El desafío independentista

La Generalitat monta una red de 25 asociaciones para promover el independentismo

Llaman especialmente la atención los panfletos en inglés de «Help Catalonia» o de «Col-lectiu Emma».
Llaman especialmente la atención los panfletos en inglés de «Help Catalonia» o de «Col-lectiu Emma».larazon

El movimiento independentista parece espontáneo y profundamente social. Pura estrategia para penetrar mejor en la piel ciudadana. LA RAZÓN ha tenido acceso a un exhaustivo informe sobre el entramado independentista y las conclusiones tienen muy poco que ver con la imagen idílica del asociacionismo virgen y puramente ideológico. Estos colectivos ni salen de la calle ni los sostiene la calle, sino que nacen en el poder institucional y se sostienen en ese poder institucional. Además, el citado informe, que ha llegado a la dirección nacional del PP, prueba que entre 25 plataformas independentistas catalanas se está constituyendo un verdadero entramado operativo de difusión informativa y de movilización del activismo.

Para llegar con más eficacia al mayor número de colectivos sociales, desde el poder institucional se ha creado un sistema de plataformas que parecen independientes, pero que trabajan de forma interdependiente. A tal fin, aprovechan los recursos generados por cada una de ellas; y se han especializado en áreas y sectores de actuación. Todas estas asociaciones comparten bases de datos con los argumentos perfectamente ordenados según la tipología de las preguntas a contestar. Para cada pregunta, su respuesta. También se distribuyen las presentaciones y el material de difusión en castellano, catalán y en otros idiomas.

Dentro de la especialización, las hay dirigidas a castellanoparlantes; otras, dirigidas a empresarios (en las que se ofrece, por ejemplo, la posibilidad de calcular la nómina en un Estado catalán); y otras, de carácter municipalista. Por poner sólo unos cuantos ejemplos. Algunas de ellas han sido orientadas con el objetivo de especializarse a nivel internacional y hay, de hecho, colectivos de prestigiosos economistas que producen manifiestos, como voz autorizada, con los argumentos a favor del proceso independentista.

Para favorecer la movilización territorial estas plataformas se coordinan a través de un amplio catálogo de soportes documentales. Y juegan con fuerza en las redes sociales, incluso a nivel internacional.

Detrás de todas ellas existe un apoyo institucional fuerte, que es la base que da consistencia a todo el entramado. La Generalitat mantiene una gran opacidad sobre esta cuestión, pero es más que probable que la mayoría se financien con recursos públicos, a través de subvenciones y de convenios.

El reparto de papeles al servicio de la causa independentista, que lideran ERC y el Gobierno de la Generalitat, deja un amplio catálogo de actuaciones sectoriales. Por citar algunas, llaman especialmente la atención los panfletos en inglés de «Help Catalonia» o de «Col-lectiu Emma».

En paralelo, CiU y ERC están en la estrategia de dosificar un lenguaje belicista dirigido a encender y alimentar el sentimiento pasional en la defensa de los intereses de Cataluña, por encima de cualquier debate racional. El crecimiento del sentimiento independentista es como reacción en contra de España y de la supuesta política hostil del Estado español hacia Cataluña. Todo se sostiene en una idea eje: el supuesto maltrato fiscal y político por parte del Gobierno español y que afecta al bienestar de los catalanes. Por supuesto, la gestión de la Generalitat no entra en ningún momento en el debate.

Además, el sector independentista ha sido hábil a la hora de volver también a su favor cualquier cuestionamiento de sus verdades bajo la equiparación del discurso crítico con el discurso del miedo.

El análisis del lenguaje institucional es sumamente significativo. Cualquier día en las páginas oficiales de la Generalitat se pueden leer titulares de este tipo: «el Estado está provocando sufrimientos innecesarios a la población»; «la acción exterior del Gobierno, una necesidad de país»; «la policía de Cataluña, estructura de estado»; «el estado ahoga económicamente a la Generalitat»... Y el análisis del lenguaje de los líderes de opinión lleva a las mismas conclusiones. Llaman a la resistencia pasiva, denuncian que la maquinaria del Estado se moviliza «para frenarnos o esclavizarnos»; o sostienen que la Generalitat está sometida a una asfixia económica «con el objetivo de que la gente se rebele». El complemento final a todo este despliegue político-social por la independencia está en las librerías, inundadas en estos días de publicaciones a favor de la causa de la Nación catalana.