El desafío independentista

JxCAt y ERC se dan una semana para la no investidura de Sánchez

Tras el nuevo fracaso será Puigdemont quien decida pero se espera que haya president el 23

La portavoz parlamentaria de Junts per Catalunya, Elsa Artadi, la semana pasada en el Parlament catalán
La portavoz parlamentaria de Junts per Catalunya, Elsa Artadi, la semana pasada en el Parlament catalánlarazon

Tras el nuevo fracaso será Puigdemont quien decida pero se espera que haya president el 23.

El mundo soberanista se prepara para un nuevo «tour de force» con el Estado. El presidente del Parlament, Roger Torrent, ha fijado un nuevo Pleno, con un nuevo candidato tras la ronda de contactos de esta semana, pero sin fecha. El ex presdiente de la ANC Jordi Sánchez se someterá a una nueva investidura que tiene todos los visos de no salir adelante, porque el magistrado Pablo Llarena puede no conceder el permiso para que pueda asistir a la investidura, y porque el independentismo no tiene los votos necesarios para investir al «presidente provisional de la Generalitat autonómica», como se refieren a él en el entorno de Junts per Catalunya. Con este mensaje intentan que su sector más duro acepte la candidatura porque Carles Puigdemont seguirá siendo «el presidente legítimo» y no se cierra la puerta a su investidura en esta legislatura, una vez superados los problemas judiciales. En definitiva, el ex president de la Generalitat quiere seguir mandando y «en cuánto más débil sea el candidato, mejor», apunta un buen conocedor de las bambalinas independentistas.

La portavoz parlamentaria de Junts per Catalunya, Elsa Artadi, dijo en la cadena pública TV3 que «tenemos ligada la investidura a tres». «Eso es mentira. Cada día es un festival», comentó al conocerse la noticia un destacado líder de su propio partido. Minutos más tarde, el partido de la CUP negaba la mayor porque «sólo votarán a Puigdemont». O sea, que los independentistas sólo tienen la mayoría necesaria si Puigdemont y Toni Comín dejan su escaño. Tras la decisión de la Justicia alemana no está claro que Puigdemont pueda delegar el voto porque no está en prisión y Comín no tiene ninguna intención de dejarlo. El viernes volvió a pedir que los Comunes se abstengan. La formación morada se negó e insisten en que «los independentistas deben aceptar que, como mínimo, sus líderes quedarán inhabilitados. Deben proponer nuevas alternativas en un nuevo período». Comín no se doblega y «no dejará el acta sino se lo pide expresamente Puigdemont», apuntan desde JxC. En Esquerra afirman que «se lo volveremos a pedir». Incluso le han sugerido al diputado Comín –más cercano a JxC que a ERC– que envíe a alguien de confianza su renuncia para hacerla efectiva de forma inmediata «porque el trámite dura entre 48 y 72 horas desde que se presenta y no estamos para más dilaciones». No parece que Comín lo haya hecho «porque no se fía de nadie».

«Volveremos a un tira y afloja en estas dos semanas», apunta un líder independentista para añadir: «Sabemos que Sánchez no podrá ser investido. La única incógnita es si Puigdemont seguirá moviendo piezas o tras el fracaso de Sánchez, Junts Per Catalunya presentará por fin un candidato que se pueda elegir». Esto deberá suceder esta misma semana. Torrent pedirá hoy al juez Llarena que deje asistir a Sánchez a su investidura. El magistrado deberá contestar en 24 o 48 horas. El presidente del Parlament baraja la posibilidad de convocar el Peno para el jueves, a lo más tardar el viernes. Mientras los independentistas pondrán altavoces al «hay que respetar la decisión de la ONU», (el Comité de Derechos Humanos instó recientemente a España a garantizar los derechos políticos del diputado Jordi Sánchez) un mantra reiterado por Puigdemont hasta Pere Aragonés, el hombre que aspira a la vicepresidencia del Govern, pasando por Roger Torrent. Según fuentes conocedoras de las conversaciones, «el Pleno no se celebrará si el magistrado Llarena no autoriza la presencia de Sánchez. Otro Pleno para protestar no tiene sentido», apuntan.

Si fracasa la investidura de Sánchez, en ERC esperan que JxC presente un candidato en 24 o 48 horas, cumpliendo el pacto alcanzado antes de la salida de la cárcel de Puigdemont. Así se llegará al próximo fin de semana y «lo lógico es que antes del 23 de abril, la Diada de Sant Jordi, tengamos presidente efectivo». Sin embargo, este camino no está resuelto. En JxC hay un sector que no tiene ninguna intención de resolver la cuestión de forma inmediata y no descarta volver a proponer a Puigdemont «aunque su abogado no es partidario por la cuestión alemana. Si se presenta puede ser enviado a España de forma inmediata, y detenido».

Los más optimistas esperan candidato para el próximo fin de semana porque el diputado de JxC, Jordi Sánchez, «tiene corto recorrido» y esperan que Carles Puigdemont no ponga impedimentos, aunque «su petición al Estado para que no ponga pegas a Jordi Sánchez abre todas las dudas» porque «volverá el discurso de que España no quiere diálogo». En Esquerra Republicana si no hay candidato presentará a «Ernest Maragall o a quien sea. Será el candidato de los últimos cinco minutos para mostrar nuestro compromiso para evitar elecciones». El adelanto electoral es la clave. «A todos nos conviene hacer gobierno», dicen. No está tan claro que el ex president de la Generalitat esté en estas tesis.