para que estas cosas no vuelvan a repetirse», exigió Enrique Santiago. Desde ERC, Gabriel Rufián definió al PSOE como la «caza mayor» de una ofensiva político, mediática y judicial.
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