Barcelona

Los Reyes presiden una emotiva misa en recuerdo de Don Juan

La Familia Real se reúne en El Escorial para conmemorar el 25 aniversario de su fallecimiento. «Sin su generosidad, España no hubiera tenido reconciliación social», destacó el arzobispo.

La infanta Cristina (2d), y la Infanta Elena (i), durante la misa por don Juan de Borbón en el 25 aniversario de su muerte
La infanta Cristina (2d), y la Infanta Elena (i), durante la misa por don Juan de Borbón en el 25 aniversario de su muertelarazon

La Familia Real se reúne en El Escorial para conmemorar el 25 aniversario de su fallecimiento. «Sin su generosidad, España no hubiera tenido reconciliación social», destacó el arzobispo.

El frío instalado en la basílica y el uniforme color negro, de luto, entre los asistentes cubrieron de solemnidad las palabras del arzobispo castrense Juan del Río. Sólo los animados frescos del pintor Luca Giordiano en el techo rompían con la esencia del recuerdo por el rey que nunca llegó a reinar. Ayer, el 25 aniversario por la muerte de Don Juan reunió a toda la Familia Real y del Rey en el Monasterio de El Escorial. En total, según datos de Zarzuela, alrededor de 250 invitados. La hermana del Rey Juan Carlos, Doña Margarita, fue de las primeras llegar, acompañada por su marido, Carlos Zurita, y su hija, María. Por el contrario, se notó la ausencia de la primogénita del Conde de Barcelona, Doña Pilar, que no asistió. Las dos hermanas del Rey, la Infanta Elena y la Infanta Cristina, llegaron solas, sin sus hijos, y se acomodaron en las primeras filas junto al resto de Familia. Minutos después entraron los Reyes Juan Carlos y Sofía, junto a su hermana Irene de Grecia. Hasta las doce del mediodía, en que comenzó la ceremonia, no llegaron los Reyes, cuya entrada acompasó el Himno Nacional. Ocuparon un sitial de honor junto al altar, en el lado del Evangelio, desde el que siguieron la misa. Como concelebrantes, el prior del monasterio, Modesto García, y el abad del monasterio de El Poblet, Octavio Vilá, ya que en dicho monasterio se encuentran los restos mortales de los anteriores Condes de Barcelona, salvo los de Don Juan.

Del Río señaló que nuestro país debe «gratitud y reconocimiento» a Don Juan, sin cuya «generosidad difícilmente hubiera gozado España de la reconciliación social, la democracia y el desarrollo del que disfruta hoy día». «Sin llegar a reinar, consiguió para nuestro país abrir nuevos tiempos de paz, progreso y modernidad y para ello no regateó sacrificios», aseguró el arzobispo, quien ya ofició en 2013 la misa por el centenario del nacimiento del que fue heredero a la Corona en el exilio durante más de 30 años, desde que su padre, Alfonso XIII, lo declarara Heredero de la Corona en su testamento el 8 de julio de 1939.

Después de una vida de espera, Don Juan tuvo que renunciar a sus derechos sucesorios para que su hijo Don Juan Carlos fuera Rey tras el mandato de Franco. «El amor inmenso a España, que caracterizaba fundamentalmente al Rey Alfonso XIII, me lo inculcó desde niño, y creo no sólo haberlo conservado, sino quizá aumentado en tantos años de esperanza ilusionada», manifestó en su discurso de renuncia en una ceremonia íntima en el Palacio de la Zarzuela en 1977.

Del Río destacó ayer cómo Don Juan vio «truncada su vocación de marino, para entregarse a encarnar y defender la legitimidad his­tó­ri­ca que le encomendó su padre el Rey Don Alfonso XIII. Luego asumió los sinsabores de un largo exilio, el dolor de nuestra contienda civil, las incomprensiones de cercanos y lejanos». El arzobispo continuó, destacando que fue «norte y guía y salvaguarda de una monarquía que fuera de todos y para todos, lejos de sectarismos y partidismos», por lo que, erigiéndose en nombre de todos los asistentes que han compartido con Don Juan distintos momentos de su vida, aseveró: «Admiramos su ejemplo de patriotismo, sentido del deber, humanidad, diálogo y gran apertura de espíritu; esta riqueza de valores dio nuevo rostro a la institución monárquica, acorde con los tiempos actuales», recalcó.

Después de la misa, todos los invitados se reunieron cerca de la Basílica durante una hora. Por parte de la familia de Don Juan acudieron representantes de las familias Torlonia Borbón, Marone Borbón, Borbón-Dos Sicilias, Czartoryski, Bagration, Baviera, Orleans, Orleans-Braganza, Orleans Borbón, Borbón-Dos Sicilias y Saboya Aosta, Borbón-Dos Sicilias y Lubomirska y Borbón Dampierre. Entre ellos, Kalina de Bulgaria y Kitin Muñoz, Miriam Ungría acompañada por su hijo Boris de Bulgaria, Cristina de Borbón Dos Sicilias con su hija Victoria López Quesada, Víctor García de la Concha, Konstantino de Bulgaria, Pedro de Borbón Dos Sicilias, Fernando y Simoneta Gómez Acebo, Beltrán Gómez Acebo y Andrea Pascual, el duque de Alba, Carlos Fitz Stuart, el periodista y escritor Alfonso Ussía, así como representantes del Consejo Privado de Don Juan, de la Casa de los Condes de Barcelona, de la Grandeza de España, de la Fundación Cultura de la nobleza española, de Fies, Grandes Maestranzas, y los alcaldes de los reales Sitios de San Lorenzo y La Granja. Por parte del Gobierno, acudió el ministro de Cultura, Educación y Deporte, Iñigo Méndez de Vigo. La última vez que la Casa del Rey organizó un acto en memoria de Don Juan de Borbón y Battenberg fue con motivo del centenario de su nacimiento, en el Palacio Real de Madrid, que también contó con la presencia de la Infanta Cristina.

Tras una dolorosa lucha contra un cáncer de pulmón, el abuelo de Felipe VI murió de cáncer en la Clínica Universitaria de Navarra, en Pamplona, el 1 de abril de 1993. Su cuerpo se trasladó al día siguiente al Palacio Real de Madrid para instalar una capilla ardiente y dos días después, en un día como el de ayer, se ofreció una misa que, además de la Familia Real, contó con la asistencia de altas autoridades del Ejecutivo. El féretro se trasladó posteriormente hacia el Monasterio de El Escorial, concretamente a la antesala del Panteón de Reyes, hasta que el cuerpo reúna las condiciones necesarias para trasladarse a la urna sepulcral en el Panteón.

«Cuantos estamos presentes en esta Basílica del Real Monasterio de El Escorial admiramos su ejemplo de patriotismo, sentido del deber, humanidad, diálogo y gran apertura de espíritu que él nos dejó», aseveró Del Río antes de terminar la misa. «Esta riqueza de valores personales dio nuevo rostro a la Corona».