Caso Nóos
La herencia que financió la acusación del «caso Nóos»
Manos Limpias ha podido costear la acción popular en el « caso Nóos» gracias a 179.331 euros que le dejó en testamento un anciano. «Sin ese dinero habría sido muy complicado», admiten
El sindicato Manos Limpias ha podido hacer frente al desembolso económico que le ha supuesto, durante cuatro años, el ejercicio de la acusación popular en el «caso Nóos», gracias a una herencia
Verano de 2013. El «caso Nóos» acumula ya tres años de instrucción y un voluminoso sumario con decenas de miles de folios. Hacienda ha atribuido por error a la Infanta Cristina la venta de trece fincas en 2005 y 2006 y el juez José Castro está entregado a la tarea de esclarecer el embrollo registral. Mientras se suceden las diligencias, indiferentes a la canícula, en una residencia de Vallecas (Madrid) lloran el 3 de agosto la muerte de un anciano, Eduardo Cuadros, de 81 años. Soltero y sin hijos, sus últimas voluntades serán determinantes para que el sindicato pueda seguir ejerciendo la acusación popular.
Manos Limpias ha tenido que hacer frente a un considerable desembolso durante todos esos meses para poder ejercer la acción popular en un procedimiento que exige periódicos desplazamientos a Palma de Mallorca. Viajes de avión, hoteles, dietas... La lista de gastos no hace más que crecer y empieza a poner en un aprieto la labor del colectivo de funcionarios que preside Miguel Bernad.
¿Cómo ha costeado Manos Limpias su personación en un proceso tan prolongado? ¿Quién ha pagado las decenas de viajes de su representación letrada, que ejerce la abogada Virginia López Negrete, a Palma de Mallorca?
«Valoraba nuestro trabajo»
Lo cierto es que, pese a las inevitables elucubraciones, ese agosto de 2013 el sindicato –la única acusación que reclama que Doña Cristina sea juzgada– arrastra un considerable número de facturas sin pagar a consecuencia del ejercicio de la acusación en el «caso Nóos». «Teníamos pendientes cantidad de gastos por los numerosos viajes a Palma, hasta el punto de que, para ahorrar, sólo se desplazaba a Mallorca la abogada, ni siquiera yo», explica Bernad.
Pero, inesperadamente, una herencia está a punto de solucionar esos acuciantes problemas de financiación que comprometen su presencia como acusación en «Nóos». Don Eduardo, el anciano fallecido en la residencia madrileña, ha decidido repartir su patrimonio entre varias órdenes religiosas e instituciones sin ánimo de lucro «para que puedan seguir desarrollando su labor en beneficio de la sociedad». «Tenía tierras en Palencia, y ya en vida dejó parte de sus bienes a los monjes trapenses de Palencia, en cuyo monasterio está enterrado», explica Bernad.
Un año antes de morir, don Eduardo se puso en contacto con el presidente de Manos Limpias. «Valoraba mucho nuestro trabajo y quería conocerme, así que acudí. Después fuí a verle tres o cuatro veces a la residencia e incluso le regalé una Virgen del Pilar con un manto de la Guardia Civil que le hizo mucha ilusión, porque era muy religioso, y siempre la tenía en su mesilla de noche», recuerda Bernad. «En una de esas visitas, me comentó que el día que falleciese quería dejarnos un legado para que pudiésemos continuar nuestra labor», añade. Don Eduardo era un hombre de palabra. Y así lo hizo.
En su testamento, incluye como beneficiarios a la orden de San Vicente de Paul (35%); Manos Unidas (20%); a las congregaciones de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, Hermanitas de los Pobres y Salesianos (cada una con un 10%) y... Manos Limpias, a quien lega un 15% de su patrimonio. El inventario de bienes arroja un importe neto, después de gastos, de 1.264.025 euros, fundamentalmente en acciones, aunque también incluye un inmueble.
La partición de la herencia deja en las arcas de Manos Limpias 179.331,78 euros, suficientes para salir del atolladero económico en el que se encuentra el sindicato en el «caso Nóos». «Ese dinero nos permitió poder hacer frente al proceso y regularizar las deudas pendientes. De otra forma habría sido muy complicado afrontar esos gastos –reconoce Bernad–. Ahora mismo estamos al día, a la espera de lo que nos suponga el juicio».
Pese al alivio de tener las facturas al corriente, el presidente de Manos Limpias entona su particular lamento. «En este caso hemos estado completamente solos. No nos ha apoyado nadie», se queja. Salvo don Eduardo, claro. «Le hemos encargado unas misas gregorianas», cuenta un agradecido Bernad. Las gregorianas del «caso Nóos».
Una herencia que vale una acusación
Una herencia total de 1,2 millones de euros
El anciano, fallecido en agosto de 2013, dejó en herencia 1,2 millones de euros, la mayoría en acciones de diversas entidades como el BBVA, Banco Santander y Deutsche Bank.
Seis beneficiarios
El fallecido repartió su patrimonio entre la orden de San Vicente de Paul (35%), Manos Unidas (20%), Manos Limpias (15%) y Hermanitas de los Ancianos Desamparados, Hermanitas de los Pobres y Salesianos (10% cada uno).
Acciones de bancos y un inmueble
El legado de don Eduardo, que falleció en una residencia de Vallecas a los 81 años, incluía numerosas acciones y también un inmueble con un valor catastral de 23.671 euros.
179.331 euros para manos limpias
A Manos Limpias el 15 por ciento de la herencia que le legó el fallecido le supuso finalmente un ingreso de 179.331 euros, que permitieron al sindicato pagar las facturas pendientes por los gastos acumulados en los tres años de instrucción del «caso Nóos».
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