Sucesos

«Fuego, fuego, mi hijo, mi hijo»

"Fuego, fuego, mi hijo, mi hijo". Esto es lo que oyeron gritar unos padres primerizos que, sin pensarlo dos veces, cogieron a su bebé de cuatro días y abandonaron a toda prisa la clínica de La Milagrosa, en la que está ingresado el Rey Juan Carlos y donde se ha registrado un pequeño incendio esta mañana.

A pesar de los nervios, los padres de la pequeña Zoé, que nació el pasado sábado, han tenido tiempo de recoger algunos de los centros de flores con los que habían sido obsequiados por el feliz acontecimiento, aunque no de abrigarse para el frío exterior, pues la madre iba en bata y zapatillas.

La abuela de la niña, su primera nieta, ha relatado que iban a recibir hoy mismo el alta médica, pero que el pánico se ha apoderado de su hija y su yerno y han decidido salir del hospital sin esperar a saber exactamente lo que estaba ocurriendo.

Un incendio en un cuarto de instalaciones situado en la planta baja de un edificio anexo a la clínica hizo saltar la alarma a las ocho menos diez de esta mañana.

Dos horas después, unos padres ya más tranquilos, con Zoé metida en su canastilla, y con los centros de flores, regresaban al centro sanitario para recoger el alta médica antes de marchar para el domicilio familiar.

Inmediatamente después de originarse el incendio, se ha organizado un dispositivo de emergencia que ha ocupado los alrededores de la clínica, con vehículos de bomberos, ambulancias, equipos de los servicios de emergencia, coches de policía y hasta un pequeño hospital de campaña.

Personal de la clínica, familiares de pacientes ingresados, personas que tenían cita médica y curiosos se han concentrado detrás del cordón policial con el que ha sido rodeado el hospital.

Algunas enfermeras y auxiliares permanecían en el exterior arropadas con toallas para protegerse del frío, ya que con las prisas olvidaron coger los abrigos.

Vicente Campesino, que estaba citado a primera hora de la mañana para someterse a una prueba diagnóstica, no ha tenido problemas para aparcar su vehículo en el garaje del hospital, pero le han impedido el acceso cuando intentaba entrar por la puerta principal.

Después de dejar el coche, sobre las ocho y media, ha podido ver el lugar donde supuestamente se originó el fuego.

"Es un cuarto pequeño y estaba todo negro, pero no había humo", ha explicado a los periodistas este hombre, de unos setenta años, que ha asegurado que no ha pasado "ningún susto".

"Tanto para tan poco", ha señalado, en relación al dispositivo montado.

Como cada día, la esposa y la hija de Tomás, que se encuentra ingresado en la UCI, llegaban a primera hora de la mañana al hospital, pero hoy no han podido entrar hasta pasadas las diez horas, cuando los agentes policiales han permitido el acceso a los trabajadores del centro y a los familiares de los pacientes.

El vigilante de seguridad de la unidad móvil de Telecinco, que se encuentra instalada en la puerta del hospital desde que Don Juan Carlos fuera intervenido quirúrgicamente el pasado domingo, abandonó el recinto después de oír "mucho bullicio", aunque en ningún momento vio humo.

El incendio ha atraído la atención de muchos curiosos que se han acercado hasta el hospital para conocer de primera mano lo que estaba ocurriendo.

Es el caso de Francisca Molina, una vecina de la cercana calle Luchana, de 85 años, que se ha enterado de la noticia por la televisión y ha decidido acercarse.

"¿A dónde vas mamá?", le ha preguntado su hija. "A que me dé el aire", le ha respondido ella.