Elecciones europeas

Feijóo internacionaliza el frente contra Sánchez

Refuerza sus listas con un ex embajador en la OTAN. Objetivo: hacer también oposición por la amnistía, la corrupción y la justicia

Génova mantiene en las listas europeas al núcleo duro de su grupo actual en el Parlamento Europeo. Ficha a tres eurodiputados de Ciudadanos (Cs), y entrega el cierre de la candidatura a un purgado del Grupo Prisa, al filósofo y escritor vasco Fernando Savater, referencia en la lucha contra el terrorismo y por las libertades. Además, el presidente de los populares, Alberto Núñez Feijóo, reforzará sus listas con el ex embajador ante la OTAN Nicolás Pascual de la Parte, dentro de una estrategia para los próximos meses que irá dirigida a internacionalizar el frente anti Sánchez.

Pascual de la Parte es un diplomático murciano con amplia experiencia internacional. Ex embajador ante la OTAN, entre otros cargos ha desempeñado el de embajador general de Ciberseguridad y Amenazas Híbridas, y es un experto en cuestiones de Seguridad y Defensa.

Esta candidatura del PP, que mantiene al frente a Dolors Montserrat, será el apoyo de Feijóo para una segunda fase de su actual estrategia de oposición y que implicará reforzar su campaña anti Sánchez en la Unión Europea, que es donde se disputará la batalla final contra la amnistía –aquí entran las nuevas movilizaciones en la calle–. La oposición internacional a Sánchez hará causa, además, con el pulso judicial, la renovación del Consejo General del Poder Judicial, y con la «corrupción», que, sobre la base del «caso Koldo», el PP insiste en que afecta al PSOE, al Gobierno y también al «entorno» del presidente del Gobierno, en referencia a su esposa Begoña Gómez.

En las filas populares alientan la sospecha de que Moncloa haya aprovechado los días de reflexión del presidente y la crisis socialista para apretar todavía más las «tuercas» necesarias para forzar el apagón informativo sobre Begoña Gómez. Pero el flanco de la investigación policial y judicial no está sometido a estas presiones, y tiene dos vías de exposición para el presidente: la que afecta a la investigación de Pegasus, una vez que la Audiencia Nacional ha reabierto esta causa ante los nuevos datos aportados por Francia, y la que concierne a lo que pueda salir del trabajo de la Guardia Civil del volcado de los teléfonos de los implicados en la trama que, supuestamente, se benefició de al menos nueve contratos públicos para la compra de material sanitario durante la pandemia.

Por cierto, la lista europea también será utilizada para dar presencia a las víctimas de ETA y a la oposición del PP a los pactos del PSOE con Bildu.

En el «combate» nacional la composición de las candidaturas europeas del PSOE y del PP tendrán la importancia justa, porque estos comicios serán, ante todo, una reválida del pulso que ya mantuvieron Sánchez y Feijóo en las elecciones generales (son los primeros comicios de voto en todo el territorio nacional que se celebran desde entonces).

Las europeas medirán de nuevo el pulso entre el PP y Vox dentro de la derecha

Así, serán realmente el presidente del Gobierno y el presidente del PP quienes lideren las caravanas electorales de sus partidos. Las elecciones europeas del 9 de junio coincidirán con un momento político en el que debería celebrarse la investidura del nuevo presidente de la Generalitat, si no hay un bloqueo que lleve a nuevas elecciones, y también debe cerrarse la tramitación parlamentaria de la amnistía, con su aprobación definitiva en el Congreso de los Diputados.

Pedro Sánchez tiene muy difícil conseguir que esa agenda de regeneración en la que ha justificado su amago de dimisión pueda tapar los titulares que se desprendan de este triángulo de temas centrales. Pero sí confían en que su victimización y «calentar» todavía más la polarización le sirvan para tirar de la lista del PSC en las elecciones del 12 de mayo, y que un buen resultado en Cataluña le haga de trampolín para las europeas.

Sánchez se echará a las espaldas la campaña catalana para que pueda ser viable la opción de la reedición de un nuevo tripartito, desde la convicción que tienen en Moncloa de que, si Salvador Illa gana de manera sonora, ERC acabará cediendo al acuerdo, y Junts, por su parte, acabará también bajando la cabeza y aceptando seguir jugando a la negociación en Madrid para no quedarse por completo fuera de juego. La tesis se resume en que los independentistas, también Junts, aceptarán venderse por un «par de cacahuetes», con Carles Puigdemont ya jubilado y disfrutado de su familia en su casa.

El mensaje que sale de Junts es justo el opuesto, y, si se les hace caso, habría que quedarse con la idea de que «Puigdemont no se irá a su casa sin antes haber matado a Sánchez».

La campaña de las elecciones europeas estará condicionada por este clima político. Para el PP serán también un nuevo examen de su trabajo por el voto útil. Con sus fichajes de los tres eurodiputados naranjas, el 9 de junio se oficializará el entierro internacional de la formación que echó a andar Albert Rivera, pero donde se juega el partido más interesante es en la derecha, entre el PP y Vox. Primero en Cataluña, y después el 9 de junio, en un momento en el que la formación que preside Santiago Abascal no pasa por su etapa de mayor fortaleza y estabilidad orgánica.