Entrevista

Javier Gómez Bermúdez: «Es muy difícil que se repita otro 11-M en España»

El exmagistrado de la Audiencia Nacional cree que se hizo justicia y asegura que, como letrado, «jamás» defendería a un acusado de un atentado yihadista

Salvador Francisco Javier Gómez Bermúdez, magistrado español, expresidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional que trata los temas de terrorismo. Desde 2018 es juez en excedencia y ejerce como abogado en el bufete Ramón y Cajal David Jar
Javier Gómez Bermúdez, abogado y exmagistrado de la Audiencia NacionalDavid JarFotógrafos

Presidió el tribunal de uno de los juicios más mediáticos de la historia de España, el del 11-M. Diecinueve años después de los atentados, Javier Gómez Bermúdez, que ahora ejerce la abogacía, cree que es «muy difícil» que se pudiera cometer otro 11-M en España. Insiste en que no tiene «la más mínima duda» de que ETA «no tuvo nada que ver» y asegura que no hay semana que no se acuerde de las víctimas de la tragedia.

En 2024 prescribirán los atentados del 11-M. ¿Tiene la sensación de que la participación de algún terrorista quedará impune?

Es muy difícil saber si hay alguien que intervino de una y otra forma y no ha sido juzgado, pero mi sensación es que todos los que tuvieron un papel relevante han sido juzgados o están muertos porque se suicidaron.

¿Las iniciativas de algunas asociaciones de víctimas para impedir que los atentados prescriban tienen sustento legal?

Parecen un poco forzadas, pero hay que comprender que tienen que luchar hasta el ultimo minuto para que no prescriban, porque les destrozaron su vida.

En unos meses solo tres de los condenados seguirán en prisión en España. ¿Se hizo justicia?

No tengo duda de que hicimos justicia en el sentido de que los que intervinieron fueron condenados. Lo que ocurre es que cuando el núcleo fundamental se suicida, a la víctima le queda un vacío enorme porque no los ha podido ver juzgados.

¿Se sabrá algún día quiénes fueron los cerebros del 11-M y quién dio la orden de atentar?

Sinceramente sigo pensando, muchos años después, que no es que dieran una orden. El yihadismo no es jerárquico, por lo tanto puede haber una consigna general de atentar, pero no se trata de quién dio la orden. Con casi toda seguridad el ideólogo del 11-M fue uno de los suicidas de Leganés, y muy probablemente Allekema Lamari y, con menor probabilidad, Serhane «el Tunecino».

¿A quién de los terroristas que se suicidaron en el piso de Leganés le hubiera gustado ver sentado en el banquillo y por qué?

No se trata de que me guste. Hay que sentar a aquellos contra los que haya indicios de que han cometido un delito. A posteriori y sabiendo lo que sabemos, sin duda estos dos, especialmente a Lamari, que era un sujeto tremendamente peligroso.

Salvador Francisco Javier Gómez Bermúdez, magistrado español, expresidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional
Salvador Francisco Javier Gómez Bermúdez, magistrado español, expresidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional David JarFotógrafos

¿Su convencimiento de que ETA no tuvo nada que ver sigue siendo pleno?

Absolutamente, al mil por mil. Ahí no tengo la más mínima duda. Investigó Juan del Olmo hasta la saciedad, hicimos pericias independientes, declararon todos los que quisieron que declararan... Se hizo el ridículo incluso en algunas ocasiones, como preguntar a Henri Parot si les había entrenado en el Sáhara o en Argelia, cuando estaba demostradísimo que eso no había existido y es falso. Yo no tengo ninguna duda que aquí ETA no tuvo nada que ver.

¿Cambiaría algo del juicio?

Sí, sin duda. Cambiaría el trato que le di el primer día del juicio, excesivamente duro, a un abogado, Endika Zulueta; cambiaría el «quiere usted callarse de una puñetera vez» a Rafa Zouhier y la cantidad de horas que dediqué en los descansos a atender a colegios, autoridades, instituciones, lo que luego fue usado torticeramente para hacer una campaña en contra de la credibilidad de la sentencia.

