
Cuestión de Medida
Feijóo sepulta el aborto y pasa a la conquista de la clase media
Génova dice que las comunidades deben cumplir con la ley. Centra ahora la estrategia en denunciar la subida del Gobierno para las cuotas de los autónomos

Aquella noche del 28 de mayo de 2023, en la sede de Génova 13 se celebraba con euforia futbolera cada comunidad o ayuntamiento que entraba en la nómina del Partido Popular. «¡Hasta Extremadura!». El vuelco de las municipales y autonómicas marcó un hito que, con el tiempo, se ha convertido en una moneda que tiene su cara... y su cruz. Se vio a las pocas semanas, cuando los pactos con Vox torpedearon, y de qué manera, la estrategia de campaña de Alberto Núñez Feijóo para las generales del mes de julio.
Pasado el ecuador de la legislatura, y ante un nuevo ciclo electoral, el presidente popular tiene que lidiar con un ingente caudal de poder territorial, que es fortaleza y debilidad al mismo tiempo. Porque lo que sucede en la Comunidad Valenciana, Andalucía, la Puerta del Sol o Cibeles tiene su eco en el resto de España.
El Gobierno ha puesto toda la atención sobre el aborto. Porque moviliza a la izquierda y divide a la derecha. Le regaló una primera baza José Luis Martínez-Almeida en el Ayuntamiento de Madrid, cuando aprobó una iniciativa de Vox para informar a las mujeres del «síndrome postaborto». Prosiguió Isabel Díaz Ayuso con aquel: «Váyanse otro sitio a abortar». La Moncloa ha izado la bandera y no piensa arriarla. Por un lado, anuncia una batalla judicial para que las regiones del PP cumplan con la ley vigente y elaboren un registro de médicos objetores que se niegan a practicar abortos. Por otro, ha iniciado los trámites para una reforma imposible que introduzca el derecho al aborto en la Constitución. Pedro Sánchez no quiere hablar de otra cosa.
Pero Feijóo da por sepultado el debate y resuelve que sus barones han de cumplir la ley. «No somos como Alvise», zanjan en su círculo. «Creemos más útil un listado de médicos que sí quieran practicar un aborto que no de aquellos que se nieguen, así que cuando lleguemos al Gobierno legislaremos en esa dirección», añaden. Ahora, toca acatar la norma vigente y pasar página. Hay cierto hartazgo en la cúpula popular porque el humo de los fuegos territoriales intoxica la estrategia nacional.
Además de una denuncia permanente de la corrupción, Feijóo sigue con la agenda programática: vivienda, conciliación, inmigración y autónomos. La finalidad, aseguran desde su equipo a LA RAZÓN, es la conquista del nicho más cuantioso del pueblo español: la clase media. «Vamos a por su rescate emocional».
En la sesión de control de ayer en el Congreso de los Diputados, Feijóo lanzó a Sánchez varias frases, más bien gruesas, en las que vinculó los escándalos que le cercan con la última subida aprobada por el Gobierno para las cuotas de los trabajadores por cuenta propia. «Mientras en su círculo hacen caja, los españoles hacen cuentas. Las familias que sufren para llenar la cesta a fin de mes ven cómo en el PSOE y en el ministerio de Transportes corren los billetes como en un prostíbulo». También afirmó: «Trabajar debería de dar esperanza y, con usted, da rabia. Rabia de ver cómo la decencia no cotiza, de comprobar cómo el mérito no sirve. De ver cómo se castiga al honrado y se premia al indecente. En la España de Pedro Sánchez, si trabajas, pagas; si robas, cobras..., y si te aplauden, prosperas».
El PP tiene testado que entre los estratos más pobres de la sociedad y los más ricos hay todo un elenco de ciudadanos que se sienten con la soga al cuello, incapaces de sufragar todos los gastos y sin un respaldo real y efectivo por parte del Estado. Son los que conforman la clase media. Trabajadores con rentas anuales de entre 30.000 o 40.000 euros que no reciben un ingreso mínimo vital, que no se benefician de las sucesivas subidas del salario mínimo, que tienen dificultades para acceder a una vivienda. Un público en el que, aseguran los populares, «el PSOE no puede penetrar y Vox no es creíble en la gestión».
Entre informes de la UCO, citaciones en el Supremo, autos judiciales, investigaciones en el Senado, Feijóo quiere lanzar la red de pescar a los colectivos que conforman la clase media para así construir una «mayoría suficiente» que el día de mañana le permita gobernar en solitario. A día de hoy, no parece que a la primavera demoscópica que atraviesa Santiago Abascal le quede poco tiempo para cambiar de estación. Aunque tampoco es invierno en Génova.
Salvo el CIS y la encuestadora de Iván Redondo, es decir, el CIS, pero con capital privado, todos los sondeos apuntan a una victoria del bloque de la derecha que permitiría a Feijóo gobernar. La media le sitúa ligeramente por encima del porcentaje que cosechó en la última cita con las urnas. Pero el cambio drástico es el ensanche al otro lado del muro. PP y Vox estarían en condiciones de sumar más de doscientos diputados. Un resultado que, según la dirigencia pepera, obedece a la «derechización» del país. Por eso, la guerra civil entre ambos partidos, el de Feijóo y el de Abascal.
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