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Juan Sebastián de Elcano llega por primera vez a Polonia

Elcano navegando en el Canal de Szczecin
Elcano navegando en el Canal de Szczecinlarazon

La semana pasada nos despedíamos de ustedes unos momentos antes de acometer nuestra entrada en Szczecin, en unas jornadas en la que compartimos el orgullo español en medio del mar Báltico de una manera inesperada

La semana pasada nos despedíamos de ustedes unos momentos antes de acometer nuestra entrada en Szczecin, en unas jornadas en la que compartimos el orgullo español en medio del mar Báltico de una manera inesperada. Comenzábamos la semana dando todo el aparejo para navegar en las inmediaciones del parque eólico marino de Wikinger, una gran obra de la ingeniería española, diseñado en España, construido en gran parte por empresas españolas como Navantia, y operado por una empresa española, Iberdrola. Una bonita estampa del uso del viento con sello español.

La llegada a Szczecin fue también sin duda una nueva sensación; sintiéndonos los primeros en penetrar a través del río Oder en Polonia a bordo del “Juan Sebastián de Elcano”, y es que nunca antes, nuestro bergantín-goleta había recalado en estas tierras. Pudimos observar a ambas bandas el espectacular paisaje del Noroeste del país; verdes campos y frondosos bosques nos recibieron aquella mañana, con un calor que para nada esperábamos en estas latitudes.

En esta primera visita del Juan Sebastián Elcano a Polonia en 91 años, la gente se volcó con nosotros y nos hizo saber que hemos tardado mucho en venir. También nos demostraron lo que los polacos quieren a los españoles, en el año que se cumplen 100 años de las relaciones diplomáticas entre nuestros dos países. Además, coincidió nuestra llegada con la semana naval de Szczecin y Elcano fue el gran protagonista con más de 7000 visitantes en solo 3 días. Pese a que nuestros idiomas son bastante diferentes, no se cortaban en sacar el traductor del móvil y hacernos preguntas durante las visitas, les interesaba todo lo que les contábamos y nosotros estábamos encantados de hacerlo.

Durante el puerto tuvimos varias comisiones entre las que podemos destacar la visita a un Kintergarden, es decir a una guardería, cuyos niños nos recibieron el día de nuestra llegada con banderas de España y hasta nos prepararon una coreografía, así como una visita guiada por la ciudad, donde pudimos entender la complicada historia de Polonia y su resurgir. A su vez disfrutamos de una entretenida tarde de voleibol contra la Academia Marítima de Szczecin y un campeonato de fútbol donde quedamos en segunda posición, contra equipos de la ciudad y de otros barcos. El ambiente festivo por nuestra llegada y el amable trato de los polacos nos hicieron disfrutar al máximo estas actividades. También, hemos podido emplear nuestro tiempo libre para visitar interesantes lugares de la zona tales como el castillo de los Duques de Pomerania o el Lago Esmeralda. Del domingo, que celebramos nuestra tradicional jura de Bandera, nos gustaría destacar el fantástico discurso del Sr Embajador de España en Polonia, un discurso lleno de sentimiento y sinceridad en el cual destacó y agradeció el papel de la Armada Española y el orgullo (muchas veces olvidado) de sentirse español. Ese orgullo patrio del que sólo nos damos cuenta desgraciadamente cuando estamos lejos de nuestras fronteras.

El pasado lunes, mientras efectuábamos nuestra salida de puerto, nos despedían locales desde el muelle, así como la misma clase de niños de la guardería que nos recibió, todos con banderitas de España. Nos despedimos de este puerto tras unos días intensos, con la certeza de haber dejado huella en esta primera visita del Elcano a Polonia. En cuanto a nosotros los Guardiamarinas, se ha convertido en uno de aquellos sitios a los que se espera volver algún día. Una vez se dejaron de ver las banderitas y las manos en señal de despedida, pusimos la mirada ya hacia nuestro próximo destino. Y próximo en el pleno sentido de la palabra ya que hoy miércoles ya nos disponemos a entrar en esta marinera ciudad de Kiel, Alemania. Tras 6 horas de navegación, una vez abandonado el río Oder, salíamos de nuevo al Báltico y poníamos rumbo directo a esta ciudad germana. Al ser tan corta la navegación, sólo dispondremos de tiempo para montar un par de guardias y preparar el buque para nuestra última escala internacional. Aparte de sentir la habitual inquietud por adentrarse en lo desconocido, esta escala será especial por la celebración de la semana naval de Kiel, de la que sólo hemos oído hablar cosas buenas. Será un gran encuentro de buques de distintas Armadas dentro de la Semana Naval de Kiel, que seguro nos va a ofrecer momentos inolvidables como todos los puertos que estamos visitando en este crucero de instrucción.

Sin más novedad, la próxima vez que tenga noticias nuestras será ya de camino a nuestra querida España y esperamos con ansia contarle nuevas experiencias. Buen viento y buena mar.