Política

Irene Montero: «En el PSOE no terminan de decidirse. Les falta claridad»

A sus 28 años aspira a convertirse en la ministra más joven de la historia. Siempre, eso sí, que los socialistas acepten todas las condiciones de su partido

Irene Montero.
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Entrevista con la portavoz adjunta y diputada de Podemos. A sus 28 años aspira a convertirse en la ministra más joven de la historia. Siempre, eso sí, que los socialistas acepten todas las condiciones de su partido

La planta 4 del Congreso parece una casa en mitad de una mudanza: la intensidad de estas primeras semanas de legislatura apenas ha dejado tiempo a los diputados de Podemos para instalarse en sus despachos y darles un toque personal. Irene Montero, portavoz adjunta y diputada de Podemos, tiene 28 años y bien podría convertirse pronto la ministra más joven de la historia de España. Sonríe a pesar de un fuerte dolor provocado por una reciente visita al dentista. Basta la primera pregunta para que se le enciendan los ojos y el entusiasmo haga que el dolor se evapore.

–¿Qué intuye sobre el pacto con el PSOE?

–Mi sensación al respecto de la posibilidad del acuerdo es que el Partido Socialista no ha terminado de decidir qué tipo de Gobierno quiere para este país. Están permitiendo que pasen los días hablando con diferentes fuerzas. Creo que les falta esa claridad. Las dos únicas posibilidades, en mi opinión, son una gran coalición PP–PSOE–Ciudadanos y la otra opción es un Gobierno de cambio y de progreso. Creo que las condiciones están dadas en el país para que si Pedro Sánchez quiere haya un Gobierno de progreso en la votación de investidura.

–El PSOE les ha enviado un documento como respuesta a sus propuestas...

–Es bueno que el PSOE haya trabajado nuestro documento. Queremos entenderlo como una muestra de interés por conformar un Gobierno de progreso y seguro que todo el trabajo previo será de utilidad en la reunión que tendremos la próxima semana. Pero la cuestión central, que debemos afrontar en nuestro próximo encuentro y que no entendemos por qué el PSOE todavía elude, es la necesaria concreción del Gobierno del cambio: no sólo qué propuestas, sino también quiénes y cómo vamos a poner en marcha este Gobierno. Esta es la cuestión más importante y urgente de concretar para que la posibilidad de un Gobierno del cambio se haga realidad.

–Vicepresidencia para Iglesias, consulta en Cataluña y veto a Ciudadanos... ¿Cómo ordenaría de más a menos irrenunciable estas tres propuestas de Podemos?

–Son cuestiones imposibles de jerarquizar, porque son de diferente naturaleza. La vicepresidencia no es una condición, sino una especie de consecuencia lógica cuando se hace un Gobierno en coalición. Parece lógico que la fuerza más votada tenga la presidencia y que la segunda fuerza tenga la vicepresidencia. Máxime cuando nos separa sólo 300.000 votos. El referéndum es una propuesta nuestra que no nos hemos sacado de la chistera: el 80% de los catalanes dice en las encuestas que quiere votar. El propio PSC decía no hace tanto que el referéndum podía ser una vía para resolver democráticamente una cuestión de Estado que actualmente está encallada en nuestro país. Nosotros creemos que la mejor propuesta para resolver esto es que la gente vote. Si el PSOE tiene otra propuesta, estamos encantados de escucharla. La imposibilidad de gobernar con Ciudadanos es una cosa de cajón de madera de pino, como podrá entender cualquier lector del periódico. Nuestros programas económicos y sociales son antagónicos. Podemos dialogar y debatir. No hay duda. Pero no podemos gobernar juntos. No es un veto, es poner en negro sobre blanco las condiciones para un pacto. Estamos hablando claro.

–¿Cómo está jugando sus cartas Rajoy desde el 20-D?

