Política

Proclamación de Felipe VI

Felipe VI, un valor seguro para España

La Razón
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El fructífero y extraordinario reinado de Su Majestad el Rey Juan Carlos I, que ahora concluye, ha gozado de una triple legitimidad: histórica, de origen y de ejercicio. Pues bien, Felipe VI comienza su reinado en una posición similar. Nadie discute que hoy se convierte en Rey de España como legítimo heredero de una dinastía histórica, y que accede a la Jefatura del Estado conforme a los mecanismos establecidos en la Carta Magna. En lo que se refiere a la legitimidad de ejercicio queda un largo reinado por delante para comprobar que Felipe VI será un gran Rey de todos los españoles y que desempeñará los altos cometidos que le asigna el artículo 56 de la Constitución con acierto, prudencia y sabiduría.

Sin embargo, no hace falta esperar a mañana para saber que ya es acreedor de esa legitimidad de ejercicio, sustentada en su biografía y en su trayectoria. En su abuelo, el Conde Barcelona, y en su padre, el Rey Juan Carlos I, tiene sólidas referencias de lo que significa una inagotable vocación de servicio a España. En su trayectoria como Príncipe de Asturias encontramos innumerables ejemplos que nos permiten asegurar que la Corona, como hasta ahora, será capaz de identificar los anhelos de los españoles, hacerlos suyos y trabajar con ahínco e ilusión por alcanzarlos. Nos consta su afán por conocer la realidad de España, los problemas y dificultades a los que se enfrentan sus ciudadanos y sus empresas. Sabemos de su interés por promocionar y buscar nuevas oportunidades para nuestro país en el exterior, de su compromiso personal con Iberoamérica, de su preparación para desenvolverse en un mundo global. Hemos comprobado su firmeza ante la amenaza terrorista y su cercanía con las víctimas de ese odio irracional.

Felipe VI no es una incógnita; es un valor seguro. Será un extraordinario titular de la Corona, capaz de agrandar todavía más el inmenso legado que hoy recibe de su padre. La España de Juan Carlos I, el país que ha sorprendido al mundo durante los últimos 40 años, es el punto de partida de un reinado que, seguro, estará presidido por el afán de superación; por convertir lo antes posible en pasado el problema del desempleo; por conseguir que todos nos sintamos parte de esa España que para Ortega debía ser un sugestivo proyecto de vida en común, y que el ayer Príncipe de Asturias y hoy Rey ha definido en diferentes ocasiones como «una Nación que han construido millones y millones de ciudadanos a lo largo de los siglos y que hoy, todos juntos, en un proyecto compartido, tenemos la responsabilidad de continuar, en una tarea siempre inacabada. España es una gran nación que vale la pena vivir,que vale la penaquerer y por la que merece la pena luchar». En definitiva, no me cabe duda de que el reinado de Felipe VI comienza avalado por esa triple legitimidad.