Tribunales
El Rey Juan Carlos I demandará a Revilla tras fracasar el intento de conciliación en Santander
El expresidente de Cantabria dijo que no iba a rectificar sus palabras
El rey Juan Carlos I presentará finalmente una demanda contra el expresidente de Cantabria y líder del PRC, Miguel Ángel Revilla, después de que la audiencia de conciliación celebrada el pasado viernes en los juzgados de Santander terminara sin acuerdo. La acción judicial se formalizará en los tribunales de Madrid.
La noticia fue adelantada este martes por El Diario Montañés y confirmada por fuentes del caso a Ep. En la vista del 16 de mayo, el rey emérito no compareció personalmente -sí lo hicieron su abogada, Guadalupe Sánchez, y su procurador-, mientras que Revilla acudió pero se negó a retractarse de sus declaraciones, al considerar que se basan en hechos que él cree ciertos. "Yo no rectifico en nada de lo que mis condiciones personales me hacen pensar que estoy en lo cierto", declaró el dirigente regionalista tras abandonar los juzgados.
La falta de acuerdo en el acto de conciliación abrió la puerta a la vía judicial, algo que el propio Revilla ya veía venir. “Me veo en el banquillo a punto de cumplir 83 años”, ironizó, haciendo referencia a la posible demanda, mientras recordaba que el mismo día del acto, Juan Carlos se encontraba navegando en Sanxenxo (Pontevedra).
El monarca reclama una rectificación pública y una indemnización de 50.000 euros por unas declaraciones que considera injuriosas y que Revilla realizó en distintos programas de televisión, en las que insinuaba la existencia de fondos ocultos del rey en el extranjero.
Durante el acto de conciliación, el abogado de Revilla, José María Fuster-Fabra aseguró: "Aquí no hemos venido a juzgar al Rey, ni muchísimo menos. Es más, yo nunca hubiera venido, personalmente, a ejercer una acción contra su majestad el Rey porque soy profundamente monárquico, como catalán y como español". Fue entonces cuando subrayó que la acusación estaba instando a su defendido, el expresidente cántabro a reconocer que había mentido y era algo que no haría.