Elecciones generales

Guardianes de la tradición

En Arévalo, la formación de Casado siempre ha sido la más votada en elecciones generales, superando la media nacional en 25 puntos en los dos últimos comicios.

Los vecinos de Arévalo añoran la época de Aznar, pero ven en Casado un candidato bien formado y con buenas ideas / Foto: Alberto R. Roldán
Los vecinos de Arévalo añoran la época de Aznar, pero ven en Casado un candidato bien formado y con buenas ideas / Foto: Alberto R. Roldánlarazon

En Arévalo, la formación de Casado siempre ha sido la más votada en elecciones generales, superando la media nacional en 25 puntos en los dos últimos comicios.

Tres jóvenes charlan junto a un cartel electoral en la plaza del Arrabal de Arévalo (Ávila) en la que aparece el rostro de Pedro Sánchez. «A ése ni de coña», dice uno de los amigos apuntando con el dedo a la cara del candidato socialista. Los tres ríen y comienzan a analizar el panorama electoral. «O Partido Popular o Vox, no queda otra», zanja otro de ellos ante la cara un tanto sorprendida de la única chica del grupo, que prefiere cambiar de tema. La conversación no dura más de cinco minutos. Parece que tienen el voto claro o, al menos, su orientación ideológica. Siguen su marcha y cruzan el otro panel con otro de los candidatos en primera plana: Pablo Casado. El líder popular parece que les gusta más. No le critican. Y es que, en este pueblo de Castilla y León, el PP siempre ha salido victorioso, algo común en toda la comunidad, bastión histórico de la derecha. En este feudo abulense, la formación de Casado se hizo en 2016 con el 54% de los votos y en las de 2015 con el 49%; 25 puntos por encima de la media nacional.

«La economía siempre ha ido bien cuando el PP está en el poder. Mira cómo nos sacó de la crisis Mariano Rajoy tras el destrozo de Zapatero», argumenta Ramón, un vecino del pueblo, que nos confiesa que él siempre ha depositado el voto azul en la urna. «No sé mucho de política, la verdad, pero el resto no me gustan mucho. Ahora vienen estos de Vox, pero no hay que dejarse engañar, porque realmente no proponen cosas, son unos demagogos. El PP se basa en hechos y propuestas y Vox en habladurías», añade este castellano, ferviente defensor de que gobierne la lista más votada «para que no hagan chanchullos. Espero que no ocurra lo que pasó con Sánchez, que es un usurpador», sentencia. Sin embargo, el resto de vecinos de este feudo azul da por hecho que el bipartidismo murió al mismo tiempo que los gobiernos monocolor. «Es la hora de los pactos, pero ojo con quién se hace. A mí me gusta mucho lo que han hecho en Andalucía, un gobierno del PP con apoyo de Ciudadanos y Vox. Algo así vendría muy bien para que nuestro país remonte», explica Florín, que regenta una papelería e imprenta en el centro de este pueblo de poco más de 8.000 habitantes. «Aquí votamos a los populares porque a nivel local han trabajado muy bien, nuestro alcalde siempre se ha volcado con nosotros. Se pringan por este pueblo. Además, a Casado le veo un tipo preparado, con buena formación y habla claro. El otro día le vi con Bertín Osborne en la tele y me dije: ''Este chico es bueno''», asevera. Lo que más le duele a este paisano es que haya «políticos traidores» como Sánchez y presidentes «que venden la unidad de España al mejor postor». Todo ello, claro está, en referencia al candidato socialista, que para él es, cuanto menos, la encarnación del propio diablo.

