Campaña 18F
Génova: «Si el PP pierde la Xunta de Galicia, será por Abascal»
El PP teme el «efecto Girona» y que un centenar de votos a Vox arriesgue la mayoría absoluta. El PSOE trabaja el voto útil para el BNG
La campaña gallega llega a su fin con Vox como uno de los principales obstáculos para que el PP consolide la mayoría absoluta que necesita para seguir al frente de la Xunta. O al menos así lo entienden en el equipo de campaña del PP, donde tienen en cuenta el ejemplo del «efecto Girona» y las consecuencias dramáticas que para las expectativas de llegar a La Moncloa tuvo el voto que «se perdió» por irse al partido de Santiago Abascal. Girona, en las últimas elecciones generales, es el caso más paradigmático de las consecuencias fatales del reparto de votos entre los dos partidos del centro derecha, sin que Vox alcance el porcentaje necesario, el 5 por ciento, para obtener representación.
En esta provincia catalana el PP se quedó en la noche electoral a 363 votos de obtener un escaño, que, finalmente, fue a parar a Junts. Vox logró 22.514 papeletas que no sirvieron para nada.
Los datos de la noche electoral del 23 de julio confirmaron que en siete circunscripciones Vox no obtuvo ninguna representación, y que, sin embargo, si sus votantes hubieran optado por apoyar al PP, el centroderecha habría mejorado en siete escaños más, y esto permitiría a Alberto Núñez Feijóo estar hoy gobernando.
Con estos antecedentes, el PP cierra la campaña bajo el miedo a que se repita lo que sucedió en Albacete, Burgos, Pontevedra, La Rioja, Tarragona y Lleida, que en su conjunto, y por los votos de Vox que se quedaron sin obtener ningún escaño, dieron al PSOE cinco diputados más y otros dos a Junts.
Los últimos trackings coinciden en señalar que hay un 2,5 por ciento de votos que pueden irse el domingo a Vox, y son las papeletas destinadas a no tener ninguna utilidad en el reparto final de escaños, o, incluso, a ser las responsables de que el PP se quede sin los 38 escaños necesarios para mantenerse en la Xunta.
Los últimos mensajes de campaña y hasta el protagonista elegido en el lado popular, con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, como invitada estrella, evidencian el temor que hay en las filas populares a que Santiago Abascal vuelva a ser un obstáculo para las expectativas electorales del Feijóo. «Si el PP pierde Galicia, será por Abascal. Esto es lo que dicen los votos». La frase es el mantra que repiten machaconamente en Madrid y en Galicia aquellos que están al tanto de cómo oscila la intención de voto en estas horas finales de campaña. La última semana no ha sido buena para el PP, pero sí parece que llega al cierre con las ideas más claras sobre dónde está su punto estratégico más vulnerable y cómo tiene que combatirlo.
Ayuso, por ejemplo, es el mejor movimiento que han hecho en estos últimos siete días por la capacidad que tiene la presidenta de la Comunidad de Madrid de poner sordina a las siglas de Vox y aglutinar a ese votante que, por ejemplo, pudo sentirse confuso por los mensajes que salieron del encuentro con periodistas que mantuvo la dirección del PP el pasado viernes o del uso que el aparato del Gobierno ha hecho de aquella conversación en off con los medios.
Tan es así que Moncloa no se ha cortado a la hora de ir jaleándose a sí misma, en medios políticos y también económicos, por su operación para convertir esas declaraciones en off en un bumerán contra Feijóo y también a favor de blanquear la negociación que ellos están haciendo con Junts.
De hecho, es que incluso los portavoces del presidente del Gobierno le atribuyen a Pedro Sánchez el «mérito» de haber diseñado esta operación de voladura de la campaña del PP, y cuentan que en la noche de los Goya estuvo personalmente pendiente de que llegara la hora para activar la maquinaria de propaganda contra los populares. Llama la atención, inevitablemente, que los portavoces de Moncloa no vean ningún inconveniente, sino al contrario, en situar nada menos que al presidente en esa labor de pilotaje de la supuesta explosión de la campaña del PP, como si no tuviera otras ocupaciones institucionales más importantes, y más cuando aquellas horas estuvieron marcadas por el asesinato de dos guardias civiles en Barbate por una narcolancha.
Pues por extraño que parezca, éste es el mensaje que están haciendo correr por Madrid los «fontaneros» del presidente, ridiculizando, a su vez, al líder del PP. Quienes compartieron cerca del líder socialista la gala de los Goya confirman cómo Sánchez, a última hora de la noche, empezó a echar mano del teléfono, en lo que ahora entienden que fue el momento de coordinar con el ministro Óscar Puente los movimientos y primeros tuits que lanzaron para agrandar la bola.
El Partido Popular cierra la campaña pendiente de cortocircuitar el voto que pueda irse a Vox. Mientras que el PSOE, por el contrario, está volcado, sobre todo en circunscripciones concretas, en conseguir activar el voto útil no para el PSOE, sino para el BNG. Es decir, que votantes suyos vayan a apoyar la lista de Ana Pontón para rentabilizar lo más posible el voto nacionalista, independentista y de izquierdas.
En todo caso, a pesar de que la amnistía y Cataluña siga en el foco de la agenda nacional, la impresión que tienen los especialistas electorales es que en Galicia este tema tendrá poca repercusión. Según tienen estudiado, el microclima gallego es mucho menos permeable a la política nacional que lo que ocurre en otras comunidades como Castilla-La Mancha, Andalucía y, por supuesto, Madrid.
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