El desafío independentista
Guerra soberanista por la pregunta del referéndum
Artur Mas cumple seis meses al frente de la Generalitat gobernando al dictado de Oriol Junqueras
Duran advierte a Mas de que la coalición peligra y plantea formular varias cuestiones y no sólo la independencia. ERC se empecina en que el texto tiene que ser claro y directo: «¿Cree que Cataluña debe ser un Estado independiente?»
«Vienen tiempos de tensiones», auguró Artur Mas en su discurso de investidura para avisar de que la relación entre la Generalitat y el Gobierno se prevé complicada, en una legislatura en la que se ha propuesto celebrar una consulta soberanista. Del choque de trenes hemos pasado a una «colisión de barcos», llegó a decir, haciendo uso de las metáforas marineras que tanto le gustan y nunca faltan en sus intervenciones más trascendentes. Intuía ya que el proceso soberanista le traería problemas con el Gobierno del PP. Y no se equivocaba, Mariano Rajoy sigue dispuesto a no ceder ni un milímetro ante Mas. Pero lo que no calibró es que la consulta le traería broncas en el seno de Unió y Convergència, y con sus socios de ERC.
Mas cumplió ayer seis meses de gobierno sin ánimos de descorchar botellas de cava para celebrarlo. No tiene ni la garantía legal de que podrá celebrar la consulta y ya está cansado de hacer funambulismos entre sus socios de Unió y ERC, con quien firmó un pacto de legislatura a cambio de estabilidad. CDC, Unió y ERC no están de acuerdo ni en la pregunta de la consulta. Por eso, en la solicitud que enviará a Rajoy para que le autorice a celebrar un referéndum de autodeterminación en Cataluña no figurará pregunta alguna.
Mas alega que igual que pasó en Quebec y Escocia, la pregunta que se desea formular requiere una negociación específica. Pero a día de hoy, el texto divide a CiU, ERC, e incluso al consejo de sabios que asesora a Mas en el proceso soberanista. Antes de convocar las elecciones, en las que empezó la debacle de CiU, tras perder doce escaños y quedarse con apenas 50 diputados, el president propuso una pregunta: «¿Quiere usted que Cataluña se convierta en un estado de la Unión Europea (UE)?».
A ERC lo de la UE le sobra. Quire un texto «claro» y «conciso»: «¿Cree que Cataluña debería ser un Estado independiente?», al que se pueda responder con un «sí» o «no». En cambio, Unió defiende que sería un error preguntar sólo por la independencia de Cataluña. Propone hacer varias preguntas, entre las cuales figuraría qué tipo de relación debería tener Cataluña con el resto de España: una autonomía, un Estado federado o la independencia.
Incapaz de ejercer de líder entre los suyos, en el medio año que lleva al frente del Gobierno tampoco ha sido capaz de encauzar la crisis y la asfixia económica de la Generalitat –Cataluña es la comunidad autónoma que más dinero ha pedido este año al FLA, 9.073 millones, su deuda roza los 50.000 millones y aún no tiene presupuestos–. Después de que las encuestas auguraran el «sorpasso» de ERC a CiU, Mas intentó demostrar que lleva el timón, dando un portazo a la declaración unilateral de independencia. Insistió en que gobernar supone hacer algo más que impulsar la independencia. Pero ayer, volvió a ceder ante ERC y anunció que presentará en julio a Rajoy una solicitud formal para convocar la consulta. El pacto de legislatura establece el compromiso de formalizar la petición en el primer semestre de 2013. Mas daba por zanjado el tema, pues cuando se reunió con Rajoy, el 21 de marzo, constató que el Gobierno no autorizará la consulta. Pero ERC quería la demanda por escrito para forzar al Gobierno a responder de manera oficial y una vez enterrada la consulta pactada, centrarse en la convocatoria del referéndum por la vía de la ley de consultas catalana. Sería un referéndum legal, aunque su resultado no sería vinculante.
Medio año de gobierno, ninguna ley
El pacto de legislatura que Artur Mas firmó con ERC, tras hundirse en las urnas y quedarse con un Gobierno débil, contemplaba que aprobaría 25 leyes. Pero seis meses después, no ha aprobado ninguna. Ha llevado a la Cámara cuatro proyectos que están en trámite, depósitos bancarios, accesibilidad, código de consumo y transmisiones patrimoniales. Este último traiciona sus promesas electorales. Aunque había dicho que no subiría impuestos, forzado por ERC y la crisis ha aumentado ya el impuesto de transmisiones patrimoniales y el acuerdo de legislatura contempla recuperar sucesiones y crear tasas sobre las bebidas azucaradas o pisos vacío, en los próximo presupuestos, que aún están en el aire. Mas no tiene presupuestos ni leyes, pero sí desarrolla el plan soberanista del pacto, tiene declaración soberanista, consejo asesor y la ley de consultas en marcha.
✕
Accede a tu cuenta para comentar