Génova remitirá su orden del día
Feijóo irá a Moncloa a hablar de amnistía y Puigdemont
Dirigentes nacionales y territoriales le instan a resolver ya el debate. El líder popular ha consultado al partido
Génova se mueve. En estos últimos días, destacados dirigentes del PP han coincidido en «recomendar» a la dirección del partido que resuelva cuanto antes, sea hacia un lado o hacia otro, la propuesta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de celebrar una reunión en Moncloa antes de que se cierre el año. La decisión sobre esta propuesta de entrevista tendrá recorrido durante toda la legislatura, y por eso Alberto Núñez Feijóo ha elevado consultas a dirigentes territoriales y a miembros de su Ejecutiva y del grupo parlamentario, aunque en última instancia sea él quien tiene «la última palabra», como puntualizan fuentes de su entorno.
El paso de Génova es remitir a Moncloa su propio orden del día para la reunión, en un movimiento dirigido a intentar quitarle la iniciativa a La Moncloa en lo que parece destinado a pasar a la historia de las relaciones entre los dos partidos como una nueva «pelea» entre el gabinete de Sánchez y el de Feijóo por ver quién sale mejor parado ante la opinión pública de una propuesta de entrevista «instrumental» por parte de los estrategas del presidente.
En los mensajes que se intercambian a través de los medios de comunicación, que es por donde únicamente canalizan su diálogo, Moncloa ha dicho que están abiertos a hablar de todo lo que quiera el PP, atendiendo al eje que ellos han marcado, y que es la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
En el orden del día que Génova remitirá a Moncloa, antes de cerrar la fecha del encuentro, está el pacto con el independentismo, la amnistía, la mesa de Ginebra con Carles Puigdemont o los «privilegios» en materia de financiación autonómica negociados con el expresidente de la Generalitat, todavía hoy en situación de prófugo de la Justicia española.
La entrevista está condenada al fracaso. Se celebrará, salvo que Moncloa vete ahora la agenda de Feijóo, lo que parece poco probable ya que ellos mismos echarían tierra sobre el argumentario que han estado defendiendo en estos útlimos días contra el líder del PP. Si la idea es construir la imagen de un Feijóo que se niega al diálogo, Moncloa no puede ahora decir que no acepta hablar de lo que pide el PP sin que quede en evidencia su relato.
El cruce de mensajes vía teletipos sólo enfaga más el terreno del posible diálogo, incompatible, por otra parte, en un ejercicio de realismo, con los pactos con el independentismo. Los últimos del PP recuerdan que en la primera entrevista que celebraron Sánchez y Feijóo, después de la elección de este último como presidente del PP, el orden del día lo conocieron a través del «periódico oficial de Moncloa». También comparan la receptividad del presidente del Gobierno respecto a las exigencias de Puigdemont con la que tiene con el partido más votado en las elecciones generales –«si Puigdemont pide un orden día la respuesta de Moncloa es en qué tipografía lo quiere».
Feijóo ha tenido oportunidad de escuchar a algunos referentes del partido defender la conveniencia de que la cúpula aclare cuanto antes cuál es su posición en este debate porque todo lo demás es «tiempo perdido que juega a favor de los intereses de Sánchez».
De hecho, por más que en la agenda intenten colocar otros temas, la discusión sobre la reunión en Moncloa está restando espacio a los populares para que lleven el foco a asuntos de la actualidad que son más incómodos para el presidente del Gobierno.
Llegue cuando llegue, se puede anticipar que la entrevista será un diálogo de sordos. Feijóo puede acudir a Moncloa, pero no puede «normalizar» las bases sobre las que Sánchez sostiene su gobierno. Si ésta es una Legislatura de excepción, esta situación debe dejarse notar en la relación entre los dos dirigentes, opinan en la dirección del PP.
Sánchez se ha creído los mantras que durante la pasada Legislatura difundieron por tierra, mar y aire sus colaboradores para desprestigiar a Feijóo. El presidente funciona en el corto plazo, febrero ya le pilla largo, y en ese cortoplacismo se siente con ventaja sobre su adversario político.
Un exministro lo explica con estas palabras: «Pedro desprecia a Feijóo. Está convencido de que es más listo , de que tiene más mundo y de que un tipo que viene de provincias nunca podrá ganarle la partida». Feijóo cree que Sánchez no tiene ningún principio más que el de la mentira. Y esto condicionará la reunión más que cualquier orden del día.
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