Ante la reunión

García-Page planteará a Pedro Sánchez las exigencias de Castilla-La Mancha en financiación

Los servicios públicos serán la línea roja para el presidente manchego

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez junto al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, en un acto de campaña
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez junto al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-PageEUROPA PRESS

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, planteará en su próxima reunión con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, las necesidades que una comunidad autónoma como Castilla-La Mancha tiene en el actual modelo de financiación autonómica y expondrá sus dudas ante el acuerdo alcanzado entre Esquerra Republicana y el Partido Socialista de Cataluña en torno a la creación de un cupo catalán.

El próximo viernes, 4 de octubre, será la fecha en que ambos mandatarios se reúnan y pongan negro sobre blanco sus discrepancias, que van mucho más allá del propio modelo de financiación y pueden incardinarse incluso en el propio concepto de nación.

Lo cierto es que estos últimos días han venido determinados en Castilla-La Mancha por el Sanedrín convocado por Page en Viso del Marqués, donde se reúnen los consejeros del Gobierno de la comunidad autónoma para marcar la línea política del próximo curso. Es algo que Page practica con frecuencia cada curso y que incluso en tiempos de alcalde, también realizaba.

Evidentemente, este año político que ahora comienza viene determinado por el acuerdo alcanzado entre PSC y Esquerra Republicana sobre la consecución de un concierto económico para Cataluña, bendecido por el Palacio de la Moncloa.

Page fue el primero en lanzar un tuit la noche de autos, en el que advertía del clamoroso silencio de su partido ante lo que entiende que es una clara posición de dominio e insolidaridad por parte de una comunidad próspera que no quiere compartir su riqueza con las demás. De ahí que el último día del mes de julio apareciese en el Palacio de Fuensalida con una rosa roja, recordando el principal símbolo del socialismo. No se puede dar a quien más tiene.

Por eso el próximo encuentro el viernes, 4 de octubre, con Pedro Sánchez en la Moncloa, vendrá revestido de todo el morbo posible. No sólo es que se enfrenten dos antagonistas del Partido Socialista, sino que sobre todo, se contraponen dos maneras de ver la izquierda y España.

Si Sánchez da todo por bueno con tal de mantener el sillón en Moncloa, Page parece tener claro determinados postulados socialdemócratas que lo arrastraron en su juventud para acercarse a la política. Cada uno podrá determinar cuál es mayor virtud o defecto, pero está claro que aquí se contraponen la permanencia fiel a los principios o la volubilidad de la voluntad ante la coyuntura.

Page tiene claro que la financiación de los servicios públicos ha de ser la línea roja que no pueda ser traspasada, para que una comunidad autónoma como Castilla-La Mancha pueda defender lo conquistado durante estas últimas cuatro décadas en democracia.

Precisamente, hoy sábado ha convocado a su comité regional y muy probablemente determine la fecha de celebración del próximo congreso en Castilla-La Mancha. No tanto como maniobra para defenderse ante posibles rivales, sino sobre todo, para calibrar el apoyo que de su partido tiene para defender los intereses de la comunidad autónoma.

En este sentido, Page lo ha dicho en multitud de ocasiones. Prefiere enfrentarse a su dirección en Madrid que aceptar los postulados que vengan de Ferraz y perjudiquen a la comunidad autónoma. Es cierto que los grupos de la oposición ya le han pedido que también haga valer su fuerza en el Congreso de los Diputados con los parlamentarios de Castilla-La Mancha. Lo que habría que preguntar en esta cuestión es si los congresistas estarían por la labor, partiendo de la base de que Isabel Rodríguez, ministra de Vivienda, es diputada por Ciudad Real.

Precisamente el fracaso de la última votación en el Congreso sobre la ley de alquiler despeja las influencias de cada uno en su materia correspondiente. García- Page aprendió de Bono hace muchos años y parece seguir sus mismos pasos. Otra cosa es lo que el futuro y la coyuntura dispongan. Pero parece claro que el presidente de Castilla-La Mancha tiene discurso propio y lo defenderá hasta el final.

Este próximo trimestre entrarán en las Cortes de Castilla-La Mancha los presupuestos de la comunidad autónoma. Irán lastrados por la incertidumbre de si habrá presupuestos generales del Estado. Pese a ello, lo que a García- Page parece preocuparle es el bienestar alcanzado por la comunidad hasta ahora para sus ciudadanos. Lo que suponga un paso atrás, será un problema para Moncloa y Fuensalida.