Mariano Rajoy
Feijóo: «El PSOE dirige el secuestro de la democracia española»
El candidato del PP a la Xunta dice que no se fía de las encuestas, que le dan mayoría absoluta. Hombre de máxima confianza de Rajoy, rechaza postularse como delfín. Su sitio, insiste, está en Galicia
El candidato del PP a la Xunta dice que no se fía de las encuestas, que le dan mayoría absoluta. Hombre de máxima confianza de Rajoy, rechaza postularse como delfín. Su sitio, insiste, está en Galicia
–El último CIS confirmaba su mayoría absoluta. Más tranquilidad para afrontar la campaña.
–Lo importante de verdad son los datos del escrutinio. Es muy difícil sacarla, pero no es imposible.
–Bueno, al menos cuenta por adelantado con el apoyo de Ciudadanos. Rivera ya se lo ha ofrecido.
–Todos los votantes de Ciudadanos quieren lo mismo que yo. No desean un Gobierno de las mareas con los socialistas, con Podemos y con nacionalistas. Y por eso deben tener en cuenta que votar al PP es la única garantía para blindar a Galicia frente a ese monumental lío. Si la mayoría de los votantes de Ciudadanos apoya mi candidatura al frente del PP de Galicia habrá un Gobierno estable.
–¿No se cree la oferta de pacto de Rivera?
–Votar a Ciudadanos deja en el aire que el PP pueda sumar la mayoría que necesita. En las generales de junio, Ciudadanos consiguió 133.000 votos y ningún escaño. Fueron votos que ayudaron a que Podemos obtuviera dos escaños. Agradezco a Rivera su gesto, pero sabe, igual que yo, que Ciudadanos puede servir para facilitar un Gobierno de las mareas con socialistas y nacionalistas. Simplemente por la aplicación de la Ley D’Hont.
–¿Cuál es la principal dificultad a la que se enfrenta en estas elecciones? ¿La fuerza de las mareas o el desgaste de su partido a nivel nacional?
–Mi principal dificultad es que sólo nos vale una mayoría absoluta. Tenemos que conseguir algo que hoy es excepcional en España. Ninguna otra opción garantiza que podamos seguir gobernando. Y tenemos que afianzar esa mayoría estable en un momento en el que crece el hartazgo de los ciudadanos con la situación política. Desde mayo de 2015 hasta ahora los gallegos han votado en cuatro elecciones, las europeas, las municipales y dos generales. Pero espero que se den cuenta de que estas elecciones tocan de verdad en Galicia, y de todo lo que se están jugando.
–¿A qué amenaza o peligros, según usted, se enfrentan los gallegos si no gobierna el PP?
–Nos jugamos la Galicia de la próxima década. Nuestra política social, el modelo lingüístico de cordialidad, el modelo económico y de convivencia. Nos ha costado mucho llegar hasta aquí y pagar las facturas sin solicitar más deuda al Estado. Están en juego la Sanidad, la Educación y las políticas que nos han permitido ser la comunidad con más profesores por alumno, subir en un 80 por ciento las plazas de atención a mayores o que el 70 por ciento de los gallegos disfruten de hospitales nuevos o renovados. Por todo eso merece la pena que de las urnas salga un Gobierno con un mandato explícito y que pueda empezar a trabajar a las ocho de la mañana del lunes 26.
–¿Teme que el «caso Soria» le perjudique en las urnas? Porque se lo han puesto fácil a la izquierda para que se agarre a esa bandera.
–La izquierda tiene bastante problemas internos como para ir dando lecciones de nada. Pocas lecciones puedes dar cuando tu modelo es el de la falta de autoridad del secretario general socialista o la ruptura en varios grupos de Podemos, no sólo en cada comunidad autónoma sino en el núcleo mismo de ese partido por la fractura entre los de Iglesias y los de Errejón. Pero, en cualquier caso, es evidente que el «caso Soria» al que se refiere ha sido una equivocación y un error por razones de oportunidad.
–¿Inoportuno porque perjudica sus intereses de partido, no porque esté mal hecho?
–Hablo de que fue una decisión inoportuna porque la gente no la entiende. Pero se ha rectificado en 48 horas. Esto no oculta el error, pero habrá que admitir que es importante que cuando uno comete un error, sea capaz de darse cuenta y lo rectifique pronto.
–¿Llegó a trasladarle a Rajoy su malestar con la decisión de premiar al ex ministro de Industria con el Banco Mundial?
