José Manuel García-Margallo
García-Margallo: «No pisaré Gibraltar mientras no haya una bandera española»
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha asegurado hoy que "jamás"ha pisado Gibraltar y ha garantizado que nunca lo pisará como ministro y que tampoco lo hará "cuando vuelva a ser ciudadano normal, más pronto que tarde, mientras no haya una bandera española".
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha asegurado hoy que "jamás"ha pisado Gibraltar y ha garantizado que nunca lo pisará como ministro y que tampoco lo hará "cuando vuelva a ser ciudadano normal, más pronto que tarde, mientras no haya una bandera española".
García-Margallo ha comenzado con esta declaración de intenciones el discurso que ha pronunciado durante la presentación del libro de José María Carrascal "La batalla de Gibraltar", donde ha explicado la política del Gobierno de Mariano Rajoy ante el Reino Unido y la colonia británica y en la que se ha recordado también que el exministro Miguel Ángel Moratinos sí visitó el Peñón.
El objetivo del Ejecutivo, tal como trasladó en su primera reunión al ministro de Exteriores británico, William Hague, es "acabar con la broma de años anteriores"y emprender una política "radicalmente distinta".
Según ha subrayado, España quiere volver a abordar el asunto de la soberanía, pero, como manifestó Rajoy ante la Asamblea general de la ONU, los actores de esa negociación deben ser Madrid y Londres, y el Reino Unido no puede dar a un tercero -las autoridades de la colonia- el derecho a vetar esas conversaciones.
Mientras la situación no cambie, ha admitido el ministro, debe continuar la cooperación entre España y el Reino Unido y entre Gibraltar y las autoridades de la zona colindante al Peñón.
Ha tachado así de "realmente perversa"la fórmula de Foro tripartito diseñada por el Gobierno socialista, que dio voz a Gibraltar en pie de igualdad con el Reino Unido y con España.
Un foro que, ha reconocido, su predecesora en el cargo, Trinidad Jiménez, congeló y que él ha denunciado.
Entre los puntos permanentes de conflicto, ha señalado el "régimen fiscal privilegiado"de la colonia, "que viola todas y cada una de las disposiciones"de los tratados europeos y que el Gobierno "ha denunciado y seguirá denunciando", convencido de que "ganará esa batalla".
Otro enfrentamiento deriva de la protección medioambiental de la zona, algo que deben garantizar España y el Reino Unido como Estados miembros de la UE que han aprobado su respectiva legislación medioambiental.
Si no se llega a un acuerdo, ha augurado "conflictos permanentes", pero ha dejado claro que el Gobierno denunciará ante las instituciones europeas toda acción que viole las reglas de la "zona de especial conservación"declarada por España y que tomará las medidas unilaterales oportunas para garantizar que esas normas medioambientales se cumplen.
Este conflicto se solapa con la tradicional disputa sobre las aguas que rodean al Peñón, ya que mientras el Gobierno sostiene que el Tratado de Utrecht otorga la jurisdicción a España, el Reino Unido alude a la Convención del Mar de la ONU para legislar sobre ellas.
Mientras no se superen estas discrepancias, "los pescadores españoles saldrán protegidos por la Guardia Civil a pescar donde han pescado siempre", ha recalcado García-Margallo, que ha revelado también que tiene "montones"de quejas del Reino Unido por los problemas en la frontera.
Ante esas quejas, el Gobierno responde al Reino Unido que no forma parte de Schengen y que Gibraltar no participa por tanto de la unión aduanera.
El Ejecutivo, ha añadido el ministro, también está intentando revertir la posición heredada del Gobierno anterior en materia de aviación civil, porque había una excepcionalidad sobre el aeropuerto de Gibraltar que fue derogada en el Foro tripartito.
"Gibraltar es, incluso en los tiempos que corren, una preocupación constante de España y del Gobierno, que ha hecho conocer con firmeza y determinación cuál es su postura", ha resumido.
Cuando se cumple el tercer centenario del Tratado de Utrecht, ha elogiado el libro de Carrascal como una "obra de alto interés patriótico", y ha añadido: "alguien que no tenga interés patriótico no merece estar en un Gobierno ni merece coger una pluma para hablar de estas cosas".
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