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La Fiscalía acusa al juez de «discriminar» a la Infanta por acusarla sólo con sospechas

El fiscal Pedro Horrach desliza una acusación implícita de prevaricación contra el instructor José Castro

El fiscal Pedro Horrach, ayer, a la salida de los juzgados de Palma de Mallorca
El fiscal Pedro Horrach, ayer, a la salida de los juzgados de Palma de Mallorcalarazon

El juez del caso Nóos ha decidido suspender por el momento la declaración como imputada de la infanta Cristina prevista para el día 27 de abril en los Juzgados de Palma, después de que la Fiscalía Anticorrupción haya recurrido la imputación.

Discriminatoria, basada en meras sospechas, inconsistente, especulativa... El fiscal Anticorrupción Pedro Horrach se despacha a gusto en su recurso de apelación contra la imputación de la Infanta Cristina en el «caso Nóos», acordada por el juez José Castro el pasado miércoles. A lo largo de los veinte folios de su escrito –presentado ayer ante el propio magistrado, que deberá elevarlo a la Audiencia Provincial de Palma después de que las distintas partes presenten sus alegaciones–, el representante del Ministerio Público rebate uno a uno los 14 indicios esgrimidos por el instructor para sustentar la medida adoptada. Y es que para Horrach «los indicios acumulados a lo largo de esta extensa investigación», que da por concluida, contra la hija del Rey «no poseen entidad penal», por lo que se pregunta por «el sentido que tiene su citación en calidad de imputada». Por eso vaticina que la iniciativa del juez terminará, «necesariamente», con el «sobreseimiento de la causa» respecto a Doña Cristina.

El fiscal recuerda a Castro –que ayer mismo decidió aplazar la citación de la Infanta prevista para el próximo 27 de abril– que «la imputación a una persona de hechos que, a priori, no presentan rasgos delictivos supone, cuando menos, un trato discriminatorio». Y subraya que de las numerosas declaraciones prestadas en la causa, de las comisiones rogatorias cursadas a Andorra, Luxemburgo y Suiza, de la abundante documentación analizada y de los registros practicados, «únicamente ha podido extraerse que Doña Cristina figuraba como vocal del Instituto Nóos, que su nombre aparecía reflejado en el folleto publicitario del mismo y que ostentaba participaciones sociales en la entidad mercantil Aizoon». En términos muy severos y un tanto insólitos, Horrach desliza una acusación implícita de prevaricación contra el instructor al asegurar que «el procedimiento judicial persigue la búsqueda de la verdad material, no de ajustarla a expectativas o sospechas personales, deformándola».

La Fiscalía insiste en que, desde que hace un año Castro rechazara imputar a la Infanta, como pedía el sindicato Manos Limpias, por considerar los indicios esgrimidos contra ella «inconsistentes y débiles», no hay «absolutamente» ningún elemento incriminatorio nuevo que justifique el cambio de criterio. «No alcanza este fiscal a comprender por qué sólo unos meses más tarde se apela a los mismos hechos y datos para sustentar la conclusión contraria».

El auto del juez, mantiene Anticorrupción, «ni realiza relato de hecho ni valoración incriminatoria concreta ni refiere el instructor qué norma del Código Penal presuntamente se infringe». Y si lo que se apunta, añade, es un supuesto tráfico de influencias, «la mera aparición de un nombre en los folletos informativos o de presentación de una entidad no es en sí mismo suficiente» para cometer el delito si no se trata de influir en otra «para alterar el proceso motivador de ésta en la toma de una decisión», una hipotética conducta de Doña Cristina que «no aparece en el auto objeto de imputación». Insiste, además, que el ex director de Deportes del Gobierno balear José Luis Ballester declaró que nunca vio el folleto en el que figuraba la Infanta y ni sabía que ésta fuera vocal de Nóos. Si el responsable político «supuestamente influenciado», se pregunta Horrach, desconoce estos hechos y «no trató o gestionó de algún modo con ella temas vinculados a dicha asociación, ¿cómo puede ejercer aquélla una influencia delictiva?».

La clave

Discrepancias exclusivamente «jurídicas»

La buena sintonía entre el fiscal Pedro Horrach y el juez José Castro no es ningún secreto. Ambos han reconocido que les une una relación de amistad y parece que sus diferencias son solo profesionales. A su llegada a la Audiencia Provincial, Horrach recalcó que no ha recibido «ninguna presión» desde Madrid para presentar el recurso y que la discrepancia con Castro es exclusivamente «jurídica» y está «dentro de la normalidadad». Negó que haya un «distanciamiento» con el juez.

Perfil

Un fiscal Anticorrupción con 12.000 folios y un pendrive

Hasta ahora, su papel de ariete contra la corrupción balear iba de la mano del juez Castro, con quien le une una muy buena relación. Cuentan quienes le conocen que sus discrepancias por la imputación de la Infanta no socavarán ese vínculo. Habrá que esperar para comprobarlo. Meticuloso, infatigable, Pedro Horrach, mallorquín de 46 años enamorado de su tierra, ha dado muestras de su estilo incisivo en los numerosos interrogatorios del «caso Nóos», incluido el del duque de Palma. Nunca le ha temblado el pulso (el propio Urdangarín y el presidente balear Jaume Matas pueden dar fe de ello), por eso ahora le duele especialmente que se especule con que no se ha atrevido a respaldar al juez en la imputación de Doña Cristina. Fiscal por vocación, lleva los más de 12.000 folios de la investigación en la cabeza. Y también en un pendrive que siempre le acompaña. Por si acaso.