–No presentarse ha sido una jugada en cierto modo inteligente de un presidente en funciones que tiene muy pocas posibilidades de formar gobierno. Es el partido que ha ganado las elecciones pero a la vez el que más aislado está. Lo que ha hecho revela que es consciente del aislamiento. Creo también que es una consecuencia inevitable de que hiciéramos nosotros ese mismo día la propuesta del Gobierno del cambio. Rajoy supo leer entonces la situación política.

–¿Y Sánchez?

–Está haciendo lo que puede en un contexto en el que le dejan poco. Le deja poco la vieja guardia del partido que ha clamado por la gran coalición. Sus baronías tienen un peso muy importante, no me atrevo a decir que mayor que el suyo porque eso lo tienen que decir ellos. Le dejan poco margen de actuación.

–¿Y Pablo Iglesias?

–Pablo ha demostrado muchas veces que tiene una voluntad muy firme por llevar a término las propuestas que dan sentido a la existencia de Podemos. Hay que tener mucha valentía –y eso no es sólo Pablo, sino las miles de personas que se están dejando la piel de forma anónima– y audacia para concretar la posibilidad del cambio.

– Ha habido críticas a ese ímpetu, a ese arranque de energía de Podemos...

–Tiene razón en que ha sido una crítica bastante extendida la cuestión de las formas, de ese ímpetu que según quien lo quiera contar es soberbia. No creo que sea tan evidente que nuestras formas lo opaquen todo, pero puedo entender la crítica. A lo mejor también tenemos que pensar en tener otras formas. Sin embargo, creo que la clave de esto está en que la discusión sobre las formas oculta una realidad que es sustancial: Pablo Iglesias ha presentado con toda claridad desde el minuto uno su propuesta concreta y otros actores hablando de «formas» evitan debatir sobre la cuestión central que interesa a los ciudadanos, que es qué Gobierno vamos a tener.

–¿Cómo se enroló en Podemos?

–Trabajaba con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Luego fui al programa «La Tuerka», donde conocí a Juan Carlos Monedero y a Íñigo Errejón, todavía no a Pablo Iglesias. Lo que me hizo sumarme al proyecto fue que había mucha gente muy valiosa, muy inteligente, muy formada y, a la vez, con un corazón enorme, dispuesta a dejarse la piel por el proyecto. A Pablo le conocí en un debate en Vallecas a propósito del nacimiento de Podemos bien pasadas las europeas. Mi primera impresión fue que era una persona con mucha capacidad de escucha. Me sorprendió su interés por saber y por acoger lo que se le dice. Luego esa parte de gigante que tiene Pablo, que intelectualmente desborda, y que tiene además un corazón muy grande.

–El proyecto de Podemos luego eclosionaría durante la campaña de las generales. ¿Le pide el cuerpo otra campaña electoral?

–No (ríe). Eso es una pregunta que le podría hacer yo también a usted y que me respondería igual.

–Totalmente.

–Estamos preparados para ello. No nos da miedo ese escenario, pero mantengo la esperanza de que el Partido Socialista se decida a que haya un acuerdo.

–¿Qué se lo impide al PSOE además de las presiones internas?

–Yo creo que simplemente no lo tienen claro. En el partido socialista no hay una idea única o consensuada. Y eso se está dejando ver en la forma que están teniendo de llevar el proceso negociador desde que se le encargó formar gobierno. Ojalá comprender que sólo hay dos opciones de Gobierno les haga reaccionar a tiempo.

–¿Se ha arrepentido en algún momento de meterse en política?

–Arrepentirme no, pero este tiempo en el que estoy aprendiendo muchísimo me ha servido para darme cuenta de que yo no quiero dedicarme toda la vida a este tipo de actividad política y a este nivel. A mí me gusta lo que he estudiado y me gusta la universidad. Quiero acabar mi proyecto de tesis y eso es a lo que me gustaría dedicarme. Estoy muy feliz y orgullosa de participar en esto y creo que va a marcar mi vida definitivamente.

–¿Sigue siendo Podemos un partido de extrema izquierda?

