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Íñigo Errejón: El Ícaro de Vistalegre

Íñigo Errejón: El Ícaro de Vistalegre
Íñigo Errejón: El Ícaro de Vistalegrelarazon

La realidad de la II Asamblea Ciudadana de Podemos fue implacable con Íñigo Errejón: su proyecto transversal no caló entre los inscritos, que se decantaron de forma mayoritaria por el programa contrario a lo representado por «Recuperar la ilusión». Errejón, como Ícaro, trató de volar alto y el Sol de la militancia respondió fundiéndole la cera de las alas.

Vistalegre II ha supuesto una cura de humildad para el secretario político de Podemos. A toro pasado, ya resultó sintomático que el pabellón se viniera abajo con dos pablistas como Diego Cañamero o Alberto Rodríguez agitando el Caso Bódalo. En esa pugna, Errejón sólo pudo contar con el juez Juan Pedro Yllanes, tan alejado del sentir de los inscritos en ese asunto.

Pero no fue la única lección de Vistalegre II para Íñigo Errejón. Considerado el «rostro amable» de la formación morada, el secretario político pudo palpar que esa simpatía que le tienen los externos al partido no se tradujo en el apoyo mayoritario a sus tesis en el interior. Que, a fin de cuentas, era quien contaba a la hora de las votaciones. Dicho de otra manera: recibir los elogios externos al partido liderado por Iglesias no le garantizó el voto de las bases.

Las caras largas del errejonismo que pudieron contemplarse el domingo, incluso entre algunos miembros del Consejo Estatal Ciudadano, sellaron una realidad incontestable: la victoria de Pablo Iglesias a todos los niveles y la segunda derrota de los errejonistas en menos de seis meses. Porque si primero fue el fracaso en la pugna por el control del partido en Madrid frente a Ramón Espinar, ahora lo ha sido el de la formación a nivel nacional.

Con esta perspectiva la situación de Errejón queda en el aire y pendiente de la decisión de un secretario general con mandato revalidado en todos los frentes. Lo que Errejón sea en el nuevo Podemos dependerá de Iglesias. Una vez más.