23-J

Huelga de manos caídas en el PSOE por la campaña electoral

En las sedes territoriales culpan a Sánchez y reducirán movilización de la militancia y del voto por correo. No quieren mítines con el candidato

La vicesecretaria general del PSOE y ministra de Hacienda, María Jesús Montero; el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez y la presidenta del PSOE y vicepresidenta del Senado, Cristina Narbona, a su llegada ayer a una reunión con los diputados y senadores socialistas, en el Congreso
La vicesecretaria general del PSOE y ministra de Hacienda, María Jesús Montero; el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez y la presidenta del PSOE y vicepresidenta del Senado, Cristina Narbona, a su llegada ayer a una reunión con los diputados y senadores socialistas, en el Congreso Eduardo ParraEuropa Press

Tener el control de todo se convierte en un problema grave cuando, sin esperártelo, dejas de tenerlo. No hay mecanismo interno de sustitución de Pedro Sánchez en el liderazgo socialista, ni ganas tampoco, porque, como bien vino a decir el manchego Emiliano García-Page el martes, en una entrevista con Carlos Alsina en Onda Cero, en el partido se impone hoy mayoritariamente la tesis refranera de que cada palo aguante su vela. La responsabilidad del resultado de las próximas elecciones generales los socialistas la dejan completamente en las espaldas del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Las sensaciones que han llegado a Moncloa del ámbito territorial son malas, y alimentan la sospecha, fundada en datos objetivos, de que el equipo del presidente del Gobierno va a tener un serio problema para gestionar esta campaña de las generales que se han adelantado al 23 de julio.

El PSOE es un partido hundido anímicamente, y, lo que es más perjudicial para los intereses de Madrid, motivado por una demanda revanchista hacia Moncloa que se extiende de federación a federación. Solo se salva Cataluña, ya que Salvador Illa es el único barón con el que hoy mantiene buena relación Pedro Sánchez.

El resto del territorio es un erial en cuanto a compromiso con la candidatura de Sánchez a La Moncloa. Y aquí entra en juego un factor de logística que puede ser determinante en el resultado de las elecciones: en las estructuras territoriales del partido no hay ganas de hacer campaña por Sánchez porque son muchos los cargos que se han quedado en la calle tras la debacle del domingo.

La singularidad de que en este caso haya una desafección total entre las estructuras territoriales y Moncloa, ganada a pulso por la gestión autoritaria y poco afectiva de Madrid, convierte una campaña ya de por sí difícil en un terreno plagado de minas para el equipo del presidente. Son muchos los ejemplos de decisiones territoriales de las que depende el futuro de la campaña.

Los cargos regionales y provinciales no van a hacer tantos actos ni tendrán tanta actividad como en un contexto normal porque culpan directamente a Sánchez de su mal resultado. El factor humano es determinante, también en cómo funciona la maquinaria electoral de un partido para conseguir votos.

En Andalucía, en Valencia o en Extremadura se mueve el mismo runrún. La campaña irá a ralentí porque en el partido quieren «crucificar a Sánchez». Y si ya habrá problemas con la actividad electoral, y con los mítines del presidente del Gobierno –al que le costará encontrar respaldo interno para volver a recorrer España en busca del voto, esta vez para que él siga en Moncloa–, todavía puede tener más importancia la desgana de muchas sedes a la hora de mover el voto por correo, que es prioritario para todas las formaciones en el contexto tan anómalo en el que se celebran los comicios.

Moncloa solo tiene seguro que se vayan a mover los candidatos al Senado y al Congreso, o quienes directamente se juegan algo en estas elecciones, pero no hay compromiso nacional en un partido que ha entrado en depresión al verse arrastrado por un resultado que no entraba ni en sus peores previsiones.

De esto también se escucha hablar en las filas socialistas porque los hechos confirman que todas las previsiones electorales con las que se han manejado en Moncloa se han demostrado equivocadas, no solo las que ha dado a conocer el CIS, dirigidas por la mano del socialista Félix Tezanos, si no también los datos internos con los que ha trabajado el equipo de Moncloa en los procesos electorales que se han celebrado con anterioridad.

Fallaron en Madrid y fallaron también, estrepitosamente, en Andalucía, por poner solo dos ejemplos, si bien el PSOE ha perdido todos los exámenes electorales que se han celebrado desde las últimas generales de 2019, salvo en Cataluña.

Desde el domingo de funeral, el presidente del Gobierno se ha retirado del escaparate público, buscando refugio en su grupo parlamentario: diputados y senadores son los únicos que conservan el puesto que él les dio y que le mantienen su fidelidad.

A última hora el presidente suspendió incluso su presencia ayer en las jornadas del Círculo de Economía, que inauguró Su Majestad el Rey Felipe y en las que también intervino el jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo.

Sánchez desaprovechó esa oportunidad de oro para empezar a hacer campaña, y Feijóo, sin embargo, colocó un mensaje que fue muy bien recibido por los asistentes. Un buen discurso, con tono presidencial, en una plaza como la catalana en la que el PP juega con desventaja.