–No fue necesario. El presidente estaba en China. Y en el ejercicio de mi responsabilidad, de mi autonomía y de mi forma de entender la política, el pasado lunes a las ocho de la mañana ya comenté en el programa de Antena 3 «Espejo Público» y en una conferencia organizada por Europa Press que esa decisión era muy difícil de explicar y de entender. Que era un nombramiento arriesgado y que no se entendía en la calle. Sin cuestionar la legalidad ni que el candidato tenía méritos desde el punto de vista profesional y de su carrera pública. Mire, hay muchos ministros socialistas, de todos los Gobiernos, desde González hasta Zapatero, que han acabado en empresas y multinacionales y tomando decisiones sobre asuntos sobre los que tuvieron competencia en el Gobierno. Pero no voy a ser yo el que me refugie en lo que hacen los demás para justificar errores de oportunidad.
–Las puertas giratorias han existido en todos los Gobiernos, también del PP. Y este «error de oportunidad» afecta a un nombramiento de libre designación para representar a España en el exterior. No es lo mismo, ¿no?
–Principalmente porque en este caso el Gobierno sí ha tenido la posibilidad de actuar y rectificarlo.
–¿A quién atribuye usted el «error»? ¿A Rajoy y De Guindos?
–No creo que presidente esté en estas cosas. En cualquier caso, es un error conjunto. No se ha sabido medir bien. No se esperaba una reacción tan intensa de la gente. Pero los ciudadanos están hartos de la situación. Llevamos nueve meses sin Gobierno de la nación, y ya no les pasan ni una a los políticos. Yo lo entiendo. Si no estamos a la altura de las circunstancias no esperemos comprensión.
–¿Una mayoría absoluta en Galicia acercará a Rajoy al Gobierno?
–No conseguir el mejor resultado puede perjudicar a todos. Pero si conseguimos uno muy bueno, ya se encargará el PSOE de decir que es un tema de Galicia y que esto no afecta a la gobernabilidad de España. Mejor dicho, al bloqueo en el que mantienen a España.
–Entonces, ¿está con los más pesimistas de su partido, esos que cada vez ven más difícil que al final haya Gobierno en esta legislatura?
–No pierdo la esperanza. Pero todas las apuestas que he hecho hasta ahora las he perdido. Aposté a favor de que el PSOE actuaría con sensatez tras las elecciones de diciembre, y fuimos otra vez a elecciones. Y en junio, después de que el PP mejorase sus resultados, volví a hacerlo y han forzado que Rajoy pierda la investidura con 170 escaños y a sólo seis escaños de la mayoría absoluta. Por tanto, es normal que cada trimestre que pasa vaya menguando la esperanza.
–Sánchez sigue resistiendo a las presiones de todos.
–Recuerdo con claridad cómo en la noche del 26 de junio Pedro Sánchez felicitó a Rajoy por haber ganado las elecciones. Hay muchos socialistas que tienen mi respeto, como el presidente de Extremadura y el de Asturias. Estoy convencido de que esos presidentes autonómicos saben muy bien cuál es su responsabilidad y no obligarían a sus comunidades a someterse a un bloqueo como el que está imponiendo su secretario general en España. También hemos escuchado posiciones razonables en el ex presidente González y en otros ex ministros. Pero Sánchez está en lo que está. Y lamento profundamente que el PSOE esté migrando de la socialdemocracia europea al social populismo europeo y que se esté podemizando a marchas agigantadas. Aún están a tiempo de rectificar un error histórico.
–No acaba de contestar... Pero entiendo que hoy, de tener que apostar, ¿lo haría por nuevas elecciones?
–Hoy sólo apuesto porque Galicia no se meta en el lío de la dinámica nacional y enviemos un mensaje muy claro de estabilidad. De lo que no depende de mí ni de mis compañeros ya no apuesto nada más.
–También dicen que la victoria por mayoría absoluta le consolida como posible sucesor de Rajoy. Hay quienes hasta dentro de su partido, quizás porque les pasa como a usted, que no dejan de perder apuestas, empiezan a hablar de que quizás con Rajoy sea imposible.
–Yo no escucho eso en mi partido. Y sí escucho que España no se merece esta situación, y que, además, no nos la podemos permitir. No hay ningún precedente en Europa de un primer ministro que haya ganado dos veces las elecciones en seis meses, y la segunda vez con más distancia, y que le digan que tiene que irse. Y que los que pierdan, también con más distancia en su contra en la segunda vez, sean los que se tienen que quedar. Cuidado porque estaríamos estableciendo un peligroso escenario. Es como invitar a los españoles a que voten y, si nadie tiene mayoría, obligarlos a que asuman que el gana tiene que irse. Justo la democracia al revés.
–Por volver atrás un momento, a su perfil de sucesor. ¿Se quedará cuatro años más en la política gallega como presidente de la Xunta? ¿También en la oposición?
–Sin duda. Por tercera vez he decidido asumir este compromiso y si los gallegos me encargan de nuevo la responsabilidad de presidir la Xunta, será un honor. Si tuviera otra expectativas una vez cumplidos los ochos años comprometidos yo tenía la posibilidad de apartarme de la política gallega. Pero lo medité y decidí quedarme, con todas sus consecuencias. Sé que es muy difícil que podamos conseguir de nuevo la mayoría absoluta, pero hay esa posibilidad y vamos a hacer todo lo posible para lograrlo.
