Investigación
El juez autoriza un nuevo examen psiquiátrico al asesino confeso del sacristán de Algeciras
Dos médicos designados por su defensa se trasladarán el próximo jueves al hospital penitenciario de Sevilla donde está ingresado
Yassin Kanjaa, el supuesto yihadista imputado por el asesinato de un sacristán en Algeciras el pasado 25 de enero, será sometido a un nuevo examen psiquiátrico. El juez de la Audiencia Nacional Joaquín Gadea ha aceptado la petición de la defensa del investigado y en una providencia a la que ha tenido acceso LA RAZÓN ha dado su visto bueno a que dos psiquiatras designados por los abogados del joven marroquí se desplacen el próximo jueves al hospital psiquiátrico penitenciario de Sevilla, donde se encuentra ingresado, para realizar un informe pericial sobre su salud mental.
Todo con el objetivo de determinar si Yassin Kanjaa estaba o no en el pleno uso de sus facultades mentales, lo que determinará si es posible imputarle los delitos de asesinato y lesiones con fines terrorista que le atribuye el instructor, y que podrían acarrearle una condena de prisión permanente revisable.
El pasado enero, Gadea ya ordenó que dos forenses de la Audiencia Nacional examinaran al investigado para realizar un informe psiquiátrico, un dictamen que concluyó que padecía un posible trastorno delirante. A la espera de que ese informe sea ampliado, el magistrado acordó el pasado abril su internamiento en un centro psiquiátrico penitenciario, donde todavía permanece. Con este nuevo informe de parte, la defensa de Yassin Kanjaa pretende acreditar que al supuesto autor del apuñalamiento y decapitación del sacristán, que además también hirió a un párroco, no se le puede atribuir responsabilidad penal por problemas psiquiátricos.
"Ataque yihadista"
Tras tomarle declaración, el juez de la Audiencia Nacional acordó el pasado 30 de enero su ingreso en prisión al considerar los hechos como "un ataque yihadista dirigido tanto contra sacerdotes que profesan la fe de la Iglesia Católica como contra musulmanes que para el investigado no siguen los preceptos del Corán". Un comportamiento que el instructor atribuye a "un proceso de radicalización religiosa".
En respaldo de esa supuesta radicalización de Yassin Kanjaa, Gadea reseñaba en su auto que las declaraciones de varios testigos apuntan a que ese cambio se produjo "en el último mes o mes y medio", pues hasta ese momento llevaba una vida "normal". Sus compañeros de piso explicaron que un tiempo atrás "bebía alcohol y fumaba hachís" hasta que "cambió de hábitos de manera radical, escuchando de manera asidua el Corán a través de audios desde su teléfono móvil".
El auto de prisión destaca que el detenido "mantenía y mantiene un compromiso implícito con su visión del islam encontrándose plenamente radicalizado en terrorismo yihadista", lo que culminó, tras un "rápido" adoctrinamiento ideológico, con la comisión del ataque en Algeciras, en el que buscaba "consciente e intencionadamente" causar "el mayor daño posible".
La Audiencia retiene la investigación
Hace solo unos días, Gadea rechazó de nuevo inhibirse de la investigación y remitir la causa a un Juzgado de Algeciras y reiteró que todos los indicios apuntan a que se trató de un ataque terrorista de carácter yihadista.
"La identidad de las personas agredidas, el lugar de comisión de los hechos, los datos aportados al procedimiento sobre acceso a páginas de internet y las propias manifestaciones realizadas por el investigado en su declaración permiten deducir que el fin pretendido", -argumentaba- encajan en los parámetros de un delito de terrorismo, cuya competencia corresponde a la Audiencia Nacional.
Decapitado a machetazos
Según ha puesto de relieve la investigación, ese 25 de enero Yassine Kanjaa acudió a la iglesia de San Isidro de Algeciras y, tras vociferar en el templo expresiones religiosas sobre la Biblia y el Corán en una «actitud desafiante», protagonizó una disputa tras la cual decidió marcharse. Regresó a su domicilio, mantiene el juez, «con el objetivo claro y definido de ejecutar los hechos» investigados, para lo que cogió «un machete de grandes dimensiones» y lo ocultó bajo la chilaba, apagó su teléfono móvil y lo guardó en un cajón.
De nuevo en la calle, agredió «con intención de matarle» a la primera de sus víctimas, un español de origen marroquí al que ataca por ser «converso y no practicar la auténtica religión, el islam». Yassine regresa entonces a la iglesia de San Isidro profiriendo gritos en árabe y, cuchillo en mano, golpea en la nuca a un sacerdote que intentaba huir.
A continuación, se dirige a un segundo templo, la iglesia de Nuestra Señora de la Palma, donde se encuentra el sacristán, Diego Valencia, que intenta huir perseguido por el imputado, «quien no cesa en el ataque, profiriendo continuos golpes con el machete».
Cuando se encuentra en el centro de la Plaza Alta, la víctima cae al suelo y Yassine Kanjaa le asesta «dos golpes mortales dirigidos a la decapitación» del sacristán. El supuesto terrorista se dirigió a otra parroquia, el Santuario de Nuestra Señora de Europa, «realizando un gesto de victoria apuntando su machete hacia el cielo». Allí empieza a golpear la puerta a patadas, no consiguiendo abrirla, por lo que continúa la marcha por la calle Murillo hasta el conocido como «Mirador del Muro», donde vuelve a realizar el gesto de la victoria y es finalmente detenido.
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