El "hermanísimo" se victimiza e insiste en la prevaricación

El hermano de Pedro Sánchez ha presentado un escrito de alegaciones ante la Audiencia Provincial de Badajoz para poner en tela de juicio que la jueza Beatriz Biedma le haya procesado por los delitos de prevaricación y tráfico de influencias.

La defensa de David Sánchez insiste en que la instructora ha llevado a cabo durante la instrucción del caso y procesamiento «una prevaricación sin corazón». «¿Qué tendría que haber hecho (el músico) para acceder a la función pública sin que fuera controvertida su toma de posesión?», reivindica su abogado, Emilio Cortés.

El letrado llega a ironizar con que solo hubiera evitado acabar procesado si, antes de elegir dónde buscar un empleo público, se hubiese sentado «delante del mapa de este país», para tener en cuenta «qué municipio no ha visitado su hermano en condición de secretario del PSOE».

Su defensa letrada apunta, por otro lado, a que la instructora hace un uso reiterado de la expresión «supuestamente» y lo utiliza para defender que se basa solo en sospechas. Asegura que «no aporta ni un solo indicio que trascienda» sobre las posibles influencias de su entorno personal en que acabase contratado en la Diputación de Badajoz.

Critica, en este sentido, que la jueza «no fija» qué personas del PSOE, con «relaciones estrechas» con Miguel Ángel Gallardo, son las que tenían «capacidad para influir en las personas que tenían competencia para crear el puesto». No se especifica –dice el letrado– «la fecha, ni el lugar, ni el entorno, ni los participantes» en el supuesto encuentro en que se habría llevado a cabo «esa suerte de conspiración delictiva» que propició que se le diese trabajo al «hermanísimo» en el organismo público.

Respecto a las referencias a las visitas del presidente, como líder del PSOE, reprocha a la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Badajoz que haya caído, con ello, en una «desconsideración hacia los hermanos Sánchez». Con el jefe del Ejecutivo, porque le atribuye «a la ligera y sin citarle una influencia delictiva», y contra el músico, dado que se le presenta como un profesional que adolece de «bisoñez». En cambio, para Cortés no expone, como debería hacer, «en qué estriba la injusticia o la arbitrariedad de las resoluciones» administrativas implicadas en su nombramiento y la transformación de su puesto.