–Nunca ha sido tal cosa. Ha sido la mejor expresión institucional del descontento social que no ha atendido a un criterio de izquierda y derecha, sino más bien a los que han visto perdidas un montón de condiciones de vida y se han visto empobrecidos en estos años de crisis.

–El barómetro del CIS sitúa a Podemos más a la izquierda incluso que Bildu.

– Podemos no se puede comprender en el eje izquierda-derecha. Yo me identifico como una persona de izquierdas, pero usted ha estado en nuestros mítines y se ve claramente que con quienes compartimos este proyecto de cambio político no son necesariamente de izquierdas. El eje que determina a Podemos no es el eje derecha–izquierda, sino el eje arriba–abajo. El privilegiado frente a la gran mayoría social.

–Los lectores de LA RAZÓN no votan masivamente a Podemos. Muchos son católicos. Me gustaría que les explicara por qué definió lo que hizo Rita Maestre como una «defensa pacífica de la laicidad del Estado», teniendo en cuenta que las iglesias son para los católicos lo más sagrado.

–Les contaría lo que ha hecho mi compañera Rita Maestre, que ha sido pedirles perdón si con su actuación, que no pretendía herirles, les ha herido. Que ella pida perdón no implica dejar de reconocer que ella no hizo eso para ofender a nadie, sino para defender una cuestión que no sólo es legítima, sino que está recogida en nuestras leyes porque somos un Estado aconfesional.

–¿Le bastaría con que Bárcenas pidiera perdón? ¿O quiere que asuma las consecuencias de nuestro sistema penal?

–Por supuesto. Hay un proceso judicial en marcha que decidirá lo que tenga que decidir. Si me preguntan a mi sobre ese proceso judicial, mi opinión es que no se puede convertir en delito una protesta pacífica. Flaco favor le hacemos a la defensa de que cada uno pueda creer en lo que quiera si judicializamos estos temas que al final tienen más que arma arrojadiza de uso político que de otra cosa.

–¿Irá Podemos de la mano de IU en las próximas elecciones?

–Eso es una decisión que en Podemos toma la gente y tendremos que consultarlo. Tenemos un compromiso al que creo no podemos renunciar, que es que no vamos a concurrir con ninguna otra fuerza de ámbito estatal.

–¿Cómo ha sentado internamente que una de las confluencias, la valenciana, se haya roto?

–Nosotros las diferencias que tenemos, como los acuerdos, las mostramos muy claramente. Con Monica Oltra seguimos teniendo muchísimas coincidencias y será posible que continuemos un camino juntos de una u otro manera.

–¿Cuáles serán los pasos para seguir fagocitando el electorado del PSOE?

–Eso dependerá también de cómo trabaje el Partido Socialista. Si sigue abandonando el espíritu de la social democracia y se decide a trabajar con el PP... pues para eso ya tenemos al PP y a su hijo pequeño que es Ciudadanos.

–Gracias a la transparencia de Podemos sabemos que Pablo Iglesias tiene 112.000 euros en el banco, el triple de lo que tienen Rajoy, Rivera y Sánchez juntos. Esto no es por su sueldo de eurodiputado, sino por los programas en un canal pagado por el régimen iraní, circunstancia que en alguien que puede hacerse con el control del CNI preocupa a la gente. ¿Cómo acallaría esas preocupaciones?

–Fíjese cómo cambia la historia si la cuento cómo es: Pablo Iglesias dirige y presenta un programa a una empresa española que es 360 Global Media, productora que ha hecho trabajos con Bertín Osborne, Nena Daconte o David Bustamente. Creo que ninguno de los lectores de LA RAZÓN que nos esté leyendo en estos momentos osarían atreverse a decir que a Bertín Osborne le financia Irán.

–Bertín Osborne no va a tener bajo su control el CNI...

–No veo que haya ninguna incompatibilidad en que un vicepresidente presente y dirija un programa de análisis de la realidad política española e internacional.