
Obituario
Javier Lambán: el historiador íntegro al que le dolía España más que nada
El expresidente de Aragón se afilió al PSOE en 1983 por Felipe González

Javier Lambán, expresidente socialista de Aragón, ha muerto este viernes a los 67 años tras pasar los últimos cuatro intentando curarse del cáncer que le diagnosticaron en 2021. Natural de Ejea de los Caballeros (Zaragoza), dedicó más de cuatro décadas a la política, con una convicción que no se doblegó ni ante la disciplina de su partido, que le sancionó el año pasado por no votar en el Senado a favor de la Ley de Amnistía que tanto aborreció.
El PSOE, al que se afilió en 1983, fue su casa durante gran parte de su vida. Y España, su preocupación. A Lambán le dolía su país más que nada. Si entró en la gran familia socialista fue por Felipe González, porque antes militó en el anarquismo. Pero el expresidente socialista le sedujo en un mitin al que acudió con intención de boicotear.
Desde entonces, recorrió todos los escalones del servicio público: alcalde de Ejea, presidente de la Diputación de Zaragoza, líder del PSOE aragonés, presidente de Aragón durante dos legislaturas y, finalmente, senador autonómico. Lambán dejó el escaño en la Cámara Alta en cuanto el partido le relevó de la secretaría general de los socialistas de su tierra a principios de año en favor de la ministra de Educación, Pilar Alegría.
Pero Lambán nunca quiso que el fin de su carrera institucional fuera el fin de su compromiso con la política. El expresidente aragonés aprovechó hasta el final todos los foros posibles para zarandear a los españoles, a quienes intentó explicar, no sin pesar, lo que creía firmemente: que las decisiones políticas del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conducen al «desmantelamiento del Estado».
Ese era su mayor lamento. Tanto el líder socialista como el PSOE le despidieron en redes. Y sus adversarios le homenajearon por su airada defensa del país.
Lambán, doctor en Historia, profesor de lengua, latín y griego, y lector incansable, se convirtió en un contrapeso moral dentro del PSOE frente a Sánchez, con quien mantuvo una relación de abierta enemistad y profundas discrepancias por su política de alianzas con el independentismo.
«Un socialista no vino al mundo para entenderse con un nacionalista, sino para combatirlo», dijo sin ambages en la presentación del último libro que pudo presentar, «Una emoción política» (2024), arropado por el propio Felipe González, Alfonso Guerra y el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García–Page, a quien le unía una estrecha amistad.
Su visión de España estaba teñida de orgullo y de preocupación. Repetía que el país tenía «una historia fascinante» y «unas posibilidades inmensas», pero lamentaba la costumbre de los españoles de infravalorarse. Fue un defensor de la España constitucional, y por ello, apeló siempre a los dos grandes partidos a tender puentes para «evitar que el Estado se desmorone», algo que le preocupaba en su corazón de izquierda, porque «el Estado es la construcción política de los iguales».
Lambán afrontó la enfermedad con entereza: sin victimismo y con disciplina. Pasaba largas horas en su escritorio escribiendo. Y disfrutó, hasta el último momento, de la vida tranquila en su pueblo, junto a su mujer y sus dos nietas, aunque seguía viajando a Zaragoza para mantener viva su red de amistades y conversaciones políticas.
✕
Accede a tu cuenta para comentar