¿Y de la sentencia?

Todas las sentencias son mejorables. No la he leído desde hace mucho, pero es verdad que tiene algún fallo de concordancia gramatical, que hay alguna parte, como cuando se refiera a los números de teléfono... Todo es mejorable, pero creo que los tres quedamos bastantes satisfechos del resultado porque además la sentencia innovó en muchos aspectos. por ejemplo en las indemnizaciones a las víctimas. Nos sentíamos muy orgullosos de haber podido indemnizar también a la viuda de Francisco Javier Torronteras, el GEO que murió en Leganés, porque alguna acusación cuestionó que fuera víctima del terrorismo.

¿La ha releído alguna vez?

No, he leído trozos sueltos porque hace un año se hicieron dos documentales del 11-M, me pidieron que interviniera y refresqué un par de cosas. Pero no la he leído entera otra vez, aunque sinceramente me la sé de memoria. Eso no se olvida. Toda la sentencia la tengo en la cabeza.

¿Qué es lo que más le dolió de las críticas a la sentencia?

A mí no me dolían las críticas, sino que manipularan los hechos para intentar desacreditar la Justicia. Me dolió que cuando de buena fe te vuelcas, para evitar que el país siguiera dividido, en una política de comunicación y transparencia, luego eso se tergiversara con teorías estúpidas y planteamientos falaces.

¿Qué aprendió en 2005 en el primer juicio a una célula islamista en España, la de Abu Dahdah, que le sirviera para el del 11-M?

Aprendimos mucho, que no todo vale. Me refiero a la prueba obtenida en Guantánamo, a las confesiones obtenidas en cárceles de Siria bajo tortura... Teníamos muy claro eso, porque después la consecuencia es que se produce la impunidad. Descubrimos que eran absolutamente mentirosos e hipócritas. La mentira forma parte de su ADN. Aprendimos que es muy importante saber valorar bien la prueba indirecta o circunstancial. Y, por último, aprendimos la calidad de la abogacía de oficio. Había una calidad y un trabajo excepcionales y luego en el 11-M no tengo palabras para el trabajo de los defensores, sobre todo los de oficio.

¿Temió en alguna ocasión por su vida durante el juicio o tras hacerse pública la sentencia?

No tienes tiempo en la Audiencia Nacional, cuando estás con el terrorismo duro de ETA o yihadista, en el riesgo de tu vida, porque si no te vas.

¿Qué ha cambiado en la lucha contra el yihadismo desde entonces?

Ha cambiado mucho. La actuación extratemprana, que se ve justo a raíz del juicio de Abu Dahdah, ha llevado a ciertos comportamientos extremos. Una cosa es prevenir y otra cosa es que ahora mismo sean delito determinadas conductas que yo no tengo tan claro que tengan que ser delito. Un radical no necesariamente es un terrorista. Se puede querer imponer la sharia pero no a través del uso de la violencia. Hay que medir mucho. Los jueces de la Audiencia Nacional tienen que ser conscientes de que tienen que decir "aquí no", salvo que haya indicios sólidos de que esa persona no es solo un radical, sino que es un terrorista.

En las condenas por autoadoctrinamiento la línea que separa el comportamiento delictivo del derecho penal preventivo es muy fina. ¿Nos hemos equivocado en algo por el afán de evitar nuevos atentados?

No, porque gracias a Dios existe la Audiencia Nacional y sus jueces son máximos especialistas mundiales en terrorismo y son el gran muro de contención. Solo cabe la actuación penal cuando ese radical ha dado una muestra de pasar a la acción, cuando hay indicios de que está preparando un atentado. No hay que anticipar tanto la reacción, porque al final el índice de archivos o absoluciones es muy alto por este tipo de delitos.

Salvador Francisco Javier Gómez Bermúdez, magistrado español, expresidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional
Salvador Francisco Javier Gómez Bermúdez, magistrado español, expresidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional David JarFotógrafos

¿El 11-M se podría haber evitado?

Todo atentado es un fallo de seguridad, pero la seguridad absoluta no existe. Claro que es un fallo de seguridad. No nos dimos cuenta, no supimos valorar correctamente los indicios, no reaccionamos a tiempo o no le dimos credibilidad a un supuesto confidente. Pero eso no quiere decir que se pudiera haber evitado. Yo creo que hubo una mezcla de indicios equívocos.

¿Cuáles?

Por ejemplo, Rafa Zouhier, que se decía confidente, era un delincuente, como casi todos los confidentes, que te daba una de cal y una de arena, no sabías lo que era verdad y lo que era mentira. Porque bajo esa apariencia de aspecto dicharachero era un tipo que colaboró activamente en poner en contacto a los terroristas con los suministradores de los explosivos. El papel de las Fuerzas de Seguridad en este tipo de delitos es dificilísimo. Se juntó todo, porque al final es una desgracia: la falta de control suficiente de la dinamita en Asturias, que eso quedó palmariamente demostrado; el señor con una deficiencia mental, que no inimputable que quiere hacer su negocio a cambio de hachís, los chicos asturianos que transportan el explosivo ignorando lo que transportan. Y uno dice ¿pero cómo puede ser que unos chicos se presten a esto, que otro venda la dinamita y que nadie se entere de nada...? Pues mire usted porque había un tráfico de explosivos bastante extendido en aquella época en Asturias, que se usaba para pesca ilícita, para barrenar, para otras cosas, hasta que se utilizó para un atentado. ¿Es que cómo puede ser que la Guardia Civil pare un coche que viene cargado de explosivos y no se dé cuenta? Pues eso no es ningún fallo porque la Guardia Civil de Tráfico no registra maleteros, le pide los papeles, ve si tiene seguro y si ha hecho una infracción le multa.

En la actualidad, ¿se podría cometer otro 11-M en España?

Un atentado siempre puede ocurrir, un 11-M no creo. Hasta que estuve en activo en la carrera judicial teníamos monitorizados a una cantidad de gente impresionante. Además todo el mundo se puso en alerta. La transmisión de información entre diferentes servicios de inteligencia cambió radicalmente. Ahora mismo la colaboración es absoluta en toda Europa, con muchos países, con Gran Bretaña, con Marruecos, con Túnez. Han cambiado muchas cosas. Es muy difícil que ocurra algo así.

Hace más de cinco años que abandonó la judicatura. Ahora, como abogado, ¿defendería a un acusado de un atentado yihadista?

Jamás, firmé una cláusula ética por la que no defiendo ni narcotráfico ni delitos de sangre, ni nada relativo a libertad sexual, y por supuesto nada de terrorismo.

¿Qué mensaje les trasladaría a las víctimas casi dos décadas después?

Pues que, se lo crean o no, muchísimos ciudadanos de España no se olvidan de ellas. Yo no me olvido de ellos. Tengo en mi despacho aun un bául un recuerdo increíble, con unos mensaje de niños hijos de víctimas del 11-M. No hay ninguna semana del año en que no me acuerde. Veo todavía las caras de muchas de las víctimas y me acuerdo de muchos de los nombres y de las declaraciones de muchos de ellos. Me acuerdo que el día que declararon las víctimas en el juicio en pleno verano empezó a tronar y se cerró el cielo; fue algo increíble. Recuerdo las críticas absolutamente injustas por no haber cortado a una víctima que estaba diciendo que en su opinión eso era por "A" o por "B". ¿Cómo vamos a cortar a una víctima? No está haciendo nada malo, es verdad que está dando una opinión pseudopolítica, pero se trata de alguien a quien han destrozado la vida. Un poco de caridad. El tribunal no lo va a tener en cuenta, porque el tribunal no va a hacer juicios políticos. No es un mitin, porque diga tres cosas. A mí eso me pareció fuera de lugar...