–Es buen amigo de Rajoy. Si llega a gobernar, podría ofrecerle entrar en su Ejecutivo.
–Siempre que he tenido la oportunidad de elegir, he elegido Galicia. Para mí nada es comparable con el honor y la responsabilidad de representar a mi pueblo.
–Comentaba antes que no escucha a nadie decir que sin Rajoy el bloqueo se acabaría. Le añado que en la calle la gente está tan cansada de la situación que lo que empieza a decir es que si hay que ir de nuevo a elecciones, «que se vayan todos».
–Comprendo esa indignación, el hartazgo y el hastío. Pero ésa es una frase hecha y genérica. Y vuelvo a lo de antes: Rajoy está cumpliendo el mandato del jefe del Estado y ha conseguido más apoyos que otros que fueron presidentes del Gobierno con anterioridad. Un apoyo que es casi la mayoría absoluta porque sólo le faltan seis escaños. Y plantear que se vaya el que tiene detrás esa mayoría de respaldo es muy peligroso porque, entonces, ¿dónde queda el respeto a lo que han votado los españoles?
–Si hay nuevas elecciones, ¿no deberían al menos valorar si con otro candidato quizás obtendrían todavía un mejor resultado?
–No tenemos ninguna razón para cambiar de candidato. Si Rajoy hubiera sacado el resultado de Sánchez, yo hubiera sido el primero que le habría dicho que en esas condiciones no debía seguir liderando el partido. Pero le repito, Rajoy ganó y con ocho millones de votos. Si no puedes ser presidente con ocho millones de votos, empezamos a bordear las normas mínimas de un régimen democrático. Porque al que gana no se le puede convertir en un perdedor.
–La izquierda también suma todos sus votos y dice que ellos son más.
–La izquierda lo intentó y fracasó. El PSOE pactó con Ciudadanos y luego pidió el apoyo a la izquierda populista, y no se pusieron de acuerdo. No tienen una alternativa y lo saben. Y si no es así, que digan cuál es el proyecto del PSOE con Podemos y con los independentistas catalanes. Que comparezcan y se lo expliquen a todos los españoles. No pueden, y lo que están haciendo es impedir que gobierne el que ganó y el que sí tiene un proyecto para España. El PSOE está dirigiendo el secuestro de la democracia española.
–Después de ver cómo se ha desarrollado la celebración de la Diada, ¿hacia dónde cree que va Cataluña?
–Los catalanes no se merecen los políticos que han tenido en la última década. No pueden desconectar a Cataluña de España, pero sí han desconectado de los problemas reales de sus ciudadanos. Las batallas reales están en conseguir que haya un parado menos o que una familia viva mejor a fin de mes, y ellos se han metido en una guerra que nadie les ha declarado y sólo para mantener ese relato falso en el que todo es culpa de los demás. La antigua CiU ha perdido la visión política y se ha convertido en copia de ERC y de la CUP. Y el original siempre es más poderoso que la copia. ERC y la CUP son los que dirigen de verdad el Gobierno de Cataluña a través de una persona interpuesta, que es el representante de la extinta Convergència.
–Por cierto, ¿en Galicia se han empezado a notar ya consecuencias derivada del bloqueo nacional?
–Sin duda. El Estado está bloqueado y eso afecta a todos los gobiernos autonómicos. Tendríamos que presentar un presupuesto y no sabemos por dónde empezar a hacerlo. No hay interlocución, porque aunque hablamos con el Gobierno en funciones, éste no puede aprobar leyes ni tampoco decretos con trascendencia para futuros. Vamos en un avión con piloto automático y no podemos variar el rumbo, aunque la situación aconseje moverse en otras direcciones. Ya hay indicadores económicos que apuntan a la pérdida de confianza de las empresas, se pide menos crédito, hay inversiones paradas hasta ver qué pasa. España podría ir más rápido y está bajo la amenaza de la parálisis. Y los responsables son políticos que nunca han ganado unas elecciones ni han gestionado nada. La cúpula socialista debería hablar con los compañeros que sí gobiernan o que han gobernado y que saben cuál es el alcance de la responsabilidad que todos tenemos con los españoles.
–Acabe como acabe el bloqueo, el PP tiene pendiente un Congreso Nacional. ¿Deberían aprovecharlo para renovar equipos y proyecto?
–Vayamos por orden. Primero, el país. Después, el partido. Esto debería ser siempre así y para todos. Lamentablemente, vemos que hay políticos que, sin embargo, están actuando al contrario: primero yo, después el partido, y el país no importa.
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