Se suma a la conversación Isabel, que habla más calmada. «Lo que nos une como país es la bandera y por eso hay que luchar, por los valores tradicionales que siempre han definido nuestra patria», argumenta. Para ella es terrible oír hablar de la Memoria Histórica del PSOE, –«basta ya de Franco, ¿acaso nos planteamos sacar a los Reyes Católicos de Granada?»–, así como ver cómo Sánchez se ha rendido a los independentistas. «No se da cuenta de que hay más catalanes que quieren ser españoles que aquellos que quieren la independencia», afirma. Para ella, Casado no es el mejor candidato de los que ha tenido el PP a lo largo de la historia, pero aun así, apoya al partido. Y es que este sentimiento de fidelidad partidista es algo que se mantiene en los partidos tradicionales. «Al PSOE y al PP se vota más por ideología que por sus candidatos. Aquí somos de mentalidad tradicional, conservadores, y por eso somos fieles al partido», dice esta funcionaria para quien José María Aznar ha sido el mejor presidente de España. «Supo defendernos, ajustarnos a la normativa europea y mantenerse firme en momentos difíciles. Algo que luego se encargó de destrozar Zapatero», añade. Al escuchar el nombre de Zapatero, Florín salta enfurecido: «Ese hombre hundió al país, menos mal que vino Rajoy y sacó el barco a flote. Claro que él cometió algún error, pero, vamos, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra», sentencia mientras muestra su orgullo patrio en forma de bandera que ondea en el balcón que hay encima de su negocio.

No es la única enseña patria del pueblo. Si las banderas fueran una muestra del apoyo de Arévalo al PP, conseguiría la mayoría absoluta. «Soy más de partido que de candidatos», explica a modo de preludio Juanjo, que nos atiende en modo «exprés» porque sus negocios le esperan. «Toda mi vida he votado al PP, ellos defienden el modelo de país y de sociedad que me gusta: apuesta por la familia tradicional, la vida, la unidad de España y el apoyo a los empresarios. Amazon ha hecho mucho daño a los pequeños negocios, pero el Partido Popular no nos ha dejado de lado. Aquí, en los últimos años, se han construido dos nuevas fábricas y no falta el empleo», dice. De hecho, en Ávila, los tres diputados que «envían» al Congreso en las elecciones generales, dos han sido casi siempre del PP y uno del PSOE, aunque África, a quien pillamos al salir del portal para comenzar su sesión de running, teme que en esta ocasión los de Rivera le arrebaten uno de los pases al Parlamento.

«En Castilla y León éramos más de Soraya, pero una vez elegido Casado, estamos todos unidos. Eso sí, no sé cómo influirá esto en las elecciones, tendremos que esperar. El fuerte del PP es la economía y la unidad de España. Los valores clásicos son una apuesta segura para los castellanos. La tradición, la religión y, por supuesto, la fortaleza de Isabel la Católica. Esta es la tierra de los Reyes Católicos», dice. Mientras hablamos nos cuenta que ella es concejala en el Ayuntamiento de Ávila y que es consciente de que los tiempos cambian y que ahora la tarta debe repartirse entre más fuerzas políticas. «Yo lo que deseo es que sea un país gobernable, sería un horror que hubiera otras elecciones ante la ausencia de pactos», lamenta. Su marido la mira y asiente. «Yo solo digo que cuando gobierna el PSOE, a nivel laboral nos va muy mal a los españoles», sentencia. A pocos kilómetros de Arévalo hacemos una parada en Cabezas de Villar, un pueblo de unos 300 vecinos donde el PP obtuvo el 79% de los votos en los comicios de 2016. Un dato histórico, sin duda. Allí charlamos con Alejandro de Lago, quien nada más hablar de elecciones saca a colación Venezuela. «Yo lo que no quiero es un presiente como Maduro. Los podemitas esos quieren devolvernos a las cartillas de racionamiento. Por ahí no paso», argumenta.

Según nos cuenta Gumersinda, otra vecina, en este pueblo tiene una finca Esperanza Aguirre, a la cual tiene mucho aprecio. «Políticos como ella son los que necesita España, o como Cayetana Álvarez de Toledo, que tiene un par de huevos», espeta Ángel Hernández, que se suma a la conversación. Para él, Adolfo Suárez es el ejemplo que deberían seguir los políticos actuales. «Para mí ha sido el mejor gobernante, luego quizá Rajoy, aunque en algunas cosas fue demasiado blando», añade. En resumen, para estos dos lugareños, cualquier opción sería buena menos Podemos y PSOE. «Si gana Sánchez, como dicen las encuestas, que Dios nos ampare, porque este hombre es capaz de vender a su madre para conseguir el poder y eso es muy peligroso», advierte Hernández. Ellos, para evitarlo, no faltarán